El Pais De Uno
andrea.arias230 de Noviembre de 2014
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El país de uno
de Denise Dresser.
Dr. Dagoberto Flores Olvera
Estando al borde de caer en la trampa que forman las redes producidas por el empalago de la fama creada por una buena mercadotecnia y relaciones públicas, que aciertan en los colores y diseños creados por lo más selecto de los diseñadores de ropa mexicana, o por la estrategia de un moderno e icono peinado, podría decirse que lo de Denise es un estado cercano al de un político. Uno que está listo para ejecutar la política, pero no está listo para ser buen político, pues a la mayoría de ellos no les gusta ser ejecutores (no quiero decir ejecutivos o emprendedores; pues, Fox siendo uno que quiso ser lo que necesitaban ser los políticos, que sólo hablan y no realizan nada, no ejecutó lo que tenía que haber realizado). Denise es eso, la persona que teniendo una impresionante consciencia clara de la vida política de México, señala sin temores, en su nuevo libro El país de uno, las realidades indignas de un acontecer vergonzoso mexicano. Es un libro que por eso, llegó a ser un best seller, casi antes de salir para ser distribuido. En realidad así fue. Se agotó en varias librerías, a las pocas semanas de sus primeras presentaciones del libro. El papel de Denise en El país de uno, como su propio papel, es el de señalar. Aunque se atreve a dar algunos esbozos sobre algunas estrategias provenientes de la dimensión psicosocial, donde tiene pocas competencias, para ejecutar los cambios tan necesarios. Cambios urgentes e importantes, como diría Stephen Covey, si se aplican estas ideas, a los siete hábitos de la gente política altamente efectiva.
Este libro es un acumulativo de los señalamientos que Denis ha presentado en los últimos años en los artículos, clases y conferencias. Su estilo no es muy literario. el lenguaje oral es distinto al escrito, y su libro tiene más del primero. Pareciera ser una conferencia transcrita en un libro. Esta reseña tratará de emular ese lenguaje oral en partes. Pero, una buena reseña, implica, opinar con autoafirmación. Con la firmeza de las convicciones propias, sin dejar que un personaje por ser tan aplaudido y respetado, no se le pueda criticar. No estaríamos en una democracia funcional y transparente. No estaríamos midiendo con la vara que ella quiere que se mida a todos. Ni podríamos medir con una vara más pequeña que con la que ella mide. En su libro, esto mismo sugiere ella que se haga con las autoridades políticas y de gobierno.
Porque el papel de Denis ya fue dedicado ampliamente y por muchos años, al señalamiento de lo urgente y necesario. Hasta se señalan varios caminos importantes, para corregir lo señalado en esta telenovela política hecha tragedia. Y como las tragedias son noticia que se vende, este libro de Denis no podía ser menos que un best seller, por mostrar la sangre, los accidentes y todo aquello que muestran los periódicos best sellers.
Como diría un buen político, con coraza de rinoceronte, indiferente a la crítica: En realidad eso que dice Denise, lo dice con valentía, pero no es nada nuevo. No hay ni para qué inmutarse. Siempre hemos estado así. Todo el mundo lo sabe. Hasta la podemos aplaudir en el Congreso, por repetírselo en la cara a los congresistas. De todas maneras, de todos los mexicanos, ¿cuántos leen? ¿Cuántos de la clase media han leído a Denise? ¿Cuántos la conocen? ¿Cuántos van a leer El país de uno? Si ya pasan más de la mitad los pobres y pobres extremos, que ni tienen para comprar un libro. Aunque ella no espera que ellos la lean. Hay otra cuarta parte que sabe leer, pero no compra libros. Y de la otra cuarta parte, más de la mitad son menores de edad que ni voltean a ver estos libros. Y los interesados en los libros que escriben sobre política, son una muy pequeña minoría, que aún no tienen opinión ni participación en los procesos políticos. Y los que pudieran involucrarse, firme y sinceramente, en un cambio insostenible del desarrollo político del país de uno, que son cualquiera de los ciudadanos, no son suficientes como para que alguno de los partidos políticos, alguno de los que se roban nuestro petróleo, nuestros impuestos, nuestra dignidad, nuestros derechos, o hasta nuestro bienestar, hagan algo por prohibirle a Denise que se exprese. De todos modos, Denise acepta que este libro no lo escribió para los políticos, pues está cansada ya de señalarles las verdades, sin resultados. Al fin que, según los actuales políticos, ella es tan propia que no puede indignarse con coraje, enardecida de tal forma que pueda liderar un levantamiento que ni siquiera luce inminente. Porque el mexicano está tan lleno de anomia asiliente, que no cree que pueda decir: ¡sí se puede! No es un mexicano que brille por su resiliencia nómica, que le permita lograr todo lo que se propone. Un mexicano que pueda influir en su propio destino y menos influir en el destino nacional, porque tiene una incompetencia aprendida y un pesimismo aprendido, tal y como lo describe Martin Seligman, por que “no es nada nuevo”, cuando describe este fenómeno como una pandemia a nivel global. Denise lo describe, desde su primera página, con un enfoque político-económico, diciendo: Hoy el pesimismo recorre al país e infecta a quienes entran en contacto con él.
