El oscuro análisis del texto de Daniel Moyano

EL OSCURO

1. ESTRUCTURA DE LA NOVELA

La novela El Oscuro está constituida por diez capitulo. Cada capitulo ofrece fragmentos  de la vida del personaje principal: Víctor. La reconstrucción de la vida del coronel  se efectúa sobre la base de la multiplicidad de puntos de vista a través de la técnica de la corriente de conciencia. Humphrey entiende que pertenecen al la técnica fluir de conciencia  las “...narraciones que tienen como argumento esencial la conciencia de los personajes; es decir, que la conciencia descrita hace las veces de pantalla sobre la cual se proyecta el material que aparece en la novela” (Humphrey, 1969: 12). Luego especifica que:

La conciencia se refiere al desarrollo completo de la reflexión mental, desde los niveles anteriores a la conciencia misma hasta los más superiores de la razón, pasando por los diferentes estratos mentales (hasta) el mas alto de ellos el del conocimiento racional comunicable (Humphrey, 1969: 12).

La corriente de conciencia aborda específicamente los niveles de la psiquis  que preceden al nivel de verbalización racional, es decir que están alejados de los procesos de racionalización, siendo su objetivo revelar el ser síquico de los personajes. Este procedimiento es utilizado  en El Oscuro:

Los letreros tendrían que latir mucho todavía para que los pasos de Margarita (el portal, la cocina, la sala, las escaleras, el picaporte del dormitorio, donde se ahogaban) le mostrasen lo que había realmente en Chepes detrás del vidrio empañado. Casas, decía una lumbrarada del letrero; pero después de la pausa la misma luz decía leñas, pilas de leña” (Pág.178).^[1]

 La focalización del relato en el punto de vista de un determinado personaje, supone una mirada subjetiva de los acontecimientos que moldea a su manera la historia. El relato se focaliza en los siguientes puntos de vista de:

• Víctor
• Joaquín Echenique
• Don Blas.
• Fernando, el estudiante.

Todos los puntos de vista presentan un mismo valor semántico, en el sentido de que ninguno se legitima como  verdadero, al respecto  Humprhey dice que el autor quiere “... presentar la vida tal como es, sin prejuicios ni evaluaciones directas. Los pensamientos y acciones de los personajes están ahí, como creados por un autor invisible e indiferente. Debemos aceptarlos, pues existen” (Humphrey, 1969: 25). Sin embargo, cabe destacar, que el relato se focaliza con mayor amplitud y desarrollo en el punto de vista de Víctor, representante de un sistema de valores negativos dentro del contexto de la novela y de la obra de Moyano.

El relato no sigue un desarrollo lineal, comienza in media res, con un Víctor  adulto y se fragmenta con continuos retrocesos en el tiempo a partir del recuerdo de los personajes. Los diferentes puntos de vista, dados a través de la corriente de conciencia, difuminan los limites entre la realidad y los pensamientos, entre lo objetivo y lo subjetivo:

Sintió que todo aquello era una ficción como al que se desarrollaba en los aparatos de radio. No solo los hechos que debía investigar eran irrecuperables, ficticios, sino los personajes mismos. Margarita y Víctor y Mario y todo lo demás eran mentiras del tiempo (Pág. 112).

Si bien podemos inferir que  la narración transcurre en una Argentina de gobiernos no constitucionales,  el tiempo y el espacio no están precisados. Esto contribuye a crear la atmósfera de incertidumbre e incomprensión que rodea a los personajes. Solo sabemos a ciencia cierta, que parte de la infancia de Víctor transcurre en La Rioja pero el resto de su vida se diluye en espacios referenciales que se tornan difusos. No se sabe con certeza el escenario donde se mueven los personajes, si en Buenos Aires o en Córdoba, esto  puede interpretarse como una forma de jugar con los espacios, para que el lector   acompañe la narración a manera de un detective, imitando la función de Joaquín Echenique.

La referencia temporal también es imprecisa  pero el texto juega con la competencia erudita del lector,  ya que por ejemplo se podría situar el desarrollo de los hechos en los años de la muerte de Santiago Pampillón.

1. MITO DE LA AVENTURA DEL HÉROE

Podemos afirmar que en El Oscuro, el mito del viaje del héroe funciona también como correlato estructural pero se configura de manera más soterrada que en El trino del diablo y que en Una luz muy lejana. 

