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El propósito de esto es que lean porfavor todoz el libreto experimental


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2015  •  Apuntes  •  913 Palabras (4 Páginas)  •  50 Visitas

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El propósito de esto es que lean porfavor todoz el libreto experimental con el fin de reducirlo lo mas corto posible con su ayuda.

de ser tan largo sería monótono y perderemos a los espectadores

espero su colaboracion, gracias!!!


Hernando Téllez

(Colombia, 1908-1966)

Espuma y nada más

Narrador

      Era una barbería en Colombia. De repente llegó un hombre robusto, fuerte, grande y bien parecido. No saludó al entrar. Y el barbero dentro de sí pensó

Barbero

Hay yo sé quién es el, que horror. Pero seré un machote y él no se dará cuenta

Narrador

En ese instante el hombre se quitó el cinturón ribeteado de balas de donde pendía la funda de la pistola. Lo colgó de uno de los clavos del ropero y encima colocó el kepis. Se volvió completamente el cuerpo hacia el barbero para  hablarle y, deshaciendo el nudo de la corbata, le dijo:

Hombre

“Hace un calor de todos los demonios. Aféiteme”.

Hombre

“Los muchachos de la tropa deben tener tanta barba como yo”, “Pero nos fue bien, ¿sabe? Pescamos a los principales. Unos vienen muertos y otros todavía viven. Pero pronto estarán todos muertos”.

Barbero

“oh y ¿A cuántos cogieron?”

Hombre

“Catorce y tuvimos que internarnos bastante para dar con ellos. Pero ya la están pagando. Y no se salvará ni uno, ni uno”.

Narrador

Se echó para atrás el hombre en la silla, y el barbero aturdido le puso la sabana. El hombre no cesaba de hablar y Suponía que este era uno de los partidarios del orden.

Hombre

“El pueblo habrá escarmentado con lo del otro día”

Barbero

“Sí”

Hombre

“¿Estuvo bueno, verdad?”

Barbero

“Muy bueno” (regresa a la brocha)

Narrador

El hombre cerró los ojos con un gesto de fatiga y esperó así la fresca caricia del jabón. Mientras el barbero pensaba que Jamás le había tenido tan cerca. Pues el día en que ordenó que el pueblo desfilara por el patio de la escuela para ver a los cuatro rebeldes allí colgados, y el espectáculo de los cuerpos mutilados me impedía fijarme en el rostro del hombre que lo dirigía todo y que ahora estaba en sus manos. No era un rostro desagradable, ciertamente. Y la barba, envejeciéndolo un poco, no le caía mal. Se llamaba Torres. El capitán Torres. Un hombre con imaginación, porque ¿a quién se le había ocurrido antes colgar a los rebeldes desnudos y luego ensayar sobre determinados sitios del cuerpo una mutilación a bala?

Hombre

( Empezó a extender la primera capa de jabón. El seguía con los ojos cerrados.)

“De buena gana me iría a dormir un poco, pero esta tarde hay mucho qué hacer”.

Barbero

(Retiré la brocha y pregunté con aire falsamente desinteresado)

“¿Fusilamiento?”

Hombre

“Algo por el estilo, pero más lento”

Barbero

“¿Todos?”

Hombre

“No. Unos cuantos apenas”.

Narrador

Otra vez le temblaban las manos. El hombre no podía darse cuenta de ello y ésa era la ventaja. Pero hubiese querido que él no viniera. Probablemente muchos lo habrían visto entrar. Y el enemigo en la casa impone condiciones. Pero tendría que afeitar esa barba como cualquiera otra, con cuidado, con esmero, como la de un buen parroquiano, cuidando de que ni por un solo poro fuese a brotar una gota de sangre. Sí el barbero era un revolucionario clandestino, pero era también un barbero de conciencia, orgulloso de la pulcritud en su oficio. Y esa barba de cuatro días se prestaba para una buena faena.

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