El Proceso De Socializacion Del Niño
alvarado4511 de Enero de 2014
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¿Qué es la socialización:
Es el proceso por el cual el niño aprende a internalizar las pautas y valores propios de su cultura.
El niño nace en una sociedad, en una cultura, en un determinado tiempo histórico que promueve determinadas pautas y valores y establece las leyes, normas que regulan la convivencia entre los hombres.
Freud en “El malestar en la cultura” destaca que es a partir de la inscripción de la ley, la cual va a englobar todas las leyes de intercambio simbólico que el niño queda incluido en la trama llamada socialización (tapa de latencia: edad escolar).
Elkin lo define como un proceso durante el cual alguien aprende los modos de una sociedad o grupo dado, a fin de poder funcionar con ellos.
El niño nace en una sociedad en marcha con ciertos símbolos comunes, pautas establecidas y posiciones reconocidas – que le preexisten-, y es a través de los otros que el niño aprende estos elementos del mundo social; incluyéndose de esta manera tanto el aprendizaje como la internalización de pautas y valores de un grupo social estable.
Tanto en la familia como en la sociedad existen ciertas expectativas con respecto al lugar familiar que ocupará el niño – la posición y al rol social – estatus del niño- que le preexisten.
Desde la psicogénesis Piaget dirá que el niño al percibir el mundo, o al aprender los elementos de la cultura, pasa por una serie de etapas. Al referirse al desarrollo cognitivo y del lenguaje, afirma que el habla temprana del niño es “egocéntrica”, expresa su propia naturaleza y es incapaz de considerar el punto de vista del otro. A medida que el niño madura y es capaz de tomar la posición de los otros, adapta su lenguaje a las necesidades e intereses de ellos, es decir su habla se socialbiliza
El enfoque sociogenético sostiene que desde el comienzo de su existencia, los bebés se implican en rutinas sociales con sus cuidadores, de modo que su actividad no se da en el vacío, sino que se produce en un contexto que está socialmente organizado por la cultura y las personas de su entorno. Es decir la cultura y quienes la representan – aquellos que se relacionan con los bebés- suministran permanentemente pautas y procedimientos para organizar la actividad infantil en su entorno físico y social.
Este enfoque plantea entonces que existe un desarrollo comunicativo previo a la aparición del lenguaje.
El desarrollo cognitivo y el desarrollo lingüístico – cada uno con sus mecanismos propios y específicos- forman una unidad. Ideas desarrolladas por Vigotski (1934) en donde lo individual – la representación- y lo colectivo – la comunicación- no se pueden separar en la explicación de la ontogénesis.
Importancia de los dos primeros años en el proceso de socialización:
Los recién nacidos son seres activos, con un amplio repertorio de conductas que le permiten establecer una relación primaria con otros seres humanos, buscarla, iniciarla y, a la vez, regular el grado de estimulación social, aunque en un inicio estas prácticas socio-culturales son iniciadas y controladas por el adulto.
La vida social del bebé está fundamentalmente relacionada con sus cuidados, a través de las prácticas higiénicas, de la alimentación etc. se deslizan las caricias – seducción intencional- que funda la subjetividad y por lo tanto la organización psíquica del ser humano. Freud aporta que la organización psicosexual está atravesada por la cultura, por el discurso del Otro y tendrá un significado fundacional para la subjetividad. Hay una interacción adulto-niño y hay una intencionalidad en esos primeros intercambios que van acompañados por la mirada, expresiones faciales, vocalizaciones, etc.
Una de las cuestiones centrales para la comprensión de las primeras interacciones sociales se refiere a la intencionalidad.
Para comprender los orígenes de la vida social es necesario tener en cuenta las diferencias individuales en los diversos procesos socioafectivos y los factores individuales y contextuales –socioculturales- que implican tales diferencias..
Un tema central será el desarrollo del vínculo afectivo del niño con los cuidadores y los factores que intervienen en el establecimiento de un lazo afectivo seguro o inseguro. Las primeras relaciones que el niño tiene con sus padres, con sus iguales – hermanos- y el papel que juegan los padres y los educadores son importantes en el proceso de socialización.
El vínculo emocional más importante en la primera infancia es el Apego, que se lo puede definir como el vínculo afectivo que el niño establece con una o varias personas de su grupo familiar.
