Ensayo Argumentativo Sobre La Criminalidad En PR

die puede negar que Puerto Rico vive uno de sus peores momentos en términos de violencia y criminalidad. Pero para resolver la situación, hace falta un enfoque multisectorial, coincidieron entrevistados especialistas en diversas disciplinas.

Tanto es así que cada vez que se le preguntaba a algún especialista las posibles soluciones que se podían implantar desde su perspectiva, ninguno se limitó a su área de estudio o experiencia.

Desde jefes de agencia hasta líderes comunitarios, todos los entrevistados llegaron a la misma conclusión: es necesario fortalecer la educación y pensar en estrategias a mediano y largo plazo.

Prevención es otro concepto que se repitió y que aparenta estar rezagado, a pesar de que es clave para que la situación no se perpetúe.

Tampoco se puede culpar a una sola persona ni al Gobierno de que la situación haya escalado a niveles nunca antes vistos en nuestra historia como pueblo. Ése fue otro punto en común entre los consultados.

De igual forma, sacar a José Figueroa Sancha de la Policía y poner a un sustituto como quien saca un conejo del sombrero no necesariamente significa que tendremos menos incidentes violentos, dijo el sociólogo y ex secretario de Educación César Rey.

De la misma manera, algunos mostraron su preocupación en que los buenos programas sociales y de educación no tienen continuidad.

“Cada cuatro años se pretende reinventar la rueda, se improvisa y no hay tolerancia para traer al que piensa distinto a la mesa de trabajo”, lamentó Rey.

Con un promedio de 22 asesinatos por cada 100 mil habitantes, según estudios hechos por organizaciones de salud, es urgente también que todos y cada uno de los puertorriqueños se sienten a reflexionar qué pueden hacer para aportar su granito de arena desde lo personal, señalaron en entrevistas separadas la procuradora de las Mujeres, Wanda Vázquez, y la secretaria de la Familia, Yanitsia Irizarry.

Cada ciudadano debe hacer un examen de conciencia sobre qué cosas puede hacer para mejorar su entorno y ponerlo en acción, entonces podrá empezar a haber un cambio, dijeron ambas.

La educación es básica

Ésta es el fundamento de todas las alternativas.

Se dice fácil, pero para que haya estrategias efectivas en contra de la criminalidad, hay que invertir más recursos y esfuerzos en educar, especialmente a los niños, dijo el sociólogo César Rey.

El también ex secretario de Educación destacó la importancia de dejar a un lado los tabúes y hablar sin miedo de temas como las drogas en un idioma simple y tan temprano como los centros de cuido.

La enseñanza tiene además que ser amena y no limitarse al horario de clases.

Rey destacó que, para lograr hacer eso, hay que conocer nuestra historia y las razones que nos han llevado a ser una sociedad violenta.

“Somos campeones en invisibilizar el deterioro que estamos viviendo. Creemos que los problemas de clases sociales y de pobreza, que es una de las principales razones que genera violencia, pasa solamente en otros países”, declaró.

Pero también hay que atender a los jóvenes y a los adultos, señaló, por su parte, el epidemiólogo Johnny Rullán, quien propuso educar sobre la paz, no sólo desde las escuelas, sino en los beautys, los centros comerciales, los cines, los hospitales y todos aquellos lugares donde la gente va.

“La solución de conflictos, hablar para resolver los problemas, en vez de sacar un arma, es algo que se enseña, es algo que se aprende y eso es básico para evitar toda esta violencia que estamos viendo”, dijo Rullán.

Involucrar a los jóvenes en deportes para que aprendan disciplina y respeto por el otro es también otra alternativa, coincidieron.

Tratar la drogadicción

Desde el punto de vista salubrista, el Gobierno tiene múltiples alternativas que puede implementar para disminuir la incidencia criminal, porque ambos aspectos están íntimamente relacionados.

En eso coincidieron el ex secretario de Salud Johnny Rullán y Tomas Lamberty, quien trabajó 16 años en los Hogares Crea.

Rullán resaltó la necesidad de estudiar y hacer perfiles detallados sobre las personas que cometen crímenes y, de acuerdo con los resultados, diseñar estrategias “más certeras”.

Señaló la importancia de involucrar en esos estudios y soluciones a las escuelas de medicina y de trabajo social de distintas universidades del país.

“La mano dura no ha funcionado, pero se insiste en ese enfoque. Hay otras formas de atacar el problema que no son comprando más biombos y alarmas, hay que usar estrategias de inteligencia”, señaló Rullán.

Por otro lado, Lamberty dijo que la adicción a las drogas es uno de los síntomas de la falta de valores en la Isla, que dispara los niveles de crimen, y se debe tratar como una enfermedad no tradicional, con el componente psicológico como requisito.

Fortalecer a las familias

Para la secretaria de la Familia, Yanitsia Irizarry, el primer paso para enderezar el rumbo del país es reconocer que hay un problema, aunque sólo habló de la violencia a nivel personal, no institucional.

Una vez sucede eso, lo próximo es buscar ayuda.

“La violencia no es natural. Es hora de regresar a los valores, sentarnos a la

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