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El Procolo De Kioto

koko32413 de Octubre de 2012

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TEMA 3 – PREVIOS

El Protocolo de Kioto

Objetivos

Miembros representativos de 39 gobiernos elaboraron y firmaron, en diciembre de 1.997, en Kioto, Japón, un Protocolo por el que se comprometían, una vez que fuese ratificado el proyecto por un número suficiente de países —cuyas emisiones conjuntas de CO2 o equivalentes superasen el 55% de las emisiones globales—, a llegar entre el año 2008 y el 2012 a una reducción total de sus emisiones de CO2 de un 5% con respecto a los niveles emitidos en 1990. El tratado ha sido ratificado por la Unión Europea pero no por los Estados Unidos. Cuando por fin el gobierno de Rusia se decidió a ratificarlo, el tratado entró en vigor en febrero del 2005 (por haberse alcanzado entre los firmantes el 55% de las emisiones globales).

Los objetivos a cumplir en el tratado original son diferentes para cada país. Así, a los países de la Unión Europea se les permite que se repartan entre ellos las cuotas de reducción, para satisfacer un total de bajada del 8%. El reparto permite que países de este grupo, como España, aumenten sus emisiones en un 15% (... pero al acabar 2005 ya eran un 50% superiores a las de 1990).

A pesar de que algunos países europeos, como España, difícilmente cumplirán lo pactado, es muy posible que el conjunto de la Unión Europea sí lo logre, sin necesidad de aplicar nuevas políticas, ni sufrir nuevos costes (si bien las emisiones del sector transporte han aumentado ya un 20 % entre 1990 y 2001...). Por eso algunos países de Europa son el motor del pacto, ya que es fácil firmar algo cuando no hay que sacrificar gran cosa. En efecto, Alemania, gracias al cierre de industria pesada tras su reunificación con la parte oriental rebajó sus emisiones per cápita de 12,2 toneladas/año en 1990 a 10,5 toneladas/año en 2004; el Reino Unido gracias al paulatino abandono del carbón desde los tiempos de Thatcher y su apuesta por el gas y la energía nuclear, pasó de 10,4 toneladas/año en 1990 a 9,6 toneladas/año en 2004; y finalmente, Francia, gracias a su opción de electricidad nuclear (el 80 % de su producción) pasó de tener en 1990 unas emisiones de CO2 per cápita de 6,5 toneladas/año a tener en 2004 unas emisiones de 6,7 toneladas/año. Sin embargo, las emisiones per cápita de España aumentaron de 5,7 toneladas/año en 1990 a 9.0 toneladas/año en 2004 (fuente: EIA).

El telón de fondo del apoyo de estos países de Europa al Protocolo de Kioto es la política europea de abandono del carbón como fuente de energía eléctrica, en favor de las centrales movidas por energía nuclear y por gas metano. En efecto, la combustión de gas natural (metano) en las turbinas para la obtención de energía eléctrica emite aproximadamente 370 gramos de CO2 por cada kWh producido, frente a 750 gramos por kWh en las turbinas movidas por carbón. Razón por la cual se denigran las ventajas del carbón, combustible barato y abundante, presentándolo a la población como sucio y anticuado. Apenas se menciona el motivo de la falta de competitividad del carbón europeo frente a los carbones de otros países exportadores, que gozan de minas a cielo abierto, de mucha más fácil explotación.

Emisiones de carbono en forma de CO2 durante los años 1980 y 2000 en algunas regiones del mundo. Se observa una disminución en la Europa más desarrollada, y un aumento muy importante en USA y, sobre todo, en Asia, que antes del 2020 superará a los demás continentes.

El problema es diferente con Estados Unidos, país al que se le pedía una reducción del 7%. En el año 2000, cuando decidieron definitivamente no ratificarlo, sus emisiones eran ya un 18% superiores a las de 1990. Las fuertes emisiones americanas se explican en gran parte por su baja fiscalidad en los combustibles, especialmente en la gasolina, y porque continúa basándose en el carbón propio como principal fuente energética de producción eléctrica (un 50%). De esta forma Estados Unidos mantiene su independencia en materia de generación eléctrica mucho mejor que Europa, que depende cada vez más de sus importaciones de gas natural, especialmente de Rusia (y de Argelia, en el caso de España).

Producción de carbón en USA. Su utilización masiva en la producción de electricidad y su abundancia y facilidad de extracción en los nuevos yacimientos a cielo abierto de la región occidental explican el fuerte crecimiento registrado en las tres últimas décadas (fuente EIA).

