Etica Del Contador
helencesilia28 de Octubre de 2013
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1. LA CONCIENCIA ETICA
La conciencia ética es la noción que tenemos de las sensaciones, pensamientos y sentimientos que se experimentan relacionándoseles con las normas y conductas sociales dentro de un margen de orden.
En otras palabras es el hecho de tener en cuenta que la acción que realizamos es calificada por la sociedad como buena o mala.
La conciencia ética es el mecanismo interior que presenta a la inteligencia humana, unos fines naturales propios sólo del ser humano; pero no lo hace de forma neutra, sino que advierte de la conveniencia o no de actuar de acuerdo a ellos. Todo valor ético se presenta de tal manera a la conciencia que exige ser buscado por sí mismo. El ser humano de forma inmediata capta que tiene mayor valor el valor ético, que cualquier otro, y se siente interiormente interpelado a elegirlo. No es una cuestión personal, es decir que cada quien elige cuál es el valor que mejor se le ajusta. Es algo que se le impone al ser humano desde fuera. Él no se da a sí mismo este valor, por lo tanto no puede “re-inventarlo”.
Esta absolutez es su característica esencial y se ve en que afecta a todo el sujeto humano como tal, en lo que tiene de más íntimo, en lo que le hace ser él mismo al máximo, su libertad inteligente. Todos los demás valores afectan al ser humano y de forma significativa, pero ninguno como el valor ético, que involucra a toda la persona.
Por ello cuando calificamos íntegramente a una persona de buena o de mala, lo hacemos en orden a este valor. Por ejemplo:
• Hitler tuvo muchas cualidades: fue un gran orador, un buen estratega, inteligente, con gran personalidad y fuerza de arrastre, pero de él decimos “fue malo”, porque lo esencial que define a la persona, es justamente la elección que hace del valor ético, es decir del bien o del mal.
• Ejemplo contrario es lo que se dice de la Madre Teresa de Calcuta. No fue una mujer bella, con dotes deportivas o artísticas, ni un genio intelectual, pero el mundo entero la califica como una mujer buena.
2. LA CONCIENCIA MORAL
“La conciencia moral es un juicio de la razón por el que la persona humana reconoce la cualidad moral de un acto concreto que piensa hacer, está haciendo o ha hecho”
Sólo un ser humano es sujeto de actos morales o inmorales. Podemos por tanto, concluir que "la conciencia moral es una función de la persona humana".
La experiencia nos enseña que ciertas personas observan una determinada conducta moral y que otras se conducen de forma inmoral. En consecuencia "la conciencia moral no es algo añadido a la persona, sino que es la misma persona, el sujeto de la conducta moral". "La conciencia moral es una realidad dinámica que capacita al hombre para captar y vivir los valores morales". Su desarrollo y perfección dependen del desarrollo y de la perfección de la personalidad de cada hombre.
La capacidad del ser humano para comportarse moralmente, llevando a cabo actos elegidos de forma libre, reflexionados racionalmente, asumiendo la responsabilidad de sus consecuencias, etc. es gracias a que el ser humano posee lo que se conoce como conciencia moral, una capacidad exclusivamente humana que nos hace capaces de distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo, etc. Nuestra conciencia moral es capaz de juzgar nuestros propios actos, nos permite saber íntimamente, si actuamos bien o no, produciendo sentimientos de satisfacción o remordimientos y es la que nos hace sentirnos responsables de las consecuencias de nuestras acciones.
Parece claro para ciencias como la Psicología que la conciencia moral existe, ya sólo por el hecho de experimentar remordimientos o satisfacción después de realizar ciertas acciones no es posible dudar de esta capacidad humana. Ahora bien, en lo que no hay acuerdo es en su origen:
• Para unos pensadores, llamados naturalistas, la conciencia moral forma parte de la propia naturaleza racional humana, la cual es capaz de reflexionar sobre sus propios actos, valorarlos y darse a sí misma normas de conducta. Desde este punto de vista, nacemos ya con ciertas inclinaciones hacia lo bueno o lo malo, etc.
• Para otros, los llamados convencionalistas, la conciencia moral se van formando poco a poco a lo largo de la vida como resultado de la influencia de la factores sociales como la familia y la educación o los amigos, políticos, económicos, los medios de comunicación, etc.
Desde esta postura, pues, no nacemos buenos o malos "por naturaleza", sino que lo vamos aprendiendo y haciéndolo parte de nuestra personalidad, poco a poco. Este desarrollo moral, sería común a todos los seres humanos, independientemente de la sociedad o de la época en que han nacido, es, ante todo, una cualidad específicamente humana, como lo es la racionalidad o la capacidad de elegir libremente, cualidades que nos diferencian del resto de animales.
