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En un pueblo lejano, donde no caía la lluvia y donde el sol aparecía una vez por semana, vivía y reinaba un hombre, que por culpa de los encantos de Sísifo*, se había convertido en un sujeto, un poco terco, un poco necio, un poco egoísta con sí mis


Enviado por   •  15 de Febrero de 2016  •  Ensayos  •  1.388 Palabras (6 Páginas)  •  346 Visitas

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En un pueblo lejano, donde no caía la lluvia y donde el sol aparecía una vez por semana, vivía y reinaba un hombre, que por culpa de los encantos de Sísifo*, se había convertido en un sujeto, un poco terco, un poco necio, un poco egoísta con sí mismo.

Un día decidió convocar a una reunión maestra, donde el elegiría a la única mujer que sería capaz de gobernar junto a él, se presentaron muchas mujeres de diversos lugares, bajas, altas, flacas, gordas, rubias, morenas, ofreciéndoles la receta secreta para que su reino salga de las penumbras. Debido a su austeridad, ninguna termino por convencerlo.

Al día siguiente, decidió salir a caminar fuera de su reino, pensó que así encontraría lo que buscaba, bajando la quebrada que lo guiaba a los caminos azules, encontró unas piedritas de oro, se agacho a recogerlas y enseguida apareció una anciana, ella le cuestiono “¿Lo que está ahí te pertenece?”, el con toda seguridad afirmo “Las cosas son de quienes se las encuentra”, la anciana le sonrió, con sus suaves manos acaricio su rostro, lo miro a los ojos y le dijo “Jamás encontraras la verdad si en tu corazón ella no habita”. “Quieres que te guie a la verdad… sigue los caminos azules... y así también tu pueblo vera el sol y a la lluvia orquestando el principio de la primavera.” “Ve… y sana tu corazón.”

Sabes que la verdad es el símbolo de toda felicidad, representa libertad, la maldad te hará creer que lo que consigues tropezado con los demás es tuyo y te pertenece irrevocablemente, pero no te permite ver que estas dejando que ella destruya todo dentro de ti, infectándote como un enfermedad de muerte lenta… No esperes encontrar a una persona realmente verdadera si tu amor propio y aceptación no te permite ser honesto contigo mismo.

Acepto mi culpa, pero y que paso cuando te pedí que no hicieras algo y lo hiciste, por respeto, que paso cuando creíste que yo tomaría algo que no era mío, que paso cuando me dijiste que no habías hecho algo que si hiciste y finalmente que paso cuando sin pruebas reales decidiste contaminar más tu energía con la mía acostándote con la primera opción que tenías. No quiero volver a hablar más de esto NUNCA más, porque no busco culpables porque desde el principio fui también consiente de muchas situaciones, no busco culpables que nos anclen al pasado, no me culpo ni te culpo, de esto solo queda la enseñanza y ahora la pregunta no es ¿Por qué? Sino ¿Para qué?.

Te extraño. Y por mi lado si me preguntas, eh borrado el casete. Recuerda no pidas lo que no das ni creas tuyo lo que no tienes, tu corazón necesita ser sanado ya que ese rencor guardado es el que te lleva a accionar como no deberías, sin conciencia. Y también recuerda que si estas huyendo de algo que te da miedo… acabas de descubrir por dónde empezar.

¿Un regalo perfecto de navidad? Dejar el rencor y los miedos a un lado, diluir el resentimiento y dejar que los sentimientos pertenecientes a tu esencia fluyan… un regalo no para mí, para ti.

Y para mi… el mejor, verte, quizá como amigos solamente. Te amo. DECIDE, ACTUA Y SERAS LIBRE.

P.D. Nunca humilles a nadie, amate más, porque aquí todos somos iguales, el mundo da muchas vueltas, ahora estas arriba mañana quien sabe. <3

ANEXO – EL MITO DE SÍSIFO

Sísifo es uno de los personajes más interesantes de la mitología griega. Vencedor de la Muerte, amante incondicional de la vida, Sísifo engañó a los dioses para escapar de los Infiernos y por ello fue condenado por Zeus a un castigo cruel por toda la eternidad: debía subir a fuerza de brazos una gran piedra hasta una cumbre del inframundo. Pero cada vez que el desdichado llegaba a la cima, la roca se le escapaba de las manos y rodaba por la ladera hasta abajo. No le quedaba otro remedio que descender y recomenzar su esfuerzo, sabiendo que nunca sería coronado por el éxito.

        Esta lucha indefinidamente recomenzada, en una eterna rotación de pesadilla, simboliza el absurdo de una búsqueda sin esperanza. La figura de Sísifo se ha evocado siempre como paradigma de una tarea extenuante y descorazonadora. Albert Camus le dedicó una de sus obras, en la que imagina al hombre como un Sísifo feliz, que, en medio de la aridez y la monotonía de su vida cotidiana vislumbra que su existencia no es ni más ni menos absurda que otras, sino una vida como cualquier otra. Camus propuso la figura de un hombre frío, conocedor de ese supuesto absurdo de la vida y buscador infatigable de placeres que puedan dar algo de dicha a su existencia. Esa figura ejerció una notable fascinación para las generaciones salidas de la Segunda Guerra Mundial, y aún hoy, más de medio siglo después, es una imagen que late dentro del corazón de muchos que buscan con ansiedad en el placer un poco de calor que suba la temperatura de sus vidas.

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