El oeste de África
aure1402Ensayo2 de Abril de 2014
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África
El oeste de África ha sufrido en los últimos tres milenios sequías catastróficas cada 30 a 65 años, una pauta que se mantendrá previsiblemente en el futuro.Los investigadores de las universidades de Texas y Arizona, que publican su trabajo en la revista 'Science', establecieron un registro anual del clima en esa zona durante los últimos tres milenios.
Durante los últimos 2.700 años también se produjeron seis sequías que duraron más de cien años -dos en el pasado milenio- para las que no hay explicación, aunque los neocientíficos advierten de que el calentamiento global causado por el hombre puede "perturbar el Atlántico hasta el punto de desencadenar una de estas mega sequías".
"Lo desconcertante de este registro es que sugiere que la última sequía -la más devastadora del siglo XX- fue relativamente menor en el contexto de la historia de las sequías en África occidental", señaló Timothy Shanahan, de la Universidad de Texas, autor principal del estudio.
La peor sequía del siglo XX tuvo lugar en la década de 1970 a 1980 en la región africana del Sahel y causó más de 100.000 muertos.
Los países más afectados por esta diferencia de temperaturas en el Atlántico son Costa de Marfil, Mali, Burkina Faso, Ghana, Togo, Benin, Níger, Nigeria y Chad, declaró a Efe Shanahan.
"El calentamiento global puede hacer que las sequías sean aún más calurosas, lo que sería devastador", dijo uno de los coautores del estudio, el profesor Jonathan Overpeck, de la Universidad de Arizona.
Debido al aumento de las temperaturas, de producirse hoy unos de esos episodios "sería mucho más severo y sería muy difícil que la población pudiera ajustarse al cambio", advirtió por su parte Shanahan.
Los científicos establecieron un registro del clima en África Occidental mediante un análisis de las capas anuales de sedimentos depositados en el lago Bosumtwi de Ghana, los datos geológicos del nivel del agua y otros indicadores climáticos, como los bosques hoy sumergido que crecieron alrededor del lago cuando éste se quedó seco durante cientos de años.
Estudiar el clima en los trópicos es difícil porque la mayoría de los árboles carecen de anillos que revelan el paso del tiempo y una de las mejores opciones son los lagos, algunos de los cuales conservan intactas las capas anuales de sedimentos.
Uno de ellos es el lago Bosumtwi, de 75 metros de profundidad y que ocupa un cráter formado por el impacto de un meteorito hace un millón de años, donde se utilizó un escáner para analizar los sedimentos.
Los científicos pudieron comprobar que los periodos húmedos o secos en la zona se correspondían con el modelo de variabilidad conocido como Oscilación Multidecenal Atlántica (AMO en inglés), que había sido puesto en duda debido a la ausencia de registros climáticos de más de 350 años.
Este estudio proporciona un contexto de largo plazo que sugiere que el AMO de hecho existe", afirmó Shanahan.
El AMO consiste en una serie de cambios naturales en la temperatura de la superficie del océano Atlántico, con fases de enfriamiento y calentamiento que duran entre 30 y 60 años y con una diferencia de un grado centígrado entre extremos.
Cuando se calienta la zona ecuatorial del océano se debilita el monzón y se produce una sequía, explicó Shanahan.
Según Overpeck, no se puede predecir el futuro, aunque todo parece indicar que las temperaturas seguirán subiendo debido al calentamiento global y "cuanto más grandes sean las variaciones en el Atlántico, mayores pueden ser las sequías".
"Lo desconcertante de este registro es que sugiere que la última sequía -la más devastadora del siglo XX- fue relativamente menor en el contexto de la historia de las sequías en África occidental", señaló Timothy Shanahan, de la Universidad de Texas, autor principal del estudio.
La peor sequía del siglo XX tuvo lugar en la década de 1970 a 1980 en la región africana del Sahel y causó más de 100.000 muertos.
Los países más afectados por esta diferencia de temperaturas en el Atlántico son Costa de Marfil, Mali, Burkina Faso, Ghana, Togo, Benin, Níger, Nigeria y Chad, declaró a Efe Shanahan.
