¿ Formación Permanente ?

¿ Formación Permanente ?

Términos como Formación Permanente, Formación continua, desarrollo profesional o similares, son términos recientes… creados y cubiertos de contenidos, seguramente a raíz de la rapidez de los cambios. Pero… ¿por qué es tan importante este término para nosotros como maestros?

Mucho de nosotros hemos llegado al colegio por caminos diversos; algunos incluso sin haber leído un libro de Pedagogía, sin más referencia que el modelo de quienes fueron nuestros maestros y asesores. La realidad misma de tener que ponernos delante de un grupo de niños o jóvenes nos ha ido cargando de experiencia, a la vez que nos ha despertado la necesidad o el deseo de buscar formas exitosas para nuestro quehacer educativo.

No solo hemos experimentado la necesidad de ir desarrollando nuestra capacidad de educar, sino que el comprobar los cambios generacionales de nuestros alumnos y los cambios culturales generados por los avances (científicos, técnicos, sociales…) de la humanidad, nos obliga a estar al día en los modos y contenidos educativos.

Lo que sucede hoy, es que los cambios se producen con más rapidez, generando en nosotros una sensación de no poder abarcar todo lo que nos parece necesario… y buscamos actividades formativas “de todo”.

Damos por hecho que todos los maestros participamos en actividades formativas; pero la idea no es solo contemplar la participación, sino las motivaciones, actitudes y criterios que desarrollamos en la formación.

Así mismo es importante entender la formación continua como una actitud permanente de apertura al cambio que nos ayuda a discernir, en cada momento, lo que es más necesario para el desempeño de nuestra labor educativa cotidiana.

¿Y qué razones tenemos para estar al día?

     ¡Claro que los tiempos han cambiado !… y los educadores de hoy, sentimos el compromiso de estar al día para responder a una realidad que avanza a grandes y ligeros pasos; y la raíz de ese deber puede originarse por diversas razones.

°   Por coherencia personal, dando así una respuesta al deseo de realización personal, al espíritu de búsqueda y avance, y a la fuerza que nos motiva como educadores, para no quedarnos al margen del proceso educativo.

°    Por criterio de calidad y deber de justicia. Formándonos mejoramos nuestra aptitud para satisfacer las necesidades de nuestro alumno, quienes nos demandan una mejora constante.

°    Por espíritu innovador, el cual nos impulsa a ser creativos y a la investigación pedagógica.

°  Por compromiso de inculturación. Cuanto mejor conozcamos la lengua, tradiciones y respuestas a los cambios actuales de nuestro pueblo, tanto mejor realizaremos nuestro servicio educativo.

°  Por  compromiso evangelizador, y de promoción de la justicia… ejerciendo como educadores cristianos comprometidos con el modelo de Jesús.

°   Por tradición lasallista, pues si recordamos, la formación de maestros capaces fue una de las líneas de acción fundamental de San Juan Bautista de la Salle, lo cual lo llevó a crear centros específicos para ellos.

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