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Evolucion de victimologia


Enviado por   •  2 de Octubre de 2016  •  Apuntes  •  18.747 Palabras (75 Páginas)  •  255 Visitas

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CAPITULO 5

EVALUACION DE LA PATOLOGIA

PARTE II. ALGUNOS PREESTADIOS INFANTILES DE LA PSICOPATOLOGIA ADULTA

Para el analista de niños, la evaluación del estadio del niño sirve a una variedad de finalidades. Algunos tienen interés prác¬tico tales como la decisión a favor o en contra del tratamiento y la selección del método terapéutico más adecuado. Otros son teóricos y representan esfuerzos dirigidos a comprender mejor los procesos del desarrollo. Finalmente, aunque no menos im¬portantes, están los esfuerzos por formular cuadros más claros de las fases iniciales de aquellos trastornos mentales que se conocen en sus estados 'finales,1 y a aclarar el campo distinguien¬do entre las manifestaciones patológicas transitorias y perma¬nentes.

LAS NEUROSIS INFANTILES

Existen varias razones por las cuales el analista de niños se siente en terreno completamente seguro en presencia de esta categoría diagnóstica. Desde los días iniciales del psicoanálisis en adelante, la neurosis infantil ha sido considerada no sólo a la par con la neurosis adulta sino aun más: su prototipo y modelo.

En la bibliografía analítica básica sobre este tema, se en¬cuentra la afirmación de que la neurosis infantil tiene el signi¬ficado de ser "típica y ejemplar" (S. Freud, 1909, Obras Com pletas, vol. II) con respecto a las neurosis adultas; que el aná¬lisis de las neurosis infantiles "aportan a la exacta comprensión de las neurosis de los adultos tanto como los sueños infantiles a la interpretación de los sueños ulteriores" (S. Freud, 1918, Obras Completas, vol. II) ; que el estudio "de las neurosis de la infancia [puede] ahorrarnos más de un error en la compren¬sión de las neurosis que atacan al sujeto en épocas más avan¬zadas de su vida" (S. Freud, 1916-1917, Qbras Completas, vol. II) ; que el análisis "nos revela siempre . . . que se trata de la consecuencia directa de una dolencia infantil del mismo género" (ídem).

Además, se ha demostrado repetidamente que existe una correspondencia estrecha entre la sintomatología manifiesta de la neurosis infantil y de la adulta. En la histeria, que es co¬mún a ambas, está la ansiedad libre flotante y los ataques de ansiedad; las conversiones en síntomas físicos; los vómitos y el rechazo de alimentos; las fobias a los animales, la agora¬fobia. La claustrofobia, no obstante, es rara en niños en quienes en su lugar las fobias situacionales tales como fobias a la es¬cuela, fobias al dentista, etc., juegan un papel prominente. Con respecto a la neurosis obsesiva, tanto los niños como los adul¬tos padecen de sentimientos ambivalentes magnificados peno¬samente, de ceremonias a la hora de acostarse, otros rituales, compulsiones de limpieza, acciones repetitivas, preguntas, fór¬mulas"; ambos emplean palabras y gestos mágicos o la evitación mágica de ciertas palabras y movimientos;  compulsiones de contar y hacer listas, de tocar o evitar tocar, etc. Con las inhi¬biciones del juego y el aprendizaje en el niño corresponden restricciones similares de actividad en etapas vitales posterio¬res; la inhibición del exhibicionismo, la curiosidad, la agresión, la competencia, etc., produce los mismos efectos incapacitantes en la personalidad del individuo, lo mismo si ocurren en edad temprana o adulta. En los caracteres neuróticos se encuentran pocas diferencias entre el carácter histérico, obsesivo o impul¬sivo de la niñez y sus equivalentes posteriores, completamente desarrollados.

