Es bien sabido que los trabajadores en América Latina buscamos cualquier pretexto para no ser productivos, aunque no lo llamemos propiamente de esa manera.

Es bien sabido que los trabajadores en América Latina buscamos cualquier pretexto para no ser productivos, aunque no lo llamemos propiamente de esa manera. Hablando un poco más centrado, el trabajador mexicano tiene una mentalidad de conformismo que ha sido hasta el momento difícil de cambiar.

Queremos tener lo mismo que Estados Unidos, mejores empleos, mejores salarios, mejores servicios de transporte, pero tampoco deseamos esforzarnos un poco más allá de lo que nos exige el lugar donde laboramos y/o vivimos.

Pienso que mucho de la falta de la productividad comienza desde pequeños, individualmente hablando, porque desde tu formación como ciudadano o persona adulta deberías irte enfocando en que es lo que deseas realizar en un futuro que aparentemente es lejano pero cuando te das cuenta está frente a ti. Tenemos noción de lo que nos gusta pero nos inclinamos hacia lo que el padre o la madre dice que debemos ejercer y creo que puede comenzar el problema de la productividad por ahí.

Por ejemplo, un niño pequeño le gusta la pintura y es sumamente bueno en lo que hace, pagaría por hacerlo, es su pasión, su talento, cuando llega el momento de decidir hacia donde quiere dirigirse en el ambiente laboral sus padres dicen que debe ser abogado y que de artista morirá de hambre. Decide estudiar Derecho, lo que sucede después es que como no le gusta no pone atención, lleva malas calificaciones y al final obtiene un título que nunca quiso y consigue un empleo que odia, apenas llega al trabajo y no ve la hora de salir. Su productividad es escasa y no rinde frutos. En cambio si hubiera elegido su pasión para volverse profesional probablemente su creatividad habría salido a relucir en cualquier lado y podría haber creado cosas excelentes.

Aunque también es cierto que el gobierno pone muchas trabas para el desarrollo de una empresa pequeña o micro, solo orilla a los dueño de las empresas a la evasión del impuesto; y vuelvo a lo mismo de la formación del individuo, realmente no creo que desde pequeño se fomente la idea de ser un trabajador productivo, al contrario, nos forman muy cómodos y nos enseñan a que si algo no nos gusta debemos tirar la toalla o protestar con huelgas o paros laborales. En Japón cuando los empleados están de huelga no paran sus labores, al contrario, ellos trabajan aún más en el producto que fabrican porque saben que al tener exceso de oferta el dueño de la empresa se ve obligado a bajar sus precios para lograr venderlo todo y la casa pierde.

No dudo que América Latina logre tener un crecimiento en productividad, pero tendría que combatir con cientos de años de una rutina constante que no quiere cambiar y tal vez sería un golpe muy duro y difícil de sobrellevar.

Queremos competir con los países primermundistas o simplemente imitarlos en infraestructura o servicios, pero no queremos esforzarnos o pagar por buena calidad, es mejor pagar poco, obtener algo similar que al cabo de poco tiempo no sirva.

América Latina tiene todo para explotar sus recursos que son inmensos pero su gente es egoísta. Las empresas no se ven unas a otras como apoyos de lo que les hace falta sino como su competencia, la que le va a quitar su posible ingreso y no confían en terceros. Francamente creo que sería un éxito si las Pymes colaboraran juntas en la productividad e ir creciendo a la par, pero incluso solo pensar en compartir algo, saber que no va a tener todo el beneficio una sola empresa o persona resulta aterrador para ésta.

Comenzamos con la mentalidad de los países de América Latina respecto a otros países del mundo económicamente hablando, sean productivos o no, la mentalidad es pobre por lo tanto se debe hacer un diagnostico que permita valorar la productividad agregada.

Retomando los dos puntos que influyen en una empresa productiva que es el capital físico y el capital humano, el primero hace referencia a los medios de maquinaria y producción y el segundo a la capacidad productiva del individuo (fuerza y trabajo). Dicho de otra manera, una empresa puede tener el mejor equipo tecnológico en su maquinaria pero si no tiene a trabajadores competentes que sepas extraer el mejor funcionamiento de éstas de nada sirve invertir tanto dinero en ellas si no se ha invertido lo suficiente en la educación y/o capacitación del trabajador(es).

Creo que las empresas en América Latina se preocupan más por el obtener utilidades que por educar, retroalimentar e incentivar a su capital humano por qué no lo ven como una parte fundamental en su desarrollo, y creen poder reemplazarlo con facilidad por pensar que la misma empresa no depende de su trabajador, cuando en realidad para poderse seguir sosteniendo en el mercado se necesita de un todo que la saque a flote, y en ese todo va incluido el trabajador sobre todo si éste ya tiene la experiencia y la lealtad hacia su trabajo.

Ahora, el mercado de América Latina está poblada por miles de micro, pequeñas y medianas empresas, y unas cuantas, muy contadas, grandes empresas que probablemente si sean productivas, pero al ser mayoría las Pymes crean mayor peso al momento de obtener el PIB, y al no ser tan productivas como se espera es resultado es deficiente.

Creo que América Latina tiene mucho recurso por explotar pero no se ha sabido extraer o comercializar, estamos tan inmersos en otros sectores que en recursos naturales o alimenticios, en los cuales América Latina es rica y basta. Sin duda, en la actualidad, ha cambiado tanto el orden de importancia en cuanto a demanda se refiere; Es más importante tener un buen teléfono celular, computadora, internet rápido, Facebook, etc., que fruta de calidad, ropa creada por manos pertenecientes al país donde se vive o alimentos naturales. Esa parte ha sido ganada por otros sectores que se han vuelto prescindibles para la sociedad, simplemente porque “está de moda”.

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