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El Yoga, Y La Calidad De Vida De Todos En La Empresa...


Enviado por   •  4 de Octubre de 2012  •  1.736 Palabras (7 Páginas)  •  493 Visitas

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El yoga, y la calidad de vida de todos en la empresa...

Es mucha la gente que está actualmente interesada en que sus empresas impartan clases de yoga, meditación o de ejercicio en general. Es muy buena idea, y de hecho ya hay algunas empresas que lo hacen (por ejemplo Google o Syntex de México). Aunque nosotros estamos en pañales en el tema, hay que tomar en cuenta que en países donde la tradición budista es fuerte, por ejemplo en Japón, es normal que muchas empresas cuentan con una sala de meditación en donde los empresarios pueden ir a meditar durante un momento en el día.

Hoy en día sabemos que para la mayoría de nosotros es una prioridad el trabajar responsablemente para poder ganar suficiente dinero para poder brindarle a la familia una forma confortable y digna de vivir.

Para lograr llegar a los puestos mejores pagados, muchas veces nosotros le dedicamos todo nuestro tiempo y todas nuestras energías al trabajo; olvidando otras áreas de nuestra existencia que, para que seamos plenamente felices, también requieren atención. Por ejemplo, muchas veces trabajamos sin parar, olvidándonos de cuidar nuestro cuerpo: lo ejercitamos poco, y cuando comemos, le damos prioridad al hecho de que la comida sea servida con rapidez y nos llene, y no nos ponemos a analizar qué tan balanceada es la comida o que tantos minerales y nutrientes aportará a nuestro cuerpo.

Creemos que necesitamos una vida en equilibrio, dándole atención a nuestro cuerpo, nuestra mente, y nuestro espíritu. A nuestro cuerpo tenemos que ejercitarlo regularmente, y ponerle atención a las señales que nos da de dolor y de incomodidad; para así poder prevenir las enfermedades antes de que sean una emergencia. A nuestra mente tenemos que nutrirla de información que le haga aprender a razonar, a comunicarse y a relacionarse con el mundo del que formamos parte. También a la mente, debemos dejarla descansar de vez en cuando; y esto lo hacemos permitiendo que la mente se relacione con el infinito; para que así pueda recargarse de energía y de propósito. Al espíritu, debemos sentirlo como una parte de nosotros que guía nuestras acciones; nuestros propósitos en la vida; que nos comunica todo el tiempo para qué venimos a este mundo; que nos abre las puertas de la compasión y del perdón; que nos puede llevar más allá del tiempo y del espacio.

Es obvio que no podemos comportamos de manera diferente si no existen las oportunidades, dentro de nuestro propio ámbito de trabajo, para hacerlo. Es decir que, por ejemplo en el caso de la comida, si no hay un restaurante que sirva rápidamente, quede cerca del trabajo, y que además sirva comida rica y saludable, es probable que acabemos comiendo lo primero que encontremos aunque no sea precisamente lo mejor para nuestra salud. Lo mismo ocurre con el ejercicio: es difícil pensar en querer ir a un gimnasio si ya nos desgastamos la mitad del día en tratar de llegar al trabajo en medio de un tráfico infernal, y la otra mitad del día en el mismo trabajo: estamos ya tan cansados que no queremos hacer más ejercicio y ¡¡¡menos si requiere de desplazarnos a otro lugar!!!

Pero la cuestión es que cada día más y más empresas se dan cuenta de que la productividad económica depende de más cuestiones que tan sólo las horas de trabajo. Hay ya varios estudios de científicos sociales que tratan del tema: Jim Loehr y Tony Schwartz, por ejemplo, en el Harvard Business Review, proponen que el enemigo de la productividad no es el estrés, como muchos han sugerido, sino más bien la falta de “oscilación” entre periodos de recarga de energía y periodos de trabajo. Comparan al empresario con los levantadores de pesas, quienes para aumentar la capacidad de carga de sus músculos, deben levantar tanto peso hasta que “literalmente las fibras del músculo se empiecen a romper”. Pero después, dejan descansar a los músculos un cierto periodo de tiempo (generalmente 48 horas), y el músculo “no nada más estará sanado, sino será más fuerte que antes”.

Además aseguran que para que el ser humano alcance su potencial más alto, se debe poner atención al cuerpo, a la mente y al espíritu. De no ponerse atención a estas tres áreas, el rendimiento en el largo plazo no va a ser óptimo. Y así tenemos a muchos empresarios que llegan a ser muy exitosos en el trabajo pero pagando un alto costo en su vida familiar y en su salud. Y esto importa, porque como dice Stewart D. Friedman, el dedicarle tiempo al cuerpo o al espíritu, no significa que la mente vaya a tener, en consecuencia, peor rendimiento. Al contrario, una persona que pueda dedicarle tiempo a las tres áreas de su vida, tendrá en general un muy buen rendimiento en el trabajo.

Y ellos no son los únicos en presentar evidencia seria al respecto de la necesidad del ser humano en descansar y reponer sus energías: experimentando en el Boston Consulting Group, Leslie A. Perlow and Jessica L. Porter comprobaron que al obligar a un grupo de consultores a tomarse periodos obligatorios de descanso, aún cuando estaban en medio de atender a un cliente muy valioso, después –a la hora de trabajar—los consultores aumentaron su eficiencia, eficacia y su capacidad mental para trabajar en equipo. En estos periodos de descanso los consultores fueron obligados a no tener ninguna conexión a internet, ni su blackberry ni ningún otro medio de comunicación que los mantuviera informados de lo que ocurría en el trabajo. Esto es algo que hoy en día pocos nos damos el lujo de hacer; ya que generalmente siempre estamos conectados a la “realidad virtual” de una manera u otra.

La

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