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FORMATO DE PROTOCOLO EN EXTENSO PARA PROYECTOS

alex_mar2326 de Septiembre de 2014

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1.

FORMATO DE PROTOCOLO EN EXTENSO PARA PROYECTOS

TÉRMINO Abril de 2011

DATOS GENERALES DE LA PROPUESTA

TÍTULO DEL PROYECTO VALIDACIÓN, SISTEMAS DE PRODUCCIÓN DE HIBRIDOS Y VARIEDADES DE CHILE HABANERO EN LA REGIÓN DE LOS RÍOS TABASCO

SECTOR Agrícola

SISTEMA PRODUCTO Chile

TIPO PROYECTO Validación y transferencia de tecnología

ESLABON Producción

ESTATUS DEL PROYECTO Nuevo

FECHA DE INICIO 1 de abril de 2010

FECHA DE TÉRMINO 31 de marzo de 2011

GRUPO DE INTERÉS Asociación de productores de hortalizas del estado de Tabasco

MUNICIPIOS Emiliano Zapata y Balancán

PALABRAS CLAVE RIEGO POR GOTEO, FERTIRRIEGO, ACOLCHADO, MALLA SOMBRA, SISTEMAS DE PRODUCCION, PRODUCCIÓN ORGÁNICA

INFORMACION GENERAL DEL PROTOCOLO

INTRODUCCION Dentro de los cultivos hortícolas, el chile habanero (Capsicum chinense Jacq) ocupa el segundo lugar en importancia en el estado de Tabasco. Es una planta de ciclo anual, su altura varía entre 75 y 120 cm (Prado, 2001). Su potencial productivo en condiciones de riego está determinado principalmente por la clase de suelo y la temperatura media anual (Tun, 2001).

En Tabasco se cultivan en forma comercial 1,041 hectáreas, de ellas 240 hectáreas son de chile habanero, 611 hectáreas de chile seco y 190 ha chile verde. Se estima que existen 595 productores dedicados a esta actividad, que generan el 7.9 % del valor de la producción de los cultivos de ciclo corto y el 1.1 % del valor total de la producción agrícola del estado.

El chile habanero (Capsicum chinense Jacq) no sólo es comestible; en virtud de la capsicina que contiene, también puede emplearse en la elaboración de cosméticos, pomadas "calientes", gas lacrimógeno, recubrimiento de sistemas de riego o eléctricos para protección contra roedores, y por su alta capacidad anticorrosiva, como componente en pintura para barcos.

El chile habanero es uno de los de mayor pungencia o picor por su alto contenido de capsicina (200,000 a 500,000 unidades "Scoville"), por lo que es muy apreciado en el mundo. Esto lo demuestra su creciente demanda en Estados Unidos, Japón, China, Tailandia, Inglaterra, Canadá, Cuba y Panamá. Sin embargo, los únicos países exportadores son Belice y México, (Ramírez et al., 2005)

Siendo el cultivo de chile habanero una parte importante en el desarrollo económico para la entidad, con esta propuesta se pretende proporcionar a los productores de chile habanero nuevas tecnologías para hacer de su actividad rentable y competitiva con el fin de contribuir a la mejora de sus ingresos.

Objetivo general

El objetivo general del presente trabajo es validar estrategias que promuevan el manejo adecuado del recurso agua-suelo a menor costo posible a fin de promover el desarrollo sustentable de los sistemas de producción del cultivo de chile habanero.

Objetivos específicos

Los objetivos específicos son i) validar tres sistemas de producción del cultivo de chile habanero en la región del Usumacinta; ii) transferir tecnología a los productores de la región mediante cursos de capacitación y demostraciones en campo para promover su adopción; iii) proporcionar las herramientas tecnológicas a los productores de chile habanero del estado de Tabasco que le permitan incrementar la productividad del cultivo y mejorar sus ingresos; iv) capacitar al menos a dos agentes de cambio sobre la tecnología de producción de chile habanero con riego por goteo en la región de los Ríos, Tabasco.

ANTECEDENTES El chile habanero (Capsicum chinense Jacq) es un cultivo tradicional en el sureste de México. En los últimos años, se ha incrementado la superficie sembrada y la producción. En el año 2004, se sembraron 955.59 hectáreas, con una producción de 5,183.17 toneladas. El estado de Yucatán, es el principal productor de chile habanero con una superficie sembrada 708.43 ha, con un volumen de producción 3295.17 toneladas, seguido por el estado de Tabasco, Campeche, Quintana Roo con: 143 ha; 51.18 ha; 36.48 ha y 1,101 t; 358.2 t; 376.85 t respectivamente.

El rendimiento potencial del chile habanero para el estado de Tabasco en el ciclo primavera verano es de 29.5 t ha-1, y para el ciclo otoño invierno de 31.2 t ha-1. Los mencionados rendimientos son superiores al promedio nacional de 7.82 t ha-1. Así mismo, son superiores a lo reportados por el estado de Chiapas, quien reportó los rendimientos más altos en el 2004 con 15 t ha-1 (SIAP-SAGARPA, 2008).

