Enfermeria
citlali211926 de Agosto de 2014
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Tema: Cáncer Cervicouterino
ÍNDICE
Presentación…………………………………………………………………………….1
Introducción…………………………………………………………………………….3
Panorama epidemiológico……………………………………………………………4
Objetivos………………………………………………………………………………..9
Justificación…….…………………………………………………………………….10
Desarrollo…………………………………………………………………………….-11
Evaluación……………………………………………………………………………17
Bibliografías………………………………………………………………………….18
INTRODUCCIÓN
El cáncer cérvico uterino continúa siendo un problema importante de salud pública en el mundo, principalmente en los países en desarrollo. En México, este tipo de cáncer es la primera causa de muerte por neoplasias malignas entre las mujeres de 25 a 64 años. En el 2005, la tasa media nacional de mortalidad fue del 15.46 por 100,000 mujeres de 25 años y más, que corresponde a 4,247 defunciones. El 84% ocurrieron en mujeres con escolaridad primaria o menos y predominantemente en edad productiva.
En los últimos años se realizaron investigaciones que han permitido el avance, en el conocimiento de la etiología, diagnóstico y tratamiento del cáncer cérvicouterino, que han impactado en el decremento de las tasas de mortalidad por esta patología. En 1990 la tasa fue de 24.97 y para el 2005 fue de 15.46 por 100,000 mujeres de 25 años y más la disminución fue de 9.51 puntos.
Uno de los avances más significativos ha sido la identificación de la etiología del cáncer cérvicouterino, al esclarecer el papel que juega en el desarrollo de las lesiones intraepiteliales el Virus de Papiloma Humano (VPH), ya que se ha detectado hasta en el 99.7% de los carcinomas cervicales. Los profesores Harold zur Hausen y Lutz Gissman descubrieron entre 1981 y 1984 los VPHs asociados a neoplasias genitales: los tipos 6 y 11 asociados a neoplasias benignas, como el condiloma acuminado y los tipos 16 y 18 asociados al cáncer cervical. Con estos descubrimientos se inició el estudio intenso de los VPhs a nivel mundial y su asociación con esta enfermedad
Uno de los factores sociales que se han retomado en el aumento de probabilidad para desarrollar lesiones precursoras y cáncer es, sin duda, la situación socioeconómica de las mujeres. Una situación socioeconómica baja generalmente está asociada con ingresos económicos precarios, acceso limitado a los servicios de salud, nutrición deficiente y baja escolaridad, con respecto a la prevención de ciertas enfermedades como el cáncercérvico uterino; además, las prioridades de las mujeres están relacionadas con la satisfacción de necesidades básicas: comida, vivienda, vestido; desafortunadamente, el cuidado de la salud no es una de sus prioridades. Por todo ello, al cáncer cérvicouterino se le relaciona con la pobreza.
Es por eso que se realizara un plan de charla para exponerlo en la comunidad y tengan el habito de realizarse el Papanicolaou cada que corresponde y así poder prevenir esta enfermedad
PANORAMA EPIDEMIOLÓGICO
El cáncer cervical uterino es el segundo tipo de cáncer más común en las mujeres. La edad media de aparición es a los 45 años. Es el más frecuente en países en vías de desarrollo, diagnosticándose más de 400.000 casos nuevos cada año. 1 El cáncer cervical es un problema de salud pública. En el año 2001, el 11.7% de todas las neoplasias en las mujeres correspondieron al cáncer de cérvix, y se reportaron 369,500 casos nuevos en países en vías de desarrollo, a diferencia de los países desarrollados en los cuales 96,100 casos fueron diagnosticados en el mismo año. La población femenina originaria de Latinoamérica es considerada como de alto riesgo para desarrollarlo. Cada año se diagnostican 68,000 casos nuevos. Estudios comparativos de las tasas de mortalidad por esta enfermedad, señalan que tasas más altas corresponden a Chile y México.
MORTALIDAD POR CARCINOMA CERVICOUTERINO
En los últimos 10 años, el cáncer cervicouterino se ha mantenido como la segunda neoplasia en orden de frecuencia en la población derechohabiente del Instituto; sin embargo para la población femenina se ha ubicado en el primer lugar. El cuadro I refleja la situación de esta neoplasia en 1990.
En relación a la mortalidad general, no se encuentra dentro de las 10 principales causas de defunción, pero en el grupo de 30 a 44 años es la tercera causa de muerte, y una de las primeras 10 en todos los grupos de edad hasta los 64 años. Después de esta edad es desplazada del décimo sitio por otras causas competitivas de defunción.
