GERENCIA DE DE LA EDUCACIÓN

Sin duda alguna un gran poder viene acompañado de una gran responsabilidad; me refiero al compromiso y la seriedad que se asume al decidir ser maestro, o mejor dicho, agente del cambio social. Aludiendo a esta última frase, es evidente que este proceso de transformación no compete solo a los profesores y al personal que labora en una institución educativa, además de estos, resulta obvio que la sociedad también debe estar involucrada por el hecho de ser la principal beneficiada, y juntos hacer sinergia para lograr lo que establece el Art. 3 de nuestra carta magna “…el desarrollo de la persona y el respeto a la dignidad, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz…”, siendo esto posible gracias a una gestión educativa con calidad total.

En sintonía con el párrafo anterior, se puede decir que la gestión educativa es el proceso mediante el cual se llevan a cabo un conjunto de actividades, previamente planificadas, que representan el aporte y la visión de cada integrante de la comunidad educativa (Estado, directivos, docentes, administrativos, obreros educandos padres, representantes) para lograr que los educandos adquieran los conocimientos y habilidades necesarias con el objetivo de hacer de ellos seres útiles, protectores y amantes de la sociedad.

En este sentido, la gestión educativa como proceso de transformación social y creadora de entes generadores de conocimientos, primeramente debe dejar a un lado la mala costumbre de “emprender” un proyecto tomando el camino más trillado, independientemente si ha tenido buenos resultados o no, en particular estoy seguro que es una de las causas del aburrimiento estudiantil y en general trae como consecuencia la copia de un mismo ser, por ende, la misma sociedad ¿Esto es lo que queremos para fomentar el cambio?

Al respecto, lo recomendable es revisar la metodología con la cual viene trabajando la institución, y determinar cuáles son los aspectos que bloquean la gestión para desecharlos, de igual forma rescatar aquellos que puedan potenciar la eficacia

pedagógica, la eficiencia administrativa y la efectividad comunitaria que busca un proyecto socioeducativo.

Aunado a esto, la comunidad educativa como responsable de la gestión, debe tener claro su rol dinámico ante la toma de decisiones, manejo de los recursos materiales, humanos y financieros, porque son quienes realmente conocen las necesidades que los aquejan. Por otra parte, es necesario que los emprendedores del cambio se unan en una sola ideología, dejando a un lado las diferencias a través del dialogo, promoviendo la participación activa de cada uno de ellos desde el principio hasta el final del proyecto, sintiéndose comprometidos con las funciones y satisfechos con los logros. Esta ocasión es favorable para que se cree un equipo, donde cada integrante, más allá de ejercer una función, tenga la oportunidad de concientizar errores

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