A nivel experimental, López y Mirafuentes (2004) reportan en el municipio de Balancán, Tabasco rendimientos de 27.5 t ha-1, los cuales se obtuvieron con una densidad de población de 22,300 plantas por hectáreas, utilizando acolchado plástico y aplicado fertirrigación.

Programación de riegos

La programación de riegos y fertilizantes orgánicos permiten un mejor uso de los recursos hídricos y del suelo mediante la optimización del agua de riego y la aplicación óptima de los fertilizantes. Dependiendo de la zona o cultivo, los objetivos pueden diferir, es decir, se puede pretender maximizar la biomasa, la fracción cosechable, los beneficios del regante, la superficie en riego, el coeficiente producción/agua aplicada, etc. (Fereres y Puech, 1981).

En términos generales, la eficiencia global de riego a nivel parcelario en el país es del orden de 45 %, lo que significa un nivel bajo de aprovechamiento del recurso agua. Tomando en cuenta que el 94 % del riego se aplica en forma superficial, existe un amplio potencial para incrementar la productividad mediante el mejoramiento de la eficiencia en el uso del agua en los diversos sistemas de riego superficial, con la introducción de sistemas de riego presurizado y las prácticas de fertirrigación (INIFAP, 1996).

El uso de sistemas de riego presurizados no ha permitido alcanzar las eficiencias potenciales (90 - 95%), reduciendo los beneficios que los caracterizan. Las empresas vendedoras o proveedores de equipos de riego manejan recomendaciones generales que se concentran fundamentalmente en la operación de la válvula y desconocen las diferencias de manejo que deben implementarse considerando cada particularidad del cultivo, suelo, clima, labores culturales, etc.

La aplicación de fertilizantes en el agua de riego proporciona una considerable flexibilidad de colocación y representa el medio más eficiente y económico para realizar la fertilización oportuna y adecuada en función de los requerimientos del cultivo. Esta práctica ha demostrado buenos resultados en suelos donde se cultiva hortalizas (chile habanero y papaya) en el estado de Tabasco, en los cuales se pueden obtener rendimientos de frutos superiores al 50 % (López y Mirafuentes, 2003, López y Mirafuentes, 2004).

Fertilización

Los tres nutrientes que se reconocen desde el punto de vista cuantitativo como principales son: nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio(K), seguidos por azufre (S), calcio (Ca) y magnesio (Mg) como elementos secundarios y otro grupo de los cuales las plantas necesitan solamente pequeñas cantidades y son conocidos como oligoelementos; hierro (Fe), cinc (Zn), manganeso (Mn), cobre (Cu), boro (B) y molibdeno (Mo) (Bonilla,1992). Para que el funcionamiento metabólico de la planta sea adecuado y su desarrollo sea óptimo es necesario que las sustancias nutritivas se encuentren en equilibrio e interactúen de forma armónica, mientras que en exceso o déficit se originan plantas débiles, susceptibles al ataque de plagas y enfermedades, de baja calidad nutricional, bajos rendimientos y escasa vida de anaquel.

El contenido de altos niveles de materia orgánica en los suelos contribuye a través de los ciclos biológicos, a constituir un bio-depósito de nutrientes, así como en aportar a la capacidad de intercambio catiónico. La productividad de un sistema agrícola sustentable está estrechamente ligada a la magnitud y eficiencia de la utilización de los nutrientes, y a la reducción de sus pérdidas, las que pueden ser disminuidas, pero no eliminadas ya que procesos como volatilización, fijación e inmovilización de los nutrientes por citar algunos, no pueden ser eliminados totalmente.

Las practicas utilizadas para mejorar la fertilidad de suelos pueden impactar directamente la susceptibilidad fisiológica del cultivo a los insectos pla¬ga, ya sea al afectar la resistencia al ataque de las plan¬tas individuales o al alterar la aceptabilidad de algunas plantas hacia ciertos herbívoros (Altieri y Nicholls, 2003).

Se han realizado diversos estudios que demuestran que la capacidad de un cultivo de resistir o tolerar el ataque de insectos pla¬ga y enfermedades está ligada a las propiedades físicas, químicas y particularmente biológicas del suelo. Suelos con alto contenido de materia orgánica y una alta activi¬dad biológica generalmente exhiben buena fertilidad, así como cadenas tróficas complejas y organismos benéficos abundantes que previenen la infección. Por otro lado, las prácticas agrícolas que causan desbalances nutricionales, como la aplicación excesiva de fertilizantes nitrogenados sintéticos, bajan la resistencia de las plantas a las plagas (Nicholls y Altieri 2008).

Las deficiencias de nutrientes en las plantas se presentan con diferente sintomatología tales como: amarillamiento, defoliación, estancamiento en el crecimiento y baja producción, además de la vulnerabilidad al ataque de plagas y enfermedades debido al desequilibrio nutricional de las plantas. De allí que, el manejo orgánico del suelo

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