Etica Cantiana
aarodante27 de Febrero de 2015
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ETICA KANTIANA
La Ética Kantiana destaca por que a pesar de ser de raíz ilustrada tiene connotaciones religiosas, por lo que fue alabado por los filósofos cristianos, y criticado por los filósofos ateos.
Los dos puntos fundamentales de la ética Kantiana son los siguientes
• Demostrar la falsedad de toda doctrina moral que pretenda a apoyarse en consideraciones empíricas.
• Otorgar a la ética una base exclusivamente racional y apriorística.
Para comprender estos dos puntos hace falta saber que el empirismo consiste en la adquisición del conocimiento a través de la experimentación, es decir que para saber algo antes tienes que comprobarlo. Y apriorística se refiere a que sabes algo antes de comprobarlo mediante una deducción lógica.
IMPERATIVO CATEGÓRICO
Otro punto fundamental de la Ética Kantiana es el imperativo categórico que consiste en norma que considera incondicional, necesaria y absoluta, y que debe ser el fundamento racional de toda conducta moral. Para Kant las opciones morales solo son válidas si pueden si pueden ser adoptadas por todos y en todo momento, el imperativo categórico es un mandato que debe ser obedecido como un deber moral por encima de los intereses individuales pero por propia voluntad.
Un hombre actúa moralmente, según Kant, cuando actúa por deber. El deber es, según Kant, “la necesidad de una acción por respeto a la ley” es decir, el sometimiento a una ley, no por la utilidad o la satisfacción que su cumplimiento pueda proporcionarnos, sino por respeto a la misma.
Kant distingue tres tipos de acciones:
1. Acciones contrarias al deber.
2. Acciones conforme al deber.
3. Acciones por deber. Sólo estas últimas poseen valor moral.
Supongamos un comerciante que no cobra precios abusivos a sus clientes. Su acción es conforme al deber. Ahora bien, tal vez lo haga para asegurarse así la clientela, en tal caso la acción es conforme al deber, pero no por deber. La acción es un medio para conseguir un fin. Si, por el contrario, actúa por deber, es decir por considerar que ese es su deber, la acción no es un medio para conseguir un fin o propósito, sino que es un fin en sí misma, algo que debe hacerse por sí.
El valor moral de una acción radica en el móvil que determina su realización. Cuando este móvil es el deber tiene valor moral.
Kant entiende que los seres humanos se caracterizan por su autonomía, es decir, la capacidad de darse normas a ellos mismos o de seguir de forma crítica las que les dan otros. Esta capacidad es única en la naturaleza y convierte a los seres humanos en seres excepcionales, incomparables con cualquier otro, por lo que no tienen precio, sino que se le aplica un concepto distinto que es el valor. Este valor es expresable en el concepto ético básico para la antropología de Kant, la dignidad. La dignidad supone el deber de actuar con el otro como si fuera un fin en sí mismo, es decir, la imposibilidad de utilizarlo como una cosa, como un medio para nuestra conveniencia.
A pesar de que Kant evita en buena medida hablar de lo bueno y lo malo, él entiende que existe algo absolutamente bueno: lo bueno incondicionado. Esto es la buena voluntad, el deseo de hacer siempre las cosas adecuadamente. Kant entiende que la ética (la razón práctica) tiene algunos postulados que no son demostrables, como los tenía también la razón pura. Estos postulados son la libertad, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios. Esto es así porque la ética tan sólo tiene sentido si existe la libertad; la felicidad, que sería la perfecta adecuación entre nuestros deseos individuales y el deber moral tan sólo se podría dar si fuésemos infinitos, porque supondría una voluntad santa en este mundo y esto es imposible. Por último, la propia idea de felicidad supone la existencia
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