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“El amor produce muerte para después producir vida eterna.”


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2011  •  1.861 Palabras (8 Páginas)  •  1.337 Visitas

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“El amor produce muerte para después producir vida eterna.”

Trata en síntesis de las relaciones que la obra de Ficino presenta con los discursos de Platón y los escritos Hermes de la antigua Grecia; se compone de traducciones, comentarios, tratados, diálogos, discursos y epístolas así como de las cartas remitidas por Ficino desde la Academia platónica florentina: a Peregrino Alio "Sobre el Furor divino", a Lorenzo de Medicis "Epítome al Ion de Platón o de la Locura Poética" . La verdadera poesía, el furor poético; comentarios y temas del Fedro.

Habla también de que existen cuatro especies de furor divino, siendo el amor el más óptimo de todos. Amor, se maneja como una fuerza movilizadora capaz de unir a todas las cosas; extendiendo así el ama humana su pensamiento y amor a todas las cosas, desde la más elevada hasta la más baja. El alma es el más grande de todos los milagros en la naturaleza, es quien combina todas las cosas, es el centro de todo y a la vez posee la fuerza de todo. Es el centro de toda naturaleza. Dentro de esto se nombra también la teoría del amor platónico (humano y divino) que se complementa con las doctrinas de la inmortalidad del alma

El furor divino o entusiasmo es una cierta iluminación del alma racional por la que dios hace volver al alma de las regiones inferiores a las superiores, después de que hubiera descendido de las superiores a las inferiores.

Entre las manías en el hombre, se señalan dos clases, debidas a vicios del cerebro o del corazón. A la del corazón se la llama comúnmente amor. Pero hay otro tipo de locura, o furor divino, que “eleva al hombre por encima de su naturaleza y lo convierte en Dios”. Este furor se puede dividir en cuatro clases ascendentes: el poético, el histérico, el profético y el amoroso.

Como resultante del amor, el hombre armoniza con el cosmos, con el mundo, con su sociedad. Pero el amor, es el dios alado, o el que da alas, “el verdadero amor no es otra cosa que un esfuerzo por volar a la belleza divina, provocado en nosotros por la presencia de la belleza corporal

Así pues los furores son; el amor, la poesía, los misterios y la profecía. El amor popular, maternal y totalmente loco imita falsamente al amor divino; la música ligera a la poesía, la superstición a los misterios, y la conjetura a la profecía. Sócrates, según Platón, atribuye el primer furor a Venus, el segundo a las Musas, el tercero a Dionisos y el último a Apolo.

Ficino logró definir o encaminar un nuevo sentido de un antiguo concepto creado por Platón, radicalmente distinto y fundamental para la teoría del arte: el furor divino; convertido en la causa y el efecto del encuentro entre el artista-poeta y Dios. Lo que después influyó en el ennoblecimiento y la divinización del arte, mostrando que al igual que los filósofos y los místicos de la antigüedad, los creadores poseídos por el furor divino, también alcanzaban el contacto con Dios. Reconstruye la doctrina neoplatónica del alma del mundo, acentuando que el universo debe tener una unidad dinámica y que sus diferentes partes y grados se mantienen unidos por fuerzas y afinidades activas.

Describe de manera elaborada el universo; planteándolo como un gran ordenamiento jerarquizado en la que cada ente toma su lugar y tiene su grado de perfección, empezando por Dios y descendiendo hasta llegar a la materia primaria. La jerarquía está dividida en cinco substancias básicas: Dios, el espíritu angélico, el alma racional, la cualidad y el cuerpo.

Dios ha dotado al alma de dos luces: una, natural e innata, y otra, divina e infusa, que se relacionarán con la Venus Urania y la Venus vulgar. Según se usen estas luces el hombre, puede sumergirse en la materia y bestializarse, o divinizarse. El espíritu del hombre posee dos fuerzas, la fuerza de entender y la potencia de engendrar. Estas dos fuerzas son en nosotros dos Venus, que van acompañadas de dos amores.

Todo el Universo se mueve por amor, por un deseo innato de atracción, por un principio de afinidad. El mundo es una gigantesca armonía. En torno a Dios que es el Centro, se mueven los cuatro círculos; mente, alma, naturaleza, materia. “Dios es el Bien y la Belleza, los cuatro círculos”. El rayo de Dios ha pintado en estos cuatro sucesivamente las ideas, las razones, las semillas y las formas. No hay nada que escape, que esté desligado. Todo tiene su correspondencia, su enlace, su sentido. Los contrarios se ven contrarrestados.

Y si el hombre quiere llegar hasta Dios, quiere elevarse, tendrá que recorrer, armonizando con el ritmo universal, los cuatro anillos que le separan arrastrado por el amor, copula mundi, desde el mundo de las formas, en el que está inmerso.

El amante pierde su alma y esencia, ante el amado, y muere. Sólo después de la aceptación y de su entrega, a modo de intercambio o devolución, del espíritu del amado, resucitará, y así “aquel que tenía una vida, a través de la muerte, tiene ahora dos”.

N. Dafne Aguilar Tenorio

Artes Visuales 4º semestre

Arte Medieval y Renacimiento

“EL

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