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El mundo y la navidad


Enviado por   •  17 de Diciembre de 2012  •  Ensayos  •  4.465 Palabras (18 Páginas)  •  334 Visitas

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El mundo y la navidad

Tradición es el conjunto de patrones culturales de una o varias generaciones heredados de las anteriores y, usualmente por estimarlos valiosos, transmitido a las siguientes. Se llama también tradición a cualquiera de estos patrones. El cambio social altera el conjunto de elementos que forman parte de la tradición.

Se considera tradicionales a los valores, creencias, costumbres y formas de expresión artística característicos de una comunidad, en especial a aquellos que se transmiten por vía oral. Lo tradicional coincide así, en gran medida, con la cultura y el folclore o la «sabiduría popular».

La visión conservadora de la tradición ve en ella algo que preservar de manera fiel y acrítica. Desde perspectivas renovacionistas se aprecia, al contrario, que la vitalidad de una tradición depende de su capacidad para renovarse, pudiendo cambiar de forma para adaptarse a nuevas circunstancias, sin perder por ello su sentido.

El poeta Vicente Aleixandre destaca esta capacidad creadora de la tradición al escribir en su discurso de recepción del premio Nobel: Tradición y revolución. He ahí dos palabras idénticas.

Sin duda, una de las tradiciones más populares en el mundo es la celebración del nacimiento de Cristo —en Occidente principalmente— y el arribo de la época invernal. Podemos imaginar la inmensa variedad de ritos y fiestas que se llevan acabo en el mundo; por desgracia, el espacio con el que contamos es insuficiente para mencionarlas todas.

Los Origenes de la Navidad

La Navidad —tal como la celebramos hoy día— debe su origen a dos antiguas fiestas paganas: la fiesta de la Navidad de los nórdicos y la celebración romana en honor a Saturno.

Durante la Saturnalia, los ricos daban regalos a los pobres conmemorando la época de oro de la libertad, cuando Saturno gobernaba el mundo y a los esclavos se les permitía tomar el lugar y la vestimenta de sus años; incluso escogían a un rey que gobernaba despóticamente el tiempo de duración del festival. La Saturnalia era un festejo digno del dios Pan, en donde se llevaban acabo los mayores libertinajes. Naturalmente, estos ritos paganos fueron censurados fuertemente por la Iglesia primitiva, la cual introdujo la figura de Jesucristo y algunos santos con el fin de terminar con las herejías e introducir el ideal cristiano. Sin embargo, tal celebración se encontraba tan arraigada en el pueblo que era difícil abolirla, por lo que la Iglesia hubo de reconocerla con la única condición de que fuera realizada en honor al Dios cristiano. Así, una vez asentadas las bases cristianas, la Navidad se estableció plenamente en Europa, pero muchos de los elementos paganos permanecieron imperturbados.

Fue hasta el siglo IV que se decretó el 25 de diciembre como el día del nacimiento de Cristo; tuvieron que transcurrir otros 500 años para que el término Festival de Invierno fuera abandonado en favor de la palabra Navidad.

Cuando en 1066 los nórdicos invadieron Inglaterra, introdujeron a la festividad un "maestro de ceremonias" denominado Señor del Desorden; en Escocia le llamaban Abate de la Sinrazon. Esta pesona era la encargada de asegurarse que la Navidad fuera celebrada respetando las tradiciones paganas.

La principal aportación del Medioevo a la ceremonia de Navidad fueron los villancicos y las pastorelas. Con la Reforma protestante, el número de santos que eran venerados fue drásticamente disminuído, pero esta fue la única aportación a la fiesta, puesto que sus creencias no influyeron mayormente hasta que los Puritanos tomaron el poder en el siglo XVII. La Navidad fue atacada como la "fiesta salvaje en honor a Saturno", y los villancicos fueron prohibidos.

Finalmente, el 25 de diciembre fue proclamado día de fiesta en 1644. Esta nueva ley fue forzada por la milicia, quien invirtió mucho tiempo quitando de sus puertas el muérdago que los "paganos" colocaban en ellas. En Escocia, la prohibición de ritos paganos fue efectuada con sumo rigor. Esta actitud anti-navideña se extendió a los territorios dominados por los Puritanos en América.

Para 1660, la restauración de los Estuardo en Gran Bretaña permitió el retorno de la celebración de la Navidad pero, por alguna razón desconocida, la popularidad del festival comenzó a declinar durante el siglo XVII.

El Primer Arbol de Navidad

Durante el primer cuarto del siglo XIX, la popularidad de la Navidad continuaba declinando a grado tal que el anticuario William Sandys comenzó a registrar las costumbres de esta celebración antes de que fueran olvidadas. Sin embargo, las condiciones sociales estaban sentando las bases para el glorioso resurgimiento del espíritu navideño. El festival que conocemos hoy día, lleno de colorido, sentimental, y centrado en el núcleo familiar, es un producto típico de este período.

La Navidad comenzó a tomar forma en la vida de la nación inglesa alentado por la famosa fiesta de un niño de Windsor en 1841, cuando el príncipe Alberto le obsequió un árbol de Navidad, elemento importante en los festejos de su natal Alemania. Mucha gente cree que fue Martin Lutero quien introdujo la tradición del árbol navideño en Alemania en el siglo XVI, pero su historia se remonta al culto de los nativos de los bosques del norte de Europa tenían por los árboles. Este árbol festivo fue llevado a América por los inmigrantes alemanes protestantes.

La Navidad pronto se volvió a hacer popular. Las tarjetas de Navidad aparecieron por vez primera en 1844, convirtiéndose en una necesidad social una generación después. Las galletas y las velas reflejaban la antigua concepción de la Navidad como la Fiesta de la Luz.

Tradiciones Europeas

San Nicolás sólo fue una de las muchas personalidades legendarias que tradicionalmente traían regalos en la época de Navida, e invariablemente provenía de alguna tierra desconocida a la cual regresaba una vez terminada la ceremonia. Otra figura importante es el Caballero Rupprecht, del norte de Alemania, que probablemente se identifica con el dios Odín.

Los Tres Reyes Magos

Sin duda, la tradición más arraigada en México fue, durante muchos tiempo, la con-cerniente a los tres Reyes Magos. Como sabemos, esta costumbre —que nos fue heredada por los españoles— tiene su origen en el relato bíblico, según el cual tres Señores de Oriente —Melchor, Gaspar y Baltasar— acudieron a rendir homenaje al niño Jesús. Los tres Sabios, guiados por la estrella de Belém, encontraron el humilde pesebre en el que el Hijo de Dios vió la luz y le ofrecieron como símbolos de reconocimiento oro, incienso y mirra respectivamente.

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