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Etica Deberes Y Virtudes


Enviado por   •  17 de Octubre de 2011  •  1.209 Palabras (5 Páginas)  •  5.000 Visitas

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Introducción

La virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien. Permite a la persona no sólo realizar actos buenos, sino dar lo mejor de si misma. Con todas sus fuerzas sensibles y espirituales, la persona virtuosa tiende hacia el bien, lo busca y lo elige a través de acciones concretas".

Significa la palabra virtud, en sentido general, alguna cualidad buena del hombre y connota por su etimología latina, virtus (de vir, varón , y vis, fuerza), la idea de fuerza y vigor, y según la griega, areté, expresa la idea de perfección, mérito o cualidad que hacen al hombre digno de gloria. Los griegos, al parecer, fueron los primeros en estudiar filosóficamente las virtudes, alcanzando su desarrollo con Aristóteles, que liga la virtud al concepto de habito. Los autores cristianos, especialmente San Agustín y luego la escolástica, profundizaron en el tema, destacando el estudio de Santo Tomas, que de nuevo enlaza el concepto de virtud al de habito, haciendo preceder en la "Suma" el tratado de hábitos al de virtudes. En la teología posterior se fue progresivamente reduciendo de extensión el tratado de hábitos. Por otro lado, se ira también desvirtuando la noción de habito al estudiarlo sólo desde un punto de vista Psicológico, como algo ligado fundamentalmente con el aprendizaje, como modificación de la conducta persistente en el tiempo producida por repetición de actos, pero sin tener en cuenta su inhesión en el ser y en el sujeto y descuidando los aspectos éticos.

El concepto de deber ocupa uno de los lugares centrales de nuestro lenguaje moral. Nos referimos con él a los mandatos y obligaciones mediante los cuales modificamos nuestra conducta y, en general, al conjunto de exigencias que conforman nuestra praxis cotidiana. Añadir el predicado moral implica introducir un factor diferenciador esencial: se trata ahora de una auto-obligación, de una auto-limitación, que, a diferencia de otro tipo de coacciones, se enfrenta sólo a las sanciones internas derivadas de nuestra propia conciencia de la responsabilidad de la acción. Como todas las formas de obligación, el deber moral limita el ámbito posible de elección y, por tanto, de actuación. Pero aquí nos encontramos con una obligación libre, es decir, voluntaria y reflexivamente aceptada.

La existencia de este tipo de actuaciones la encontramos directamente reflejada en nuestra capacidad de realizar juicios morales. De ahí que podamos afirmar que estamos ante un hecho o factum que no admite discusión. Las dificultades aparecen más bien cuando dejamos el nivel intuitivo de nuestro propio lenguaje moral y nos comprometemos a explicar el sentido de este tipo de acciones. Esta ha sido y es, precisamente, una de las tareas básicas de la filosofía moral o ética: dar razones del porqué de esta peculiar forma de obligación y, de esta forma, hacerse cargo de los fundamentos de la actuación moral. Dentro de esta tarea, la tematización del concepto deber apunta hacia las posibles respuestas a la pregunta « ¿Por qué ser moral?», esto es, « ¿por qué actuar moralmente?». Detrás de estas cuestiones no se esconde sino la necesidad de orientación de la acción que caracteriza al actuar humano. La distinción entre ser y deber ser no viene impuesto por la reflexión ética, sino que la reflexión ética intenta responder a esta escisión inherente a nuestra praxis social. Tales respuestas forman parte, como nos recuerda Aranguren, de esa necesidad de ajustamiento, de iustum facere de justificar nuestros actos, sin la cual perdería la conducta su sentido y razón de ser. De tal necesidad ya se habían dado perfecta cuenta los pensadores estoicos cuando adelantaron

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