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Encanto de Pueblo


Enviado por   •  4 de Diciembre de 2012  •  Ensayos  •  1.289 Palabras (6 Páginas)  •  543 Visitas

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Siempre he creído que el encanto de una ciudad está en los “Barrios”, no en los conjuntos residenciales, ni en lujosos y altos edificios y mucho menos en imponentes centros comerciales que atraen a todo tipo de personas con extravagantes y provocativos anuncios de Mc Donalds. La atracción de los barrios populares va más allá de su condición social, incluso de su estrato económico, está en la diversidad de sus habitantes, en la combinación de subculturas dentro de una cultura, en este caso “La Paisa”, en definitiva está en su gente.

Desde mi primera visita a los doce años al barrio Santa Cruz ubicado al nororiente de la ciudad cuando cursaba octavo grado en el colegio Santa Clara de Asís y hacia parte de un proyecto liderado por los hermanas Franciscanas, en el que voluntariamente los alumnos de dicha institución apadrinaban un niño de la I.E barrio Santa Cruz cuyo objetivo era brindar acompañamiento académico y económico para evitar la deserción escolar en zonas de alto riesgo, comprendí lo ignorante que era y lo equivocada que estaba.

El día de la visita al colegio, cuando nos dirigíamos con un grupo de compañeras y con las hermanas franciscanas en una pequeña buseta escolar y observaba por la ventanilla las empinadas y angostas calles, las casas adornadas por estendederos improvisados de ropa algunas en ladrillos, barberías pintadas con grafitis que difícilmente se entendía, madres con sus hijos de brazos, niños que cruzaban la calle sin ningún tipo de precaución, en fin innumerables aspectos que me hicieron reflexionar acerca de los verdaderos componentes que hacen parte de la identidad de un pueblo, de un barrio , de una ciudad, lo que verdaderamente nos pertenece y lo que celosamente ocultamos, escondemos y apartamos.

A esa edad comprendí que el encanto de una ciudad está precisamente en la multiplicidad y variedad de colores, olores, sabores y personajes que se encuentran en lugares estigmatizados en su totalidad por el conflicto interno que solo se hace visible a través de reportajes, crónicas y noticias manchadas en sangre.

Ahora vuelvo a este mismo barrio ocho años después, esta vez no hay compañeras, no hay hermanas franciscanas, no soy adolescente, ahora me enfrento a un universo paralelo que ya conocía, pero que cada vez se vuelve más intrigante y exótico, tampoco voy en buseta escolar, todo es mucho mas diferente me dirijo en metrocable y desde la altura de las cabinas suspendidas en el aire observo detenidamente las mismas acciones que un tiempo atrás me hicieron cambiar por completo el concepto de “Barrio Popular” o como algunas personas ignorantes dirían “Comunas” sin saber que toda la división geográfica de la ciudad consta de éstas independientemente de su ubicación y estrato, aunque la expectativa y la ansiedad rondan en mi cabeza, no puedo contener el deseo de volver y esta vez recorrer tranquilamente las calles del barrio. Mi cabina llega por fin a su lugar de destino Estación Santo Domingo, desde donde logro observar tres edificaciones contemporáneas que simulan tres rocas enclavadas en lo más alto de la montaña, el parque biblioteca España.

Cuando salgo de la estación y empiezo a caminar veo que todos los rostros apuntan a mí, pero hago caso omiso e intento desconectarme de cualquier prejuicio instalado en mi cerebro, continuo caminando hasta que llego al parque biblioteca España, observo los niños jugando, algunas parejas en el mirador del parque, me acerco y descubro a través de esa majestuosa panorámica la magia de esos lugares que encierran romanticismo, pero al mismo tiempo nos encierran en la pequeñez del ser humano de la cual muy pocos podemos salir.

Me retiro del parque y comienzo a caminar por las calles del barrio, no quiero

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