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El vestirse deberia ser un arte


Enviado por   •  9 de Enero de 2016  •  Reseñas  •  1.243 Palabras (5 Páginas)  •  245 Visitas

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El vestirse debería ser un arte…

Era un veintisiete de junio de 2013, una madrugada  de esas en que pareciera que el cielo ha de caerse, o en que “Thor” el dios del trueno con su fabuloso mazo que al azotarlo provoca tempestades y vendavales, estuviera furioso con su esposa Sif.

     En las calles del fraccionamiento Laguna, podía verse como esa pequeña corriente de agua, se llevaba todo lo que estaba a su paso, no solo eran charcos, sino parecían ríos, la lluvia había hecho de la suyas.

     La alarma había sonado, gritando con gran bullicio, ¡Son las ocho en punto, es hora de levantarse!, Vanessa, una chica de cuerpo frágil,  de cabello del color de la noche, con una mirada profunda como el mar, labios carnosos que pueden incitar a cualquiera del sexo opuesto a comete una que otra locura, debía levantarse para iniciar un día más en su ajetreada vida.

        Aun con los ojos cerrados se levantó más a fuerzas que de ganas, primero un pie y después el otro, con pasos firmes pero lentos se dirigió  a la regadera: el agua congelaba cada uno de sus huesos, era como haberse metido a una tina llena de hielos, el frío le carcomía el alma, sino es que se la hubiera congelado antes.

     Después de quince minutos en la ducha, se dirigió apresuradamente a la cama a envolverse como una temible momia. En ese momento en que el alma comenzaba a derretirse. La idea loca que le estuvo rondando en la cabeza en la noche había vuelto: “El vestirse debería pasar a formar parte de las Bellas Artes”, se repetía así misma.

       Ahí, sentada en la esquina de su cama, con una mirada perdida, pero a la vez llena de luz, de alegría, resplandeciendo frescura, miraba ese cielo ya despejado, con ese azul que lo caracteriza, con ese color de siempre, el color alegre, tan iluminado como la cara de un pequeño cuando recibe un regalo, se preguntaba todo lo que conlleva vestirse, para enfrentarse a un nuevo día.

     

Y es que ella consideraba que vestirse diariamente es como la creatividad que no todos poseen. Con un salto veloz, salió de la cama, murmurando una que otras palabras. Se decía una y otra vez que el hecho de vestirse cumplía requisitos que las artes ya conocidas poseían.

     ¿Por qué no?, se preguntaba una y otra vez, argumentando con razones vagas que, el buscar tu ropa y accesorios, se hace buscando una representación de la belleza que cada uno posee, explotando cada virtud que se tiene. De igual forma, al estar ya vestidos, la gente puede admirarla mediante la vista, tal y como en las bellas artes. Y por último es abstracta, ya que lo que para uno es hermoso para los demás puede que no lo sea.

      Con pasos rápidos se dirigió a su armario, con una mano en la quijada y otra en la cintura, observaba cada artículo que ahí dentro se encontraba, comenzó a sacar una y otra blusa, vestidos, pantalones, de manera brusca, dejándolos caer por toda la habitación, sin importarle el desorden que estaba dejando.

  Ahí estaba, desesperada por encontrar algo que le favoreciera, algo que estuviera de acuerdo a su estado, o quizás algo de acuerdo a la ocasión, ya nada se sabía, solo podía vérsele botando trapos por doquier. Siempre con ese carácter un tanto alocado que tiene, caminaba por la habitación mientras que en la mano cargaba con un vestido.

     Hablando con su propio yo, se decía que al igual que las chicas, los chicos también podían pasar horas eligiendo que ponerse, que inclusive desde una noche antes, comenzaba esa fructuosa tarea de imaginar cómo te veras, que pensaran de ti, como te vera la gente, ¿Bonita?, ¿ridícula?, ¿sorpréndete?, no se sabe, siempre y cuando se tenga la delicada creatividad de saber vestirse.

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