El juego de la muerte.

El juego de la muerte

Desde el aparecimiento de la televisión, con el pasar de los años, la forma de entretener ha cambiado. Hoy en día, lo que resultaba prohibido de presentar al mundo, temas tabú, son ligeramente transmitidos siendo disfrazados de temas de actualidad y de esparcimiento. La mayor parte de población alrededor del mundo mira televisión, es una de las actividades más rutinarias, a la vez que indirectamente el televidente es manipulado para obedecer.

La época actual, es digital, donde lo sensorial, en especial lo visual, cautiva al ser humano. Muchos programas de televisión muestran una realidad alterna de la acostumbrada, como un mecanismo de distracción frente a la fatalidad de muchos entornos culturales como: guerras, desastres naturales, terrorismo, entre otros aspectos. La cultura se ha visto mediatizada por los programas televisivos donde la violencia, la humillación, el peligro, lo sádico y, el sexo están presentes.

Ecuador no ha pasado desapercibido con la dinámica de los programas de farándula; reality show; series violentas o con contenido sexual explícito o implícito y muchos más, que promueven un tipo de televisión superflua y contaminante a nivel intelectual, emocional y conductual. Los reality shows según sus promotores muestran la cruda realidad, vendiendo relaciones amorosas fraguadas, premios millonarios, infidelidad manifiesta y, llevar a los concursantes al límite físico, con cirugías estéticas figuradas por 'salud' y la inminente negación de las mismas.

Dicho de otro modo, los participantes se someten a la autoridad, a sus productores y también lo hace el espectador, porque es un consumidor permanente del producto que le ofrece la televisión nacional y también la extranjera, que muestra a jóvenes cometiendo actos extremos, dando culto al hedonismo, realizando bromas absurdas o poniendo en peligro la propia vida por mostrarse inmortales o pretendiendo 'inmortalizarse' con hazañas tipo The Guinness World Records. Y es que, el ser humano se subyuga para convivir en sociedad y a quien considera una autoridad fidedigna, con la ferviente convicción y esperanza, que dicha autoridad no abusará de él/ella, pero es televisión y el dinero es parte de ella.

Cuando un programa de entretenimiento masivo inhibe al sujeto en la respuesta volitiva y pone en juego los propios valores, el participante de un reality show o cualquier otro, se ve completamente solo, y cabe recalcar que muchos migran de otras ciudades para ser parte de dicho programa y obtener el reconocimiento y el cariño del colectivo. Pero la gran interrogante que queda es, si lo que el espectador ve ¿es real? o es solo el guiñapo que las demás personas hicieron de ellos/as, por no poder parar y decir NO.

Tras desobedecer a una autoridad, o en este caso abandonar un programa televisivo de cualquier tipo, por considerar que este extralimita

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