Más importante aún que estas correspondencias en el nivel manifiesto, es la identidad que puede demostrarse entre las neurosis infantiles y adultas con respecto a su dinámica. La clásica fórmula etiológica para ambos casos es la siguiente: pro¬greso inicial del desarrollo hasta un nivel comparativamente alto en el desarrollo de los instintos y del yo (por ejemplo, en el niño hasta la fase fálico-edípica, para el adulto hasta el nivel genital); un aumento intolerable de ansiedad o frustra¬ción en esta posición (para el niño, la angustia de castración en el complejo de Edipo); regresión de los instintos desde la posición adecuada a la edad hasta puntos de fijación pregenita-les; emergencia de impulsos, deseos y fantasías pregenilales sexuales-agresivos; ansiedad y culpa en relación con éstos, movilizando reacciones defensivas por parte del yo bajo la in¬fluencia del superyó; actividad defensiva conduciendo a la for-mación de compromisos; como resultado-, trastornos del carácter o síntomas neuróticos, cuyos detalles y tipo se determinan por el nivel de los puntos de fijación hacia los cuales ha ocurrido la regresión, por el contenido de los impulsos y fantasías re¬chazados y por la selección de mecanismos de defensa particu¬lares que se están utilizando.

En los días iniciales de la práctica analítica, cuando sólo un pequeño y preseleccionado número de niños llegaban al nnali^la, se esperaba que la mayoría de? estos pequeños pacien¬tes pertenecerían a la categoría dé las neurosis infantiles y —con el pequeño Hans y el Hombre Lobo como prototipos— podrían incluirse en la formula etiológica descripta más arriba. Pero esta opinión cambió con el paso de la práctica privada a la apertura de centros de consulta y clínicas para niños, adonde llega una gran cantidad de material no seleccionado reclamando la atención del analista.

Así se logró al principio un hallazgo descorazonador rela¬cionado con una discrepancia entre la neurosis infantil y la del adulto. Mientras que en el adulto el síntoma neurótico individual en general forma parte de la estructura de la personalidad relacionada genéticamente, no sucede así en el niño. Aquí, los síntomas se presentan con frecuencia a.islados o asociados con otros síntomas y rasgos de la personalidad de diferente natu¬raleza sin orígenes relacionados. Aun los síntomas obsesivos bien definidos tales como los rituales a la hora de acostarse o las compulsiones de contar aparecen en niños que por otra parte son incontrolables,, inquietos, impulsivos, es decir, con perso¬nalidades histéricas; o conversiones histéricas, tendencias fó-bicas, síntomas psicosomáticos aparecern dentro de estructuras del carácter de naturaleza obsesiva. Les niños bien adaptados y generalmente conscientes cometen actos delictivos únicos. Los niños incontrolables en el hogar se someten a la autoridad en la escuela y viceversa.

Otra desilusión consistió en observar que a pesar de todos los vínculos existentes entre la neurosis infantil y la del adulto, no existe la menor certidumbre de poder comprobar un deter¬minado tipo de neurosis infantil como el predecesor del mismo tipo en el adulto. Por el contrario, exílste una gran cantidad de evidencia clínica que señala la dirección opuesta. Un ejem¬plo es el estado incontrolable de un niño de cuatro años, seme¬jante en varios puntos al del delincuente juvenil o adulto, con respecto a que ambos liberan sus imptlsos, especialmente los agresivos, y atacan, destruyen y se apoderan de lo que desean sin considerar los sentimientos de los demás. A pesar de todas estas similitudes, esta conducta delincuente temprana no se convierte necesariamente en un verdadero estado delincuente posterior'; el niño en cuestión puede desarrollar un carácter obsesivo o una neurosis obsesiva en lugar de convertirse en un delincuente o criminal. Muchos niños que comienzan con una fobia o histeria de ansiedad se desarrollan posteriormente como verdaderos obsesivos. Muchos con síntomas obsesivos reales tales como las compulsiones de limpieza, rituales del tacto, detallistas, etc., semejantes por completo a los adultos obsesivos mientras son pequeños, están a pesar de todo predestinados « desarrollar posteriormente no una neurosis obsesiva sino estados esquizoides y esquizofrénicos.

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