Evaluación De Un Taller

Evaluación del taller

En el taller de matemático la evaluación no debe ser un acto terminal en el proceso de enseñanza: no se puede, y no se debe, resumir en una prueba al final del proyecto. Debe ser un proceso dinámico y continuo que permita en cada momento modificar el plan de actuación, corregir las desviaciones producidas y mejorar el diseño de las actividades. El proceso de evaluación ha de contemplar dos aspectos fundamentales y complementarios:

• Evaluación del aprendizaje del alumnado.

• Evaluación del proceso de enseñanza.

El objeto a evaluar es la evolución de las capacidades y las modificaciones en las actitudes, resultando imprescindible tener en cuenta el punto de partida y el proceso de avance. No se trata de que el profesor permanezca a lo largo de una sesión actuando como notario de las actitudes de todos y cada uno de los alumnos o de los equipos, ni de que tenga que invertir varias horas tras cada sesión para anotar todos los aspectos de interés que se han producido en la misma, sino que esta información se puede obtener en cada sesión o en cada fase del proceso mediante cuestionarios individuales o de equipos, escalas de valoración de aspectos concretos, fichas de registro de datos, carpeta del equipo, análisis de los trabajos de cada equipo, actuaciones en los debates, productos en los que se pueda ir evaluando el proceso de los alumnos formativamente.

Se puede evaluar a los alumnos mediante la observación directa de su comportamiento. Los resultados de esta observación se deben anotar a lo largo o inmediatamente después de cada sesión. Algunos indicadores que se pueden tomar en cuenta para esta evaluación son:

o Iniciativa e interés por el trabajo.

o Participación (relaciones con los compañeros, integración en el equipo, intervención en las discusiones y debates).

o Capacidad de trabajar en equipo (respeto hacia la disciplina del grupo, respeto hacia las opiniones de los demás, aportaciones personales al trabajo del equipo, disposición a aprender de los demás).

o Hábitos de trabajo (finalización y presentación del trabajo en el tiempo previsto, cuidado del material, cumplimiento de las tareas encomendadas dentro del equipo, utilización de bibliografía, organización de datos).

o Habilidades y destrezas (manuales, intelectuales y sociales).

Otra de las técnicas de evaluar que funciona de manera acertada, es la autoevaluación y la coevaluación. Mediante estas se desarrolla en el alumno la actitud crítica sobre su propio trabajo y el de sus compañeros. En este sentido parece conveniente incorporar al proceso de evaluación del aprendizaje la opinión del sujeto activo del mismo. Con ello se consigue:

o Contrastar las opiniones del alumno y las del profesor a lo largo del proceso de evaluación.

o Implicar los alumnos en el desarrollo del proceso de enseñanza/aprendizaje.

o Desarrollar en los alumnos el hábito de juzgar críticamente su propio trabajo, la planificación de la actividad y el material utilizado.

Uno de los aspectos fundamentales del proceso de evaluación es su carácter corrector de las desviaciones que se puedan producir a lo largo del proceso de enseñanza. En este sentido es imprescindible que uno de los objetos de evaluación sea la propia actividad, su planificación, su desarrollo y los resultados obtenidos. Tomando en cuenta los resultados de esta evaluación el maestro debe realizar las adecuaciones pertinentes de las actividades con respecto a lo que se está logrando y lo que falta por lograr de acuerdo al objetivo y metas planteadas al inicio del taller, con esto también se dará cuenta si las actividades desarrolladas durante este motivan y crean interés en los alumnos, enriquecen los contenidos que se esperan reforzar, si la organización del trabajo en clase es favorable para el aprendizaje de los alumnos

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