En El Oscuro se repite una situación básica: Víctor abandona su mundo de la  infancia –La Rioja-  para ingresar al liceo militar y mediante una serie de experiencias –que aparecen sugeridas en el texto- alcanza una forma de vida que relativamente lo satisface y que él cree estable. La muerte del estudiante desmorona su  mundo y desencadena una crisis en el  personaje, quien comienza a verse amenazado por la precariedad. La precariedad puede entenderse como inestabilidad, en el sentido que Víctor construye un mundo al que cree inmutable y absoluto,  la caída de este mundo pone en crisis las certezas del personaje, cuestionando, por lo tanto, su sistema de creencias “Desde el desdichado episodio del estudiante todo anduvo mal para él. Tuvo que renunciar a su cargo en la policía para no llevar adelante la polémica alentada por los diarios, y para colmo se había peleado con su mujer” (Pág. 57). El coronel toma conciencia de la precariedad del mundo que había creado:

Sin embargo lo que vino después del liceo fue también precariedad; del modo que los días en el establecimiento eran para él como una infancia dulce, irrecuperable. Comenzaron los hechos contradictorios del mundo, los hombres equivocados, la interminable ancianidad del padre y su posterior parálisis, los acosos del viejo, el cambio en Margarita... (Pag.13).

La estabilidad y la  precariedad se configuran como el par opositivo que obsesiona a Víctor y rige el desarrollo del viaje iniciático. Por lo tanto, podemos plantear que en El Oscuro  el esquema del viaje aparece invertido: a la vida del no iniciado le sucede una aparente vida postiniciatoria –por la pseudo estabilidad que alcanza el personaje- que caduca ante la muerte del estudiante y la rebelión de Margarita,  dando comienzo al verdadero periodo de iniciación donde el protagonista debe enfrentar las pruebas – la precariedad- . La inversión del esquema no es ajena  a implicancias de índole ideológica y señala una de las claves del sentido de la novela: la falsedad del sistema de valores sobre los que Víctor construye su mundo.

        En virtud de lo expuesto podemos afirmar que la primera etapa del viaje del héroe se ubica durante la infancia de Víctor en La Rioja. El periodo postiniciatorio se corresponde con la vida en el liceo militar, el casamiento con Margarita, el ascenso en las fuerzas armadas y el bienestar económico. En este periodo personaje logra una aparente estabilidad dada por el ejercicio de su dominio sobre los otros. Finalmente el periodo de  iniciación comienza a partir de la muerte del estudiante.  

LA VIDA DEL NO INICIADO

Si bien la narración empieza in media res, en la etapa adulta de la vida del coronel,  los flash-back que se producen en los monólogos interiores de Víctor y Don Blas nos permiten  reconstruir  esta primera etapa,  que se ubica en el espacio referencial de La Rioja.

Víctor rechaza y desprecia su mundo de origen “Bebió de allí con cierta repulsión, con la mano izquierda para no poner la boca en el mismo lugar del jarro donde sus tías ponían sin duda sus labios relumbrantes” (Pág. 9). El personaje no siente ningún tipo de pertenencia a su espacio original, al que construye desde la alteridad  “... y los datos de la vida de toda la gente de allá, como si yo me acordara de todos...” (Pág. 45). Si bien el mitema del llamado es producto del azar y no se relaciona con el hacer de Víctor:

Su padre lo había llevado allí para que se despidiera de los parientes más próximos antes de partir e ingresar a un liceo militar según el ofrecimiento de un tío apenas entrevisto que costearía los primeros cursos. El recuerdo de aquel tío lo alivió un instante. Su rostro no se parecía ni al de su padre ni a los de las tías enlutadas... (Pág. 9).

El abandono  desencadenado por el llamado se configura con rasgos claramente positivos, tanto  por la identificación tío- liceo con la madre como por el propio juicio del personaje “...lo único verdaderamente bueno en su vida había sido el liceo. En esos años todo había sido bello y seguro. Pertenecía a un orden perfecto que jamás se alteraba” (Pág. 12-13). La madre se configura desde la visión de Víctor con rasgos eufóricos, fundamentalmente por sus características raciales –origen europeo-  mientras que el padre, en tanto representante de lo indígena es subestimado y rechazado “...al indio soterrado que había en lo profundo de su padre...” (Pag.23).

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