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“Deja que arda una vela el día de su boda, es un símbolo que alumbra y acompaña. Después de pasados algunos años deben recordar lo que hoy se han prometido. La vela del día de su boda los susurra al oído:

Lo he visto. Mi llama estaba presente cuando se cogieron las manos y regalaron su corazón. Soy algo más que una simple vela. Soy un testigo mudo en la casa de su amor y continuaré viviendo en su hogar. En los días en que brille el sol, cuando sientan una gran alegría, cuando una bella estrella brille en el horizonte de sus vidas no necesitaran encenderme.

Enciéndanme cuando anochezca, cuando irrumpa en ustedes una tormenta. Enciéndanme cuando haya que dar el primer paso y no sepan cómo; cuando sea necesaria una explicación y no encuentren las palabras; cuando quieran abrazaren y los brazos estén paralizados, enciéndanme

Mi luz será para ustedes un signo claro. Habla su propia idioma, el idioma que todos entendemos. Soy la vela del día de su boda. Déjenme arder mientras sea necesario, hasta que los dos unidos mejilla con mejilla, puedan apagarme. Entonces les diré agradecida: Hasta la próxima vez”.

“JUAN” : (Fernando y Luz Helena) cada uno tomen su respectiva vela y juntos enciendan la vela central, simbolizando con ella la unidad y el compromiso del uno con el otro. La luz de la vela representa la unión de la pareja, el inicio de un nuevo hogar. Dos individuos que se convierten en uno a través del matrimonio.

Novia: (Fernando) esta llama simboliza mi amor por ti. Con mi corazón unido al tuyo formaremos un nuevo hogar. Mis pasos se unen a los tuyos para abrir nuevas sendas, para salvar obstáculos, para evadir abismos. Seré tu hombro cuando flaquees; seré tu oasis cuando el mundo te agobie; seré silencio cuando el ruido ensordezca; seré tu grito cuando el silencio te oprima; seré riachuelo cuando el mar sea bravío. Seré todo aquello que el Señor me permita que yo sea, para hacerte inmensamente feliz.

Novio: (Luz Helena) mi amor esta simbolizado en esta llama. Te deposito mi corazón junto al tuyo, para hacer que el nuestro sea uno más ancho y seguro. Hago compromiso ante ti por tu bienestar. Seré tu apoyo cuando te sientas débil; seré tu fuente cuando la sed te agobie; seré tu abrigo cuando el frío amenace; seré tu sombra cuando el calor sofoque; seré sonrisa cuando el dolor te haga sufrir; seré todo aquello que también el Señor me permita para hacerte inmensamente feliz”.

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