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El olor como símbolo de identidad en El Perfume, de Patrick Süskind


Enviado por   •  30 de Mayo de 2013  •  Documentos de Investigación  •  929 Palabras (4 Páginas)  •  601 Visitas

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Ensayo: El olor como símbolo de identidad en El Perfume, de Patrick Süskind

El olor como símbolo de identidad en El Perfume, de Patrick Süskind.

Introducción

En este ensayo voy a explicar brevemente como está presentado el olor como símbolo de identidad en el libro El Perfume, de Patrick Süskind, en el cual el protagonista es un chico que tiene un olfato claramente más desarrollado que el resto de humanos, y se guía únicamente por él. Jean-Baptiste Grenouille, así se llama nuestro protagonista, va por el mundo únicamente orientado por su olfato, y para él todo lo que carezca de olor no importa o es inexistente. Un día, se da cuenta de que su propio ser no huele a nada, y por esa razón, decide crear un perfume que atraiga a todo el que lo huela.2

Desarrollo

La historia comienza cuando Jean-Baptiste Grenouille, siendo aún un recién nacido, es entregado por la nodriza Jeanne Bussie al padre Terrier. Ésta no lo quiere porque según ella “no huele a nada, y todos los niños de pecho huelen a algo”. Grenouille nace en el París del siglo XVIII, una ciudad en que “ reinaba un hedor apenas concebible” (Página 9), y la gente, al no tener tanto higiene como ahora, no se duchaba, lo cual hacía que en la ciudad se juntasen los olores de los animales, las personas, los excrementos de ambos, etc.; y la gente, al estar acostumbrada a esto, tenía la nariz saturada de olores y, en general, no le daban mucha importancia.

Nuestro personaje es, desde el principio, muy curioso por los olores, ya que “a los seis años ya había captado por completo su entorno mediante el olfato. No había ningún objeto en casa de madame Gaillard, ningún lugar en el extremo norte de la Rue de Charonne, ninguna persona, ninguna piedra, ningún árbol, arbusto o empalizada, ningún rincón, por pequeño que fuese, que no conociera, reconociera y retuviera en su memoria olfativamente, con su identidad respectiva. Había reunido y tenía su disposición diez mil, cien mil aromas específicos…” (Página 31), así que ya había registrado en su mente todos los olores próximos a él y, a medida que crecía, iría captando más.

Grenouille asociaba todo lo que veía a un olor. Para él, todo estaba identificado por su olor, y todo lo que él no pudiese oler no era de importancia o era, simplemente, inexistente. Es en el capítulo 29 cuando Grenouille se da cuenta de que él mismo no huele a nada, siendo, para él, un grave problema. Hasta entonces no se había percatado de eso, y tenía que encontrar una solución rápida y eficaz para acabar con ello. Aquí es cuando el lector se da cuenta por primera vez de que él, sin un olor con el que se le pueda distinguir, se siente, y es insignificante, aunque como ya dice al principio del libro “En el siglo XVIII vivió

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