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Historia Del Chicle

pequitaspink27 de Febrero de 2013

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HISTORIA DEL CHICLE

La gente lleva mascando materiales naturales durante cientos de años. Algunos de estos materiales incluyen resina espesa y látex de ciertos tipos de árboles, hierbas dulces, hojas, cereales y ceras. Los antiguos griegos mascaban goma de lentisco o masilla (o mastiche, que se pronuncia "mas-ti-ka") durante siglos. Esta sustancia está formada de la resina de la corteza del lentisco, que se encuentra principalmente en Grecia y Turquía. A las mujeres griegas les gustaba mascar goma de lentisco para limpiarse los dientes y mejorar su aliento.

Los Indios de Nueva Inglaterra enseñaron a los colonizadores americanos a soportar la sed masticando la resina gomosa que se forma en los abetos al cortar su corteza. A principios del siglo XIX, se vendían trozos de esta goma de abeto en el Este de Estados Unidos, convirtiéndolo en el primer chicle comercial de América. Alrededor de 1850, la cera de parafina endulzada pasó a convertirse en una alternativa aceptable, y finalmente superó en popularidad a la goma de abeto.

En este país místico y a la vez extraño, realmente desconocido para muchos de sus habitantes, se encuentran historias difíciles de entender por el común de la gente; tal es el caso de la historia del tzicli, un látex arbóreo de características muy especiales que es extraído de la selva del Gran Petén, en las selvas del sur de Campeche y Quintana Roo, donde resplandeció, pero también donde se eclipsó, la cultura maya. El tzicli fue consumido por las grandes civilizaciones mesoamericanas que descubrieron sus beneficios, pero por algunas centurias había quedado guardado dentro del baúl de los conocimientos precolombinos

Se cuenta que en su exilio en los Estados Unidos de Norteamérica, el ex presidente Antonio López de Santa Anna llevaba consigo pedazos de tzicli, y fue así como lo descubrieron nuestros vecinos del norte, quienes aprovecharon sus virtudes y llevaron a cabo su procesamiento y comercialización masiva. Este producto formó parte hasta el año de 1994, de la lista de productos estratégicos mexicanos, donde se incluyen el petróleo, los minerales y el azufre, entre otros. La posesión del tzicli era codiciada por las tropas que peleaban en el frente de guerra en los dos conflictos mundiales; tal era su importancia que su traslado marítimo a través del Golfo de México era casi siempre custodiado por submarinos, para que arribara sin contratiempos a las plantas procesadoras de Estados Unidos, debido a que su consumo era prioritario para la disminución de la tensión propia de los soldados combatientes.

La explotación inmoderada, el desprecio por la conservación de las selvas mexicanas y el veloz desarrollo de los nuevos polímeros sintéticos dieron lugar paulatinamente a que el tzicli retornará a ese baúl de los recuerdos, y a punto estuvo de ser completamente olvidado. Actualmente, en un mundo globalizado, donde la competencia mundial se torna cada vez mas férrea, para poder ganar el gusto del consumidor, ligado a las preferencias por los productos naturales y a la conciencia de preservar nuestro entorno ambiental, ha sido necesario retomar los libros de historia y realizar una investigación científica de todos aquellos productos nombrados en las leyendas autóctonas

así es como se reabre la historia del tzicli, logrando que este producto pueda ser nuevamente consumido y apreciado por las presentes generaciones, pero ahora integrando a su extracción un nuevo planteamiento que consiste en convertir a esta actividad en sustentable –económica y ecológicamente– para las comunidades selváticas. Muchas veces el empresario sueña con tener un producto único en el mundo, donde la competencia comercial esté lejana, y que ayude a su entorno comunitario, del cual se sienta orgulloso por su trascendencia hacia las otras generaciones, aportando, más que una idea productiva y comercial, un concepto

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