El Apego tiene una función adaptativa para el niño, para los padres, para el sistema familiar y para la especie, y cumple dos funciones básicas: la supervivencia y la seguridad emocional. La primera en cuanto los progenitores -o quienes cumplan esta función- son los que protegen y ofrecen cuidad al niño en la primera infancia, y la segunda desde el punto de vista subjetivo, la función del apego es proporcionarle seguridad emocional. El niño quiere a las figuras de apego porque con ellas se siente seguro, aceptado incondicionalmente y con los recursos emocionales y sociales necesarios para su bienestar. La ausencia o pérdida de las figuras de apego es vivida como amenaza, como pérdida irreparable, como desprotección y desamparo.
La presencia de las figuras de apego o la adquisición de un estilo de apego seguro, predice relaciones más confiadas y eficaces en la vida social, porque es una forma de estar en el mundo y de relacionarse con las personas.
Pero la interacción madre-hijo no se da en el vacío, sino en un complejo contexto social, así mencionaré como primer contexto el familiar, donde el niño es afectado por la madre y por el padre y por la relación de pareja y, a la vez él incide en ambos y en la relación marital.
El apego seguro con el padre y la madre – o quienes cumplen dicha función- se asocia con mayor sociabilidad y organización emocional. Deduciendo de esta manera que los padres son agentes de socialización en los niños pequeños.
Pero estos no son los únicos agentes de socialización en la primera infancia, también están los iguales (los pares) tanto dentro del mismo grupo familiar – los hermanos- como fuera de él – con otros niños fuera del grupo familiar-.
Desde los 6 meses aproximadamente los niños buscan llamar la atención a través de conductas como tocar, vocalizar, mirar, pero son exploraciones cortas y poco frecuentes.
A partir de los 9 meses aumenta la frecuencia y la intencionalidad de la interacción con los iguales: se observan y ríen mutuamente, imitan las acciones del otro y se muestran enojados. La interacción entre iguales suelen girar en torno a objetos y juguetes que los niños manipulan, se ofrecen e intercambian. La posesión del objeto suele ser el motivo de conflicto en esta etapa.
Otra característica de las interacciones en esta etapa es el juego paralelo, se denomina así porque los niños juegan unos cerca de otros realizando actividades de carácter exploratoria en torno a los objetos o juguetes, pero centrado cada uno en su actividad, sin que se produzca todavía una auténtica cooperación entre ellos. Pero se ha comprobado que los niños que poseen mayor experiencia previa de interacción con los iguales tienden a iniciar mayores contactos lúdicos con sus pares que los que han tenido menor experiencia de interacción con los iguales.
Alrededor de los 18 meses aparece el juego simbólico o de ficción que consiste en utilizar un objeto o persona para representar algo que no es, por ejemplo utilizan una caja de zapato, o una sillita como si fuera un coche.
El juego simbólico va a permitir a los niños simular situaciones y compartir significados de las actividades que realizan, dando lugar al juego sociodramático con imitaciones y juego de roles.
Vemos así como en los dos primeros años los niños se implican en diferentes tipos de actividades lúdicas con sus iguales:
• Observan el juego de los otros
• Realizan juegos en solitario
• Juegos en paralelo
• Juego sociodramático
Este tipo de interacción centrada en los objetos se denomina de interacción simple y facilitan el desarrollo posterior de interacciones mas cooperativas.
La socialización de los 2 a los 6 años:
Para entender como evoluciona la vida social del niño, es necesario considerar dos grandes ámbitos:
.- El conocimiento social: que se refiere al conocimiento de los demás y de las relaciones con ellos – por ejemplo: cómo son los demás, cómo se sienten, qué esperan de nosotros-
.- El desarrollo moral: el conocimiento que el niño tiene de las instituciones y del entramado social, referido a las ideas sobre lo que es aceptable, bueno y justo – que incluye las normas morales, valores sociales o reglas convencionales-
Hasta los 6/7 años predomina la heteronomía moral que es la del respeto unilateral y la obediencia. El niño respeta las reglas impuestas por el adulto creyendo que son absolutas, inflexibles e inmodificables, ello conduce al realismo moral por el cual el niño y la niña consideran que si una regla es desobedecida, se
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