El burgués gentilhombre, adaptación
valecastanedanMonografía16 de Mayo de 2016
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EL BURGUÉS GENTILHOMBRE
(Adaptación)
Molière
- PRIMER ACTO
Escena I
El profesor de música, el profesor de baile.
El profesor de música está en el medio del escenario sobre una mesa escribiendo mientras tararea una melodía romántica.
Profesor de baile: ¿Tienes algo nuevo?
Profesor de música: Sí, estoy componiendo una aria que el señor Jourdain me pidió para una serenata.
Profesor de baile: ¡Ese señor Jourdain! Ambos nos hemos encontrado con el hombre que necesitábamos. No sé de dónde se le metieron en la cabeza sus ideas de nobleza. Nos hará ricos con todas estas clases que nos ha estado pagando.
Profesor de música: Sin embargo, preferiría que apreciara lo que hacemos.
Profesor de baile: ¡Eso a quién le importa! Todo el dinero que nos da por enseñarle lo que jamás aprenderá, es lo que necesitamos. No me importa nada más.
Profesor de música: Debo admitirle que más que el dinero, aprecio la fama. Nada más valioso para mí que los aplausos de la gente y la connotación de ser un buen músico.
Profesor de baile: Yo lo aprecio tanto como usted, pero uno no puede vivir de los aplausos. El trabajo que uno hace debe ser pagado en dinero. Nos conviene trabajar con este ignorante que nos contrató.
Profesor de música: Claro que necesito el dinero, pero uno no debe apegarse tanto a él.
Profesor de baile: De todos modos, recibe dichoso el dinero que el burgués le paga.
Profesor de música: Cierto.
Profesor de baile: ¡Aquí viene!
Escena II
El señor Jourdain, vestido con una bata lujosa, el profesor de música, el profesor de baile.
Señor Jourdain: Buenos días señores, ¿Qué hay de nuevo?, ¿Van a mostrarme su payasada?
Profesor de baile: Disculpe, ¿De qué payasada habla?
Señor Jourdain: De su… ¿cómo es que lo llamaban ustedes? Ese diálogo con canciones y bailes en el que trabajan.
Profesor de música: Estamos listos.
Señor Jourdain: ¡Disculpen que los haya hecho esperar! Es que mi sastre vino a tomarme algunas medidas, pues está trabajando en mi nuevo traje de seda para vestir como la gente decente. No se vayan hasta que haya llegado para que lo puedan ver.
Profesor de baile: Como quiera, señor.
Señor Jourdain: Miren la bata que esto vistiendo. Me dijeron que los nobles visten así por las mañanas.
Profesor de baile: Se ve muy elegante, señor Jourdain. La luce muy bien.
Señor Jourdain: Muchas gracias. Está bien, ahora muéstrenme su trabajo.
Profesor de música: Espere, señor Jourdain. Antes me gustaría mostrarle la aria que compuse para la serenata que me encargó.
Señor Jourdain: Adelante.
Profesor de música: (Cantando)
Noche y día languidezco,
Y mi mal es extremo;
Por tus ojos crueles adolezco
Un sometimiento pleno:
Si tratas así, bella Iris,
A quien amas, ¡Ay!
¿Qué podrías hacer a tus enemigos?
Señor Jourdain: ¡Basta, basta! Me suena muy triste esta canción. Quisiera que le pusieras más belleza, alegría, juventud. Así no me gusta. Hace un tiempo me enseñaste una muy linda, ¿cómo decía esa canción?
Profesor de música: La verdad es que no recuerdo señor.
Señor Jourdain: Decía algo de un cordero… ¿Cómo era? ¡Ah, sí! ¡Ya recuerdo! (El señor Jourdain canta)
Creía que Janneton
Era tan dulce como bella;
Creía que Janneton
Era más dulce que un cordero:
¡Ay! ¡Ay!
Es cien veces, mil veces más cruel
Que el tigre de la selva.
¿Qué opinan?
Profesor de música: Es una canción bellísima.
Profesor de baile: Y usted la canta muy bien.
Señor Jourdain: Y eso que jamás he tomado clases de música.
Profesor de música: Debería considerarlo, señor.
Señor Jourdain: ¿Las personas nobles toman clases de música?
Profesor de música: Sí, señor.