"El calentamiento global puede hacer que las sequías sean aún más calurosas, lo que sería devastador", dijo uno de los coautores del estudio, el profesor Jonathan Overpeck, de la Universidad de Arizona.
Debido al aumento de las temperaturas, de producirse hoy unos de esos episodios "sería mucho más severo y sería muy difícil que la población pudiera ajustarse al cambio", advirtió por su parte Shanahan.
Los científicos establecieron un registro del clima en África Occidental mediante un análisis de las capas anuales de sedimentos depositados en el lago Bosumtwi de Ghana, los datos geológicos del nivel del agua y otros indicadores climáticos, como los bosques hoy sumergido que crecieron alrededor del lago cuando éste se quedó seco durante cientos de años.
Estudiar el clima en los trópicos es difícil porque la mayoría de los árboles carecen de anillos que revelan el paso del tiempo y una de las mejores opciones son los lagos, algunos de los cuales conservan intactas las capas anuales de sedimentos.
Uno de ellos es el lago Bosumtwi, de 75 metros de profundidad y que ocupa un cráter formado por el impacto de un meteorito hace un millón de años, donde se utilizó un escáner para analizar los sedimentos.
Los científicos pudieron comprobar que los periodos húmedos o secos en la zona se correspondían con el modelo de variabilidad conocido como Oscilación Multidecenal Atlántica (AMO en inglés), que había sido puesto en duda debido a la ausencia de registros climáticos de más de 350 años.
Este estudio proporciona un contexto de largo plazo que sugiere que el AMO de hecho existe", afirmó Shanahan.
El AMO consiste en una serie de cambios naturales en la temperatura de la superficie del océano Atlántico, con fases de enfriamiento y calentamiento que duran entre 30 y 60 años y con una diferencia de un grado centígrado entre extremos.
Cuando se calienta la zona ecuatorial del océano se debilita el monzón y se produce una sequía, explicó Shanahan.
Según Overpeck, no se puede predecir el futuro, aunque todo parece indicar que las temperaturas seguirán subiendo debido al calentamiento global y "cuanto más grandes sean las variaciones en el Atlántico, mayores pueden ser las sequías".
Actualmente existe una tendencia creciente al debate medio ambiental en el ámbito internacional debido a las nuevas evidencias aportadas por diversos estudios. Las implicaciones socioeconómicas que trae acarreada la crisis ambiental requieren soluciones basadas en la sostenibilidad. Pero, para países subdesarrollados como los de África, el acceso a las tecnologías ambientalmente idóneas y el financiamiento para el desarrollo sostenible constituyen un reto.
El cambio climático es uno de los principales problemas ambientales globales con serías implicaciones previsibles para la humanidad. La mayoría de los países del continente africano se encuentran afectados por la desertificación, la inseguridad alimentaría y el déficit de agua potable. Dar ha conocer la situación ambiental en esta región, sería solo el comienzo de un análisis más profundo; en el cual se trataría la repercusión que tiene el cambio climático en la producción de alimentos, las migraciones, la salud y los mercados de energía.
El aumento de los desequilibrios económicos y sociales con un elevado costo ambiental debido al neoliberalismo, hacen que algunos gobiernos no puedan tomar medidas eficientes ante el problema del cambio climático.
El continente africano cuenta con características geográficas y ambientales muy particulares que lo hacen un tanto más vulnerable ante esta crisis. Por ejemplo, el 31% de las tierras de pastoreo y el 19% de los bosques y zonas forestales están clasificadas como degradadas, por lo que en el continente las tierras áridas cubren un 60% de su superficie. El 10% de los suelos productivos están dedicados a la agricultura de subsistencia y más del 25% tiene un potencial bajo para la agricultura sostenible. Cerca de 4 millones de hectáreas de zonas forestales se están perdiendo cada año; y las tierras propensas a la desertificación ocupan alrededor del 5% del continente, donde viven alrededor de 22 millones de personas.
La escasez de agua afecta a 300 millones de personas y cerca del 75% de la población africana usa aguas subterráneas como su principal fuente de agua potable. No obstante, la cantidad de agua renovable para todo el continente solo asciende a 3 930
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