Sin embargo, Denise atrae a los críticos serios. Las salas donde iba presentando su nuevo libro, se abarrotaron de intelectuales y estudiantes importantes. De esa población tan pequeña pero que en realidad, es la población que a la larga, es la que hace los cambios. Un dicho decía: Cuando de alcanzar propósitos se trate, no importa lo despacio que vayas, siempre y cuando no te detengas. En realidad Denise no va despacio. Va incansable y constante, como el tren con el que ha soñado desde pequeña. Sin quitar el dedo del renglón. Ese es su papel y gran propósito del que está enamorada firmemente. Eso es lo que hace a las grandes personas que dejan huella, formando historia y siendo parte de ella. El país de uno, es una historia, no escrita por una historiadora. Es fuente para los que quieran escribir, sobre la verdadera historia de la triste y repugnante política mexicana. Verdades que no molestan a muchos. Verdades que se aplauden y se ríen de ellas indiferentes y sarcásticamente, por personas que no tienen el valor y les vale. Por que así es la cultura mexicana en general. Por eso, a los políticos obsoletos no les preocupa para nada que se escriba así tan claramente, de sus enormes y repugnantes manchas. Porque, sí llegan las palabras impactantes de Denise a líderes claves de opinión, pero aún estos no aprendieron a implementar o a ejecutar sus sueños. Son demasiados los padres mexicanos que enseñan a sus hijos a soñar, pero no les enseñan a volver realidad esos sueños. Y por lo tanto, estos líderes de opinión, no creen que puedan volver realidad sus sueños. Además, habría que preguntarse si estos son sus sueños.
Denise es una mujer que ya probó decirles las verdades a los políticos, en sus caras, cuando las señalaba en el Congreso, y aún así se paró el congreso para aplaudirle su valentía sin que pasara absolutamente nada entre los políticos. Les cayó en mucha gracia. Eso es lo más indignante entre las conciencias totalmente insensibles a las realidades nefastas y nauseabundas. Puede que el repetir de Denise, y repetir reiterativamente en sus conferencias, reportajes, clases en el ITAM, artículos y libros, pueda ser la gota lenta que termine de rajar la gran roca dura de la insensibilidad que abunda en los ciudadanos; habría que valorar si eso es suficiente para lograr una verdadera y completa democracia funcional, aún lejana en nuestra transición.
Mostrar el panorama desolador de México no es suficiente, ni es en nuestro país, el principio de las acciones que nos llevarán a lograr un cambio. La anomia asiliente está formada por ocho grandes forúnculos, por no llamarle pantanos: Desafrontamiento, dependencia, autoestima baja, desesperanza, pesimismo, inconsciencia, irresponsabilidad, insociabilidad e intolerancia a la frustración. El país de uno pudo haberse escrito alrededor de estos epistemas infecciosos que mantienen enferma la política de los países menos desarrollados, entre otras cosas. Pero si de señalar se trata, estas llagas deben señalarse. Aunque Denise no sea socióloga, psicóloga, pedagoga o antropóloga. Porque los politólogos tratan con muchos tratados, valga tanta redundancia. Por eso se llaman políticos los políticos. Porque los problemas de una nación abarcan también todas las dimensiones científicas de las humanidades. Por eso los Estudios Latinoamericanos o los Americanistas o Mexicanistas no pueden circunscribirse a una ciencia. O sólo a la Economía Política. Y Denise podría entonces ampliar sus señalamientos verídicos de su libro, no sólo a la deteriorada salud, educación, economía, ecología, o cualquier área que contengan las actuales Secretarías del país de uno. Aún les falta a las Secretarías de nuestro país, mucho camino que recorrer para llevar sus responsabilidades, a ser altamente efectivas y eficientes. Algunas consideran un mínima parte de lo más pertinente, hoy en día, para el bienestar de todos.
La psicología del mexicano que escribiera el famoso filósofo y escritor mexicano, Dr. Samuel Ramos, hace más de setenta años, cuando describe mucho del perfil del hombre y la cultura en México, es la misma de nuestro país actual y la misma que escribe Denise al principio de su libro. No se ha avanzado mucho en mejorar el desarrollo humano, que le permita a cada uno y a todos los mexicanos, poder decir: Yo construyo, mi futuro y construyo el destino del país, que es mío.
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