Señor Jourdain: ¡Entonces también tomaré clases de música! Aunque no sé en qué momento, porque acabo de contratar a un profesor de esgrima y uno de filosofía.
Profesor de música: La filosofía es importante señor, pero la música… la música es vital.
Profesor de baile: La música y el baile, señor. ¿Qué sería del mundo sin el baile?
Profesor de música: ¡Cuántas guerras habríamos evitado si todo el mundo estuviera en el mundo de la música, pues la música es la unión de los hombres!
Profesor de baile: ¡Todas las desgracias han ocurrido porque los hombres no saben bailar! Cuando alguien comete un error es porque dio un mal paso, ¡o sea que bailando se podría solucionar!
Señor Jourdain: Tienes ustedes razón, señores. Estoy ansioso por ver su trabajo. Muéstrenmelo, por favor.
Profesor de música: Como le contaba antes, trata de las pasiones que la música puede expresar. (Llama a un grupo de bailarines los cuales representan un diálogo con música)
Señor Jourdain: Lo encuentro muy detallado, está perfecto.
Profesor de baile: Ahora le muestro mi parte, señor. (Llama a un grupo de bailarines los cuales obedecen todos los pasos que el profesor les ordena que hagan)
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- SEGUNDO ACTO
Escena I
El señor Jourdain, el profesor de música, el profesor de baile, un lacayo del señor Jourdain.
Señor Jourdain: Esa gente baila muy bien.
Profesor de baile: Y cuando vea la presentación de este ballet con música, tendrá mayor efecto.
Señor Jourdain: Lo veré más tarde. La persona para la que estoy preparando todo esto ha quedado de venir a comer.
Profesor de baile: Ya lo tenemos todo listo.
Profesor de música: Con su elegancia, señor, debería dar conciertos de música en su casa todos los martes y jueves.
Señor Jourdain: ¿Las personas nobles lo hacen?
Profesor de música: Por supuesto que sí, señor.
Señor Jourdain: Entonces yo también lo haré.
Profesor de música: Cuente con que tendrá todo lo que necesite.
Señor Jourdain: Y que no falte el ballet.
Profesor de música: No faltará. Además, habrá ciertos minuetos que lo sorprenderán.
Señor Jourdain: ¡Minuetos! ¡Me encantan los minuetos! ¡Vamos profesor, quiero que me vean bailarlos! (Va a buscar un sombrero y se lo coloca)
Profesor de baile: (Le toma las manos al señor Jourdain y lo hace bailar al ritmo de un minué) Con ritmo, señor Jourdain. ¡Mueva su pierna derecha! Enderece su cuerpo. No mueva tanto los hombros. ¡Pareciera que tuviera los brazos tullidos!
Señor Jourdain: ¿Eh? ¿Qué les pareció?
Profesor de música: Es el mejor del mundo, señor Jourdain.
Señor Jourdain: A propósito, quiero que me enseñen cómo hacer una reverencia para una marquesa. Lo voy a necesitar.
Profesor de baile: ¿Para una marquesa?
Señor Jourdain: Sí. Se llama Dorimena.
Profesor de baile: Mire, si la quiere saludar con mucho respeto, debe hacer primero una reverencia retrocediendo, luego debe acercarse hasta ella haciendo otras tres reverencias, y en la última, inclinarse hasta sus rodillas. (Hace la reverencia descrita).
Lacayo: Señor, ha llegado el profesor de esgrima.
Señor Jourdain: Que pase, quiero mostrarles cómo lo hago.
Escena II
El señor Jourdain, el profesor de baile, el profesor de música, el profesor de esgrima.
Profesor de esgrima: Ya, señor. La reverencia. Cuerpo recto. No separe tanto las piernas. La punta de la espada en la línea del hombro. Erguido. ¡En guardia!
Señor Jourdain: ¿Eh? ¿Qué les parece?
Profesor de música: Maravilloso.
Profesor de esgrima: Ya la he dicho el secreto: dar y jamás recibir. Como le demostré el otro día, es imposible que reciba una estocada si sabe apartar la espada de su contrincante.
Señor Jourdain: Me asegura que, aunque no sea tan esforzado, aprendiendo eso, ¿voy a matar a mi rival antes que él a mí?
Profesor de esgrima: Sin duda. Ve lo importante que es la ciencia de las armas, en comparación a otras ciencias inútiles, como el baile o la música.
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