3. LA ÉTICA PROFESIONAL
La profesión se puede definir como ʺla actividad personal, puesta de una manera estable y honrada al servicio de los demás y en beneficio propio, a impulsos de la propia vocación y con la dignidad que corresponde a la persona humanaʺ. En un sentido estricto esta palabra designa solamente las carreras universitarias. En sentido amplio, abarca también los oficios y trabajos permanentes y remunerados, aunque no requieran un título universitario. En virtud de su profesión, el sujeto ocupa una situación que le confiere deberes y derechos especiales, como se verá:
• La Vocación. La elección de la profesión debe ser completamente libre. La vocación debe entenderse como la disposición que hace al sujeto especialmente apto para una determinada actividad profesional. Quien elige de acuerdo a su propia vocación tiene garantizada ya la mitad de su éxito en su trabajo.
• Finalidad de la Profesión. La finalidad del trabajo profesional es el bien común. La capacitación que se requiere para ejercer este trabajo, está siempre orientada a un mejor rendimiento dentro de las actividades especializadas para el beneficio de la sociedad. Sin este horizonte y finalidad, una profesión se convierte en un medio de lucro o de honor, o simplemente, en el instrumento de la degradación moral del propio sujeto.
• El Propio beneficio. Lo ideal es tomar en cuenta el agrado y utilidad de la profesión; y si no se insiste tanto en este aspecto, es porque todo el mundo se inclina por naturaleza a la consideración de su provecho personal, gracias a su profesión. No está de más mencionar el sacrificio que entrañan casi todas las profesiones: el médico, levantándose a media noche para asistir a un paciente grave; el ingeniero, con fuertes responsabilidades frente a la obra, etc. La profesión también gracias a esos mismos trabajos, deja, al final de cuentas, una de las satisfacciones más hondas.
• Capacidad profesional. Un profesional debe ofrecer una preparación especial en dos sentidos: capacidad intelectual y capacidad moral. La capacidad intelectual consiste en el conjunto de conocimientos que dentro de su profesión, lo hacen apto para desarrollar sus labores. Estos conocimientos se adquieren básicamente durante los estudios universitarios, pero se deben actualizar mediante las revistas, conferencias y las consultas a bibliotecas. Es responsabilidad del profesional mantenerse actualizado en conocimientos. La capacidad moral es el valor del profesional como persona, lo cual da una dignidad, seriedad y nobleza a su trabajo, digna del aprecio de todo el que encuentra. Abarca no sólo la honestidad en el trato, no sólo en el sentido de responsabilidad en el cumplimiento de lo pactado, sino además la capacidad para abarcar y traspasar su propia esfera profesional en un horizonte mucho más amplio, hacia la búsqueda y construcción de una sociedad más justa y equilibrada. El profesional debe ejercer su función desde la más estricta honradez y fidelidad a los principios. Junto a los conocimientos y habilidades para el buen desempeño, los profesionales deben caracterizarse por sus principios éticos y morales, por su honestidad a toda prueba, por su incorruptibilidad, por su disciplina, su espíritu colectivo, por su austeridad, modestia y estilo de vida sencillo. El ejercicio profesional demanda un amplio campo de autonomía, tanto personal como del colectivo en su conjunto, cuyo correlato es la asunción de las responsabilidades inherentes al desarrollo de la actividad.
La RESPONSABILIDAD PROFESIONAL, es un caso paradigmático de responsabilidad moral que proviene del conocimiento especial que cada uno posee. El profesional debe dominar una parte especial del conocimiento avanzado, particularmente conocimiento que tiene que ver con el bienestar de los otros, que demarcan una profesión. Como guardianes del conocimiento especial que influye en el bienestar humano, los profesionales están obligados por responsabilidades morales especiales, que son requerimientos morales, a aplicar a su conocimiento, de forma que beneficie al resto de la sociedad. Dicho lo anterior, podemos hablar de la existencia tanto de una ética como de una deontología profesional. La primera se centraría sobre todo en perfilar y definir el bien de una determinada profesión (no sólo el personal del propio profesional, sino especialmente su aportación al bien social o común), mientras que la segunda se ocuparía de las obligaciones propias de dicha actividad. En otras palabras: la ética profesional sería la expresión de las diversas y plurales éticas de máximos existentes en todos y cada uno de los profesionales de especialidad, mientras que la deontología expresaría la ética de mínimos que
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