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El Niño Sordo


Enviado por   •  21 de Mayo de 2013  •  5.325 Palabras (22 Páginas)  •  426 Visitas

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EL NIÑO SORDO

Características Psicológicas del niño sordo: Desarrollo Cognitivo

# El niño sordo Adquiere el mismo nivel de desarrollo cognitivo que el oyente aunque más lentamente

# Son capaces de realizar juego simbólico pero con mayor retraso y limitaciones que los oyentes

# Los códigos utilizados por los niños sordos reflejan las características del lenguaje natural de éstos, el lenguaje gestual

# Tienen una forma diferente de estructurar la realidad, una evolución diferente del juego y del lenguaje

Características del Juego Simbólico

# Su nivel de coordinación y organización del juego(integración) es menos maduro y avanzado que el juego de los niños y oyentes de la misma edad.

# La diferencia del juego del niño sordo se manifiesta en su habilidad para realizar secuencias del juego previamente planificados

# Tienen dificultad para sustituir objetos, por ejemplo, el hacer que un plátano sea un avión

# Se observa una clara preferencia por los juegos constructivos

Capacidad Intelectual

# Dentro de la población de personas sordas, en nivel intelectual tiene una variedad similar a la que presenta la población oyente.

# Puede aparecer retraso mental cuando ciertas etiologías, además de sordera producen afecciones neurológicas.

Memoria

# La capacidad de organizar los conceptos abstractos en la memoria es similar a la de los oyentes.

# Los procesos de organización y control de memoria en ambos comienza a una edad similar.

# Lo que ocurre es que los niños sordos rinden menos en las tareas de recuerdo como consecuencia de un déficit cognitivo

ESTIMULACIÓN PRECOZ

Los primeros años de la vida de un niño son los más decisivos. El problema que puede llegar a tener un hijo sordo está condicionado por el nivel de lenguaje en el momento de aparición de la sordera. Es diferente el desarrollo de un niño con el lenguaje oral y/o escrito adquirido que un niño que es sordo desde el nacimiento. Distinguiremos, pues, los niños con sordera congénita y los de sordera adquirida.

* Los primeros son niños con una gran dificultad de comunicación con el exterior ya que carecen de lenguaje (sordomudos). Éstos tienen más dificultades para relacionarse con los demás e interactuar con el medio. Cuanto más intensa sea la sordera mayor probabilidad de que haya mudez. A pesar de esta deficiencia, el niño sordomudo estimulado correctamente desarrolla un nivel de inteligencia normal .

* Los trastornos de la sordera adquirida varían en función de si ha aparecido antes de aprender a hablar y/o escribir o después. Si no hay lenguaje, la situación es parecida a los niños con sordera congénita. Si hay lenguaje en el momento de la aparición de la sordera, la dificultad para el desarrollo es menor.

Por todo ello, el diagnóstico precoz y la aplicación de un tratamiento adecuado son decisivos: la estimulación temprana, la utilización de prótesis (audífonos), la reeducación (aprendizaje de lenguaje por signos, lectura labial) y el tratamiento médico-quirúrgico (implantación de prótesis, intervenciones quirúrgicas, medicación…) siempre y cuando el equipo médico lo considere necesario.

La estimulación del niño con deficiencia auditiva deberá potenciar sus posibilidades de relación, comunicación y desarrollo global.

En un principio, se trabajarán las capacidades sensoriomotrices : visual, táctil y en algunas ocasiones, auditivo. Para ello debemos utilizar todo lo que pueda llamar su atención . Por ejemplo, acompañando los estímulos auditivos de vibraciones percibidas por el tacto - un molinillo de café, la lavadora, la voz grave de papá, la aspiradora…-.

Respecto al lenguaje , siempre que hablemos con nuestro hijo deberemos hacerlo de cara permitiéndole que pueda leer nuestros labios. La lectura labial facilita la comunicación (sobre todo en los casos de audición deficiente).

Los padres debemos evitar las conductas de sobreprotección y de rechazo y debemos, por encima de todo hablar, cantar, jugar con nuestros hijos… y, en la medida de lo posible, sin pensar "no me oye". Debemos considerar que aquello que afecta al niño con deficiencia auditiva no siempre es una cuestión de volumen sino más bien de calidad del sonido.

Cuanto más grave es la sordera más frecuentes son los trastornos de personalidad y de desarrollo afectivo .

El niño sordo suele ser más indisciplinado que los demás. A menudo no controla sus reacciones. Da muestras de cólera, agresividad o melancolía cuando se le lleva la contraria. Al enfrentarse a situaciones que no siempre puede dominar, el niño sordo reacciona a la defensiva, huye, se esconde y se aísla de un entorno que le es desagradable o dañino. La privación de comunicación y sus limitaciones en general, son percibidas por el niño como una fuente de frustración. Debido a su déficit, no entiende -como podría hacerlo un niño normal- las órdenes que se le dan en casa o en la escuela. Todos estos aspectos influyen sobre su personalidad y hay que tenerlos en cuenta a la hora de tratar sus conductas inapropiadas. Es recomendable la intervención de un psicólogo para tratar los problemas afectivos del niño y atender las necesidades de los familiares.

Los padres necesitarán ayuda y mucha dedicación para educar a un hijo con un trastorno auditivo y siempre deben evitar poner en segundo lugar a los otros miembros de la familia, especialmente a los hermanos. La paciencia, la constancia y la actitud positiva son imprescindibles para que la convivencia familiar se desarrolle dentro de unos límites de normalidad y se cree un ambiente emocionalmente estable en el que el niño pueda crecer equilibradamente.

ESTIMULACIÓN TEMPRANA

Debe iniciarse en cuanto se detecta la deficiencia. Las sesiones son individuales, de 45 minutos

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