En los últimos 15 años la tendencia de la mortalidad por cáncer cervicouterino se ha mantenido estable, con un rango de 3.3 a 4.5 defunciones por 100 000 derechohabientes usuarios (figura 1). Con el modelo de la recta no se puede rechazar la hipótesis nula de que la pendiente (β) sea diferente de cero.
Cuando se analiza la distribución por edad en el último año de observación, se puede apreciar claramente que las tasas específicas se incrementan a medida que aumenta la edad. Si se toma como referencia a las mujeres menores de 40 años, y se compara con cada uno de los grupos etáreos, puede apreciarse (cuadro II) que el riesgo de fallecer por esta neoplasia es cinco veces mayor para el grupo de 40 a 49 (IC 95% 4.2-6.3), y se eleva hasta 10 veces en las mujeres mayores de 80 años (7.3-12.6).
Para 1990 la tasa de mortalidad a nivel nacional fue de 3.7 defunciones por 100 000 derechohabientes usuarios. Empero, si en el denominador se considera sólo a la población femenina, la tasa correspondiente seria de 8.9 fallecimientos.
La representación gráfica de la distribución geográfica de la mortalidad por este tumor muestra un mosaico de desigualdad, sin un patrón claramente definido (figura 2). El contraste en la ocurrencia de este evento queda de manifiesto al observar que el rango en la tasa de mortalidad oscila de 0.8 en el Estado de México a 66.6 defunciones por 100 000 derechohabientes usuarios en Colima. Es interesante resaltar que los 10 estados con las mayores tasas de mortalidad fueron Colima, Durango, Guerrero, Nayarit, Hidalgo, Chiapas, Morelos, Yucatán, Puebla y Tamaulipas.
En vista del efecto de edad observado, y tomando en consideración que la distribución por edad de la población usuaria en las distintas delegaciones pudiera ser diferente, se decidió controlar en el análisis esta variable. En la comparación ajustada graficada en la figura 3, los estados más afectados son prácticamente los mismos.
Persiste Colima en primer lugar, con un riesgo ocho veces mayor de fallecer por esta causa en comparación al promedio nacional (cuadro III).
Cabe destacar que Yucatán, Puebla y Morelos ya no aparecieron en los 10 primeros lugares en el análisis ajustado, por lo que es de suponerse que tiene una población femenina usuaria de mayor edad. Sus lugares fueron ocupados por Querétaro, Zacatecas y Quintana Roo, donde seguramente las mujeres usuarias son más jóvenes en comparación al promedio nacional, lo que explica que sus tasas crudas sean menores quedas ajustadas.
Los estados con la menor mortalidad fueron Tlaxcala, México, Aguascalientes, Tabasco y el Distrito Federal. Esta última entidad tuvo una tasa ajustada por edad de cinco defunciones por 100 000 derechohabientes, con un riesgo de fallecer por esta neoplasia de apenas la mitad que el promedio nacional (cuadro IV).
MORBILIDAD POR CÁNCER CERVICOUTERINO
Para el año de 1989 la incidencia de cáncer cervicouterino en el Instituto fue de 9.7 casos por 100 000 años persona de observación.
Al igual que la mortalidad, la distribución de la incidencia es desigual a nivel nacional, y oscila de 0.9 en Durango hasta 27.2 en Veracruz. Los estados con la mayor ocurrencia de este padecimiento fueron Veracruz, Coahuila, Chiapas, Michoacán, Chihuahua y Tabasco. A su vez, aquéllos con la menor incidencia fueron Durango, Quintana Roo, Hidalgo, Yucatán y Baja California Sur (figura 4).
Llama la atención que Durango y Yucatán muestran bajas tasas de incidencia pero altas tasas de mortalidad, lo que hablaría de una mayor letalidad del padecimiento en ellos. Lo contrario se aprecia en Tabasco, que a pesar de tener una de las mayores incidencias en todo el país, su mortalidad es de las más bajas. No cabe duda que los problemas en la certificación y notificación de casos, pueden contribuir a explicar esta aparente paradoja.
Guerrero, Nayarit y Chiapas son estados que notifican las mayores tasas de incidencia y mortalidad, mientras que Baja California Sur, Aguascalientes y el Distrito Federal coinciden en informar baja incidencia y mortalidad. La congruencia en la presentación en ambos eventos en estas entidades indudablemente refleja aquéllas donde la ocurrencia del padecimiento es mayor, y se resalta la necesidad de centrar
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