Fuera de obligaciones de reducción (aunque también firman el tratado les es suficiente el aplaudirlo) quedan China y la India, Brasil y México, países que, a pesar de la modernización de sus industrias, son los que más aumentarán sus emisiones de

carbono en los próximos años, debido al fuerte desarrollo del transporte público y privado. Por poner un ejemplo, cada año en China se construyen unas cien centrales térmicas de carbón con una capacidad total de 75.000 MW (cifra equivalente a casi dos veces la electricidad punta consumida en España).

Emisiones de CO2 en diversas naciones y regiones del mundo en el año 2000. El área de los rectángulos es proporcional a las emisiones de cada una de ellas. En vertical se representan las emisiones per cápita. En horizontal se indica la población. La media per cápita global es algo superior a 1 tonelada de C (contenido en el CO2) al año. Fuente: Houghton J.T., 2005, Climate change and sustainable energy, Weather, vol.60, no.7, basado en Grubb M., 2003, The economics of Kyoto Protocol, World Economics, 4(3).

Tanto en los Estados Unidos (FutureGen) como en Australia (Coal21), —en donde también la importancia del carbón es enorme (produce el 85% de su electricidad y representa el primer producto de exportación)—, se desarrollan en la actualidad costosos proyectos de investigación en centrales térmicas de nueva generación en donde el carbón se gasifica antes de ser quemado en turbinas de ciclo combinado (centrales IGCC), en las que el CO2 producido se puede capturar. Dos de estas centrales pilotos IGCC existen también en Europa, una en Holanda y otra en España (Puertollano). También avanzan los sistemas de inyección y enterramiento geológico del CO2 producido en formaciones salinas profundas y en pozos de petróleo y de gas anteriormente ya explotados. . http://www.ipcc.ch/activity/srccs/index.htm



A pesar de la controversia y de las dificultades de asumirlo, el Protocolo de Kioto en sí tendrá unos efectos muy modestos. En realidad resulta que sólo por respirar la humanidad emite al año unos 2.500 millones de toneladas de CO2... que es una cantidad considerable, mayor que la disminución requerida en el Protocolo de Kioto (la reducción requerida en el Protocolo es de poco más de 1.000 millones de toneladas, un 5% de las emisiones de 1990). De hecho, si se llevase a cabo en los próximos años la reducción original pactada, los modelos climáticos estiman que sólo se evitaría con ello una subida inferior a una décima de grado con respecto a la prevista en caso de que no se tomase ninguna medida.

Sumideros

Un aspecto muy polémico del tratado de Kioto es la aceptación de que se aumente la cuota permisible de emisión a los países que lleven a cabo una política de reforestación, calculando la cantidad de CO2 absorbido por los nuevos bosques que actúan como sumideros (un cálculo nada simple, pues depende de muchos factores). Australia, en una hábil negociación, consiguió que debido a su política de reforestación se le permitiera emitir en 2012 un 8 % más que en 1990, a pesar de que este país se encuentra a la cabeza mundial en las emisiones de CO2 per cápita (sin embargo, ni aún así ha ratificado todavía el protocolo).

Todavía más difícil de calcular es la absorción de CO2 producida por otros posibles cambios en los usos del suelo. Una posible contradicción de llevar a cabo una política de reforestación es que debería también tenerse en cuenta que un paisaje con más bosques es en algunos lugares, por ejemplo, en la tundra, un paisaje con menos albedo, es decir, menos reflectante. Por la tanto la disminución de albedo que con los nuevos bosques se produciría en las latitudes altas —y que incrementaría la temperatura de la superficie— es posible que contrarrestara en algunos lugares sensibles el efecto de enfriamiento que ocasionaría la mayor absorción de CO2 .

Emisiones globales antrópicas de CO2 en petagramos de carbono al año. Solamente una parte del CO2 emitido (la mitad aproximadamente) se acumula en la atmósfera (área azul) ya que es considerable la parte del CO2 que es absorbida fotosintéticamente por el plancton oceánico y la vegetación terrestre (área verde), con lo que aumenta así la biomasa terrestre (referencia: Quay P., 2002, Ups and Downs of CO2 uptake, Science, 298, 2344). En el mar, aparte, existen otros muchos seres y sistemas vivos que precisan de CO2 en forma de carbonato, aparte de la disolución natural del gas en el agua. De hecho, es por esta razón última que el mar es uno de los grandes acumuladores naturales de CO2. Es capaz de disolver enormes cantidades del mismo. Sn embargo esto está llevando precisamente a una mayor acidificación de las aguas, lo que afecta directamente a los organismos vivos que precisan de la especie química carbonato para vivir. Esto puede hacernos pensar acerca de los delicados equilibrios que imperan en el medio ambiente de los que sólo somos escasamente conscientes.

Cuotas

En el protocolo de Kioto también se admite que pueda haber una compraventa nacional e internacional de créditos de emisiones entre empresas, a partir de las cuotas que se fijen para cada país en el Protocolo y que los gobiernos nacionales repartan

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