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Ensayo Popol Vuh


Enviado por   •  29 de Abril de 2015  •  3.899 Palabras (16 Páginas)  •  238 Visitas

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“Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado y vacía la extensión del cielo”

El mundo en el que habitamos era un lugar vacío en donde aún no existía la raza humana, flora ni fauna, era el imperio de un cielo desocupado. No había tierra solo el mar y el cielo, y ellos ocupaban toda la extensión terrestre en total soledad y tranquilidad. No había aún alguna cosa con vida. Ya existía la oscuridad y lo cubría todo.

En alguna parte de toda la soledad vivía el creador y el formador, estaban en el agua dotados de claridad ocultos con plumas verdes y azules, eran dos grandes sabios y pensadores.

Los creadores Tepeu y Gucumatz meditaron e iniciaron la creación de la humanidad y de toda la vida. Dispusieron y asignaron la forma de amanecer y de oscurecer, de quien daría el alimento y el sustento. Existía ya el Corazón del Cielo en tres personajes Caculhá Huracán, Chipi-Caculhá, Raxa-Caculhá.

Los creadores llenaron el vacío, crearon la tierra firme, el día, la noche; al igual que la neblina y las nubes, así fueron hechas, por arte de magia. Se creó igual la vegetación, por un prodigio. Pero acordaron que su obra se llenaría de gloria y esplendor cuando el hombre caminara sobre la tierra que ellos habían creado.

Se formaron valles y montañas, ríos y arroyos corrieron libremente entre los cerros. Y así también se formó el Corazón del Cielo y el Corazón de la Tierra, eternos guardianes de todo lo creado.

Crearon animales guardianes, dieron a cada uno tarea y asignaron el lugar de vivienda de cada uno de esos protectores. Ríos, cielo, barrancos, arboles, hierba, maleza… todo sirvió para dar cobijo a la nueva vida que fue creada.

Al culminar el Creador, el Formador y los Progenitores hablaron a los animales y les ordenaron que los invocaran, que los alabaran y les dieran gloria, pero les fue imposible. Así quedaron condenados a ser devorados unos a otros y a servir al ser que tendría la facultad para adorar a los Creadores.

Los Formadores intentaban y buscaban la forma de crear a los seres que los deberían de sustentar y alimentar. Los hicieron de lodo, pero eran aguados, no tenían vista, ni movimiento, ni fuerza, se deshacían fácilmente, hablaban pero no tenían entendimiento, por lo que fueron desechados.

Los Creadores consultaron a los adivinos y abuelos Ixpiyacoc, Ixmucané, Hunahpú-Vuch, Hunahpú-Utiú y buscaban la forma de dar vida a los seres que los adorarían, que se multiplicarían, que los sostenga y los alimente.

Echaron suertes y de madera los hicieron. Andaban, se multiplicaban, hablaban entre sí pero no se acordaron de sus creadores y fueron desechados.

Fueron masacrados por sus animales, por sus herramientas y utensilios, y fueron destruidos por una gran inundación. Algunos sobrevivieron, pues eran muy parecidos al hombre actual. Los supervivientes poblaron los árboles y se convirtieron en monos, de esa manera los monos y el hombre guardan una gran similitud.

La historia regresa en el tiempo a donde se encuentra un ser muy orgulloso llamado Vucub-Caquix que dice ser el sol y la luna. Era un ser que se enaltecía a sí mismo y esto molesto a los dioses.

Vucub-Caquix tenía dos hijos Zipacná y Cabracán, ambos igual de orgullosos que sus padres. Se vanagloriaban de ser los creadores de la tierra y de mover el cielo y la tierra, respectivamente.

Al ver el mal que estos tres seres hacían los hermanos Hunahpú e Ixbalanqué decidieron matarlos y querían hacerlo a la vista del Corazón del Cielo.

El primero en morir fue Vucub-Caquix. Los dos hermanos Hunahpú e Ixbalanqué observaron al ser y notaron que siempre iba a comer a un árbol de nance como una rutina. Durante el tiempo que Vucub-Caquix comía, Hun-Hunahpú le dio un tiro de cerbatana el cual le quebró la quijada, lo que provocaba a Vucub-Caquix un gran dolor. Hun-Hunahpú corrió a donde estaba Vucub-Caquix, pero este le arrancó el brazo.

Los dos hermanos meditaron de la forma de culminar el asesinato de Vucub-Caquix, así que acudieron a donde los ancianos Zaqui-Nim-Ac y Zaqui-Nimá-Tziís y les contaron lo sucedido. Los ancianos y los hermanos planificaron nuevamente el asesinato de Vucub-Caquix.

Los dos ancianos fueron a donde se encontraba Vucub-Caquix y lo encontraron recostado en un troco mientras moría del dolor de muelas. Los ancianos se hicieron pasar por curanderos y engañaron a Vucub-Caquix diciéndole que el dolor era provocado por gusanos de los dientes. Le dijeron que le iban a extraer los dientes y los iban a reemplazar con hueso molido que no era más que maíz blanco.

Los ancianos le quitaron los dientes y le colocaron los granos de maíz, pero también le reventaron la niña de los ojos, acabando con Vucub-Caquix. Le despojaron de sus bienes y recuperaron el brazo que le había quitado a Hunahpú. Así murió Vucub-Caquix. Pero vivan aún sus hijos.

El siguiente en ser asesinado era Zipacná que decía ser el creador de las montañas.

Mientras Zipacná se paseaba encontró a un grupo de muchachos que movían un tronco muy grande y pesado, a lo cual les ofreció su ayuda. El movió el tronco, pero los muchachos quedaron intranquilos ante la posibilidad de que Zipacná los matara.

Meditaron y llegaron a lo siguiente: Abrieron un hoyo muy grande y al no poder seguir ellos llamaron a Zipacná para que terminara de abrir el agujero. Mientras Zipacná abría le hoyo los muchachos le lanzaron encima el tronco que antes él había movido.

Los muchachos festejaban ya que creían que habían matado a Zipacná, pero el solo estaba oculto ya que escuchaba como celebraban por su presunta muerte. Al tercer día de la celebración Zipacná surgió de la tierra y asesinó a los muchachos. Ese día los muchachos entraron a un grupo de estrellas llamado Motz, aunque quizá no haya sido así.

Hunahpú e Ixbalanqué al enterarse de la muerte de los muchachos pensaron como matar a Zipacná.

Hicieron una figura de un cangrejo muy grande y la colocaron al pie del cerro Meauán. Cuando caminaba Zipacná por ahí los dos hermanos le hablaron contándole de que había un gran cangrejo al fondo del barranco.

Zipacná que no comía desde varios días se ofreció a traer al cangrejo. A base de engaños lo empujaron al fondo del barranco, en donde se encontraba el cangrejo. Al llegar al fondo el gran cerro se derrumbó sepultándolo. Así fue derrotado Zipacná.

El segundo hijo de Vucub-Caquix, Cabracán, se jactaba de ser aquel que movía y desmoronada cerros y montañas. Por orden del Corazón del Cielo, Ixbalanqué y Hunahpú debían matarlo.

Los dos hermanos caminaban con

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