¿FUNCIONAN LAS COMPETENCIAS?

¿Funcionan las competencias?

Resumen

En la actualidad se ha adoptado el modelo educativo por competencias como una medicina capaz de solucionar los problemas del sistema educativo para hacer que coincidan con la nueva sociedad del conocimiento. Así como, de nuevas iniciativas, para reorganizar los programas existentes y de procesos que ayuden a construir competencias. Según este enfoque se opera en la práctica educativa con las concepciones elaboradas por las propuestas curriculares por competencias, sobre dos componentes fundamentales del proceso docente-educativo: el aprendizaje y el conocimiento.

Palabras Claves: educación, competencias.

No pretendo, ni me considero un especialista, pero luego de 15 años inmerso en el ámbito educativo, mi mente ha tratado de formular algunas razones por las cuales el modelo de educación basado en competencias no está funcionando. Suena bastante atrevido, sin embargo, es preciso reconocer que de la teoría a la práctica, el hecho de que nuestros estudiantes se comprometan con su propio aprendizaje, se ocupen activamente de él y se involucren en dinámicas de trabajo casi reales, dista mucho de los resultados que nos hemos propuesto, y he aquí algunas de las razones.

En la actualidad, además del uso intensivo de las tecnologías de la información y la comunicación, tenemos la educación por competencias, que han llegado para quedarse, pero también existe la necesidad de recuperar el carácter social de la educación; es decir, el principio de que se aprende con los demás, de los demás y para los demás. Esto implica recuperar en la formación profesional, el desarrollo de una conciencia y compromiso social de los profesores, que ha disminuido, o porque no decirlo, ha desaparecido en los últimos años, se tiene que reivindicar el papel del profesor desde el punto de vista social y profesional de la docencia.

La realidad que se tiene en el nivel de primaria es que por lo regular no todos los profesores comprendemos el concepto de competencia, pero lo más grave es que tampoco no todos saben identificar el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que integran la competencias del grado que imparten; por si fuera poco, muchos de ellos deciden ignorar el programa del curso (en lugar de enriquecerlo), precisamente por esta falta de claridad, o porque en el fondo no se sienten aptos para impartir todos los contenidos de la clase y no son capaces de aceptarlo, o simplemente porque no les gustan.

Al parecer, sólo los responsables de las áreas capacitación lo dominan, por ser quienes más trabajan en instaurarlo; pero francamente no existe una intención real de parte de todos los profesores ni de todos los directivos por integrarlo a la cultura de nuestras escuelas, dado que la mayoría provenimos de un modelo de educación conductista y cambiar de enfoque implica muchas adaptaciones y “sacrificios” que no siempre estamos dispuestos a hacer. Así pues, si es que el modelo se entiende, se implementa de dientes para afuera, sin que creamos firmemente en su método ni en sus resultados. Se convierte por mucho en una imposición, no en una meta.

El modelo basado en competencias exige una serie de recursos ambientales, tecnológicos y pedagógicos que desafortunadamente no todas las escuelas tienen; pero lo más lamentable es que muchas de ellas tampoco tienen la intención de conseguirlos, ya que los consideran poco indispensables.

No se trata sólo de contar con salones, bancas y computadoras, sino de contar con espacios apropiados para generar el aprendizaje, la infraestructura adecuada y un equipo humano actualizado

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