Identidad Personal

EL VALOR DE LA IDENTIDAD PERSONAL

Comprender que la identidad es un derecho fundamental de las personas y que por ello debe garantizarse su respeto en todo el orbe, no comprende un hecho verídico como tal, sino que se presenta como un fenómeno social cuya “aceptación” o “inmoralidad” está en función de la compatibilidad con las prácticas comunes de una sociedad determinada.

Es importante, antes de continuar, esclarecer lo que se comprende como identidad, es entonces, aquel rol que escoge desempeñar una persona mediante todo un proceso de identificación con el medio que le rodea. Es así como la manera de ser de otros individuos y las relaciones con estos mismos, las experiencias vividas y el medio ambiente ayudan a formar la identidad personal. Ésta advierte la manera de pensar, hablar y actuar de una persona ante las distintas situaciones que se le puedan presentar. Todo esto indica que la identidad personal es mutable a lo largo del tiempo, mediante la acumulación de vivencias y conocimiento del mundo que nos rodea.

Claramente, las reglas informales y los protocolos sobre el comportamiento adecuado y el aspecto físico mismo de las personas en los distintos eventos, desempeñan también un papel importante en la determinación de la identidad. Esto es, por medio de la educación y las pautas que brindan los padres o los seres más cercanos en nuestra cotidianidad. Sumado esto con todo lo descrito anteriormente, puede comprenderse por qué se producen choques cuando interactúan personas de mentalidades distintas en materia de comportamiento, pues ambos consideran que el prójimo está actuando de manera incorrecta o inculta. Es equivocado considerar que alguien pueda ser inculto; el hecho de que algún individuo actúe de manera que otros consideren inmoral o “maleducada” no lo hace inculto, porque esa sería su cultura, y en su cultura su comportamiento sería la manera correcta de proceder.

Es aquí donde se considera lo elemental que resulta desarrollar la mente humana en perspectiva de que no sólo lo que conocemos es verdadero o que nuestro punto de vista es el correcto y que los demás son equívocos. Comienza a considerarse que para la interrelación personal es menester la tolerancia hacia cada una de los componentes de las distintas personas; que cada quien posee una identidad en torno a aspectos sociales, sexuales, académicos, laborales, culturales y personales, y que todas las identidades deben valer por igual porque la condición de seres humanos es la misma. Esto quiere decir que prima el libre albedrío en un marco de libertad y respeto, ya que el desarrollo de la identidad personal tampoco puede atentar contra los derechos fundamentales y la integridad de quienes le rodean. Entonces, el proceso de la búsqueda y consolidación de la identidad personal debe estar en función de lo que desea esa misma persona y no por consenso de los demás, y el resultado de ésta debe ser respetado.

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