Historias con arco iris y tormentas.

Historias con arcoíris y tormentas.

Los cuentos o historias son relatos breves mayormente de fantasía, no a todos nos gustan los cuentos o historias solo de fantasía o romance, por eso, hoy brindaré mi opinión sobre un cuento lleno de clichés, arcoíris y color rosa, y otra historia más realista, reflexiva e incluso triste o deprimente…

Hay autores que les gusta publicar sus historias con un final indefinido o no esperado… y otros autores que publican sus historias con un final feliz, digno de una historia de cuentos de hadas.

Una de las historias que les hablo se llama “Tardes de Agosto” realizado por José Emilio Pacheco (1939, Ciudad de México, México – 2014, Ciudad de México, México), la segunda historia que presentaré tiene como nombre “La princesa y el guisante” hecho por Christian Andersen (1805, Odense, Dinamarca – 1875, Copenhague, Dinamarca).

El cuento “La princesa y el guisante relata la historia de un príncipe desesperado, el cual se encuentra en busca de una princesa de la verdadera realeza para poder casarse con ella, decepcionado porque su búsqueda no dio resultados, vuelve a su castillo con su madre… Esa misma noche, la reina del castillo oye que tocan la puerta, al abrirla, se da cuenta que detrás de esa puerta se encontraba una mujer muy hermosa, tan hermosa y delicada como una princesa (comparación), la reina, al darse cuenta que la princesa estaba empapada, le pregunta: ¿Qué haces ahí?, la princesa le pide reposo en su castillo durante la tormenta, la reina, dudando si la mujer era una princesa verdadera, decide colocar un guisante debajo de 20 edredones y 20 colchones, creyendo así que solo una princesa de verdad sería tan delicada de darse cuenta de que debajo de esos colchones y edredones se encontraba un guisante…

Tras leer el cuento me pregunté… ¿Cómo es que la princesa notó la existencia del guisante? ¿Cómo aseguramos que la princesa no vió o escuchó a la reina colocar el guisante? ¿Fue de verdad que el guisante la incomodó? “Parece que el príncipe se caía en pobreza” (ironía). También creo que de seguro la piel de la princesa era de porcelana” (metáfora), como todas las princesas.

Lo que más me gusto de la historia fue que “al parecer” la princesa si notó el guisante como si fuera una gran roca (comparación) y se casó con el príncipe.

El segundo cuento que leí fue “Tardes de Agosto” ese cuento que más bien se asemeja a una ola gigante de emociones (hipérbole), la historia es narrada en segunda persona, habla de un muchacho que tiene 14 años y está en segundo grado de secundaria, su madre trabaja y su padre falleció, relata lo que el joven hace en el día, por la noche, se encierra en su cuarto a leer libros de la colección Bazooka, que son novelas de la Segunda Guerra Mundial, entre otras cosas… Como su madre trabaja de lunes a viernes, es obligado a ir a comer a casa del hermano hosco de su madre, la única persona que lo recompensa al ir a esa casa es su prima Julia, una estudiante de ciencias químicas en la universidad, ella lo ayuda con sus materias más complicadas, ella si lo toma en cuenta, aunque él piensa que lo hace por compasión, por ser el niño huérfano sin padre y sin derechos. Él tiene un enamoramiento por Julia, pero piensa… “Ella no puede amarte, es tu prima hermana y nos separan seis años”.

Más tarde, Julia le presenta a la familia a su compañero de universidad, el primer novio que se permite visitarla en su casa. Pedro, el novio de Julia, desprecia al joven y cree que es un estorbo, de alguna forma Pedro arruino la relación de primos que tenía con Julia, ella ya no tiene tiempo para él, no siente rencor o enojo hacia Julia, solo odia a Pedro. Una tarde, Julia cumple 20 años, ese día Pedro invita a Julia a pasear por las afueras de la ciudad, obligándolo a ir…

A mí me pareció que la historia es de una categoría de entre amor y desamor, el final es muy inesperado, no es para nada un final feliz como en la mayoría de los cuentos, a mi parecer, esta historia es más realista, sin arcoíris y cosas geniales que solo les pasa a los personajes de un cuento...

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