Etica Y Moral

En la actualidad la ética y la moral han pasado a significar cosas distintas y hacen referencia a ámbitos o niveles diferentes. La moral tiene que ver con el nivel práctico o de la acción y la ética con el nivel teórico o de la reflexión.

La moral es el hecho real que encontramos no solo en Colombia sino en todas las sociedades, es un conjunto de normas a saber que se transmiten de generación en generación, evolucionan a lo largo del tiempo y tienen fuertes diferencias con respecto a las normas de otra sociedad y de otra época histórica, estas normas se utilizan para orientar la conducta de los integrantes de esa sociedad. Ahora bien ante tantas discusiones que se dan hoy en día alrededor del modelo de país que queremos resulta necesario poner sobre la mesa una serie de asuntos para visualizar al futuro. Cuando hablamos de futuro se trata de las generaciones venideras de colombianos.

¿Qué Colombia estamos construyendo? ¿Qué lugar tienen el medioambiente y el agua en nuestra sociedad? ¿Qué hay sobre el siempre desplazado derecho a la tierra y su relación con el trabajo?

Pensar en un mundo más justo, con trabajo, comida y agua al alcance de todos y todas suena al menos, lejano. Gente que trabaja en pos de esos objetivos, en búsqueda de cambiar una realidad que se presenta cruel ante nuestro país. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable.

Cualquier presidente del Gobierno o ministro nos diría solemnemente que todo lo que ha hecho tenía la intención de lograr “un futuro mejor” para nuestro país y probablemente es cierto, pero lo que aquí se plantea es si el modo de pensar y proyectar ese futuro está siendo el más adecuado.

Por tanto, si fuéramos parte del Gobierno y además de resolver los problemas cotidianos, quisiéramos dirigir al país hacia un futuro mejor, no tendríamos más remedio que sacar tiempo de donde fuera para pensar: qué debe entenderse por un futuro “mejor”, qué cambios o reformas son claves para el cambio, cómo las vamos a conseguir, qué consecuencias tendrán a corto y largo plazo y cómo se las vas a explicar a la gente. Pero a medida que nos fuéramos metiendo en ello nos daríamos cuenta de dos cosas: Que esta reflexión es mucho más importante y necesaria de lo que creíamos al principio y por otra parte que también es mucho más compleja y laboriosa de lo que pensábamos.

Para llevar a cabo ese tipo de reflexión es necesario dedicar mucho tiempo a recopilar datos e información, consultar a los mejores expertos del país, pensar juntos y debatir, cuantificar los costos, evaluar las consecuencias y negociar y establecer la mejor forma de hacer los cambios. Si se empieza desde cero, lo normal es que esto conlleve buena parte de la legislatura. Por eso muchas de las reformas que lanzan los gobiernos tienen ese inconfundible aroma a improvisación.

En cualquier caso, sea de unos o de otros la iniciativa, lo importante es que se tome. Porque sin este tipo de reflexiones, las reformas que se acaben haciendo, y que determinan nuestro futuro, se harán sin medir bien las consecuencias y sin saber a dónde nos llevan. Y eso se diga lo que se diga, no es gobernar pensando en el futuro.

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