Influencia política
scibella16 de Julio de 2014
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No todos los partidos políticos que existen en un país son importantes desde el punto de vista de su influencia política, muchos no llegan a sobrevivir más que un corto periodo de tiempo sin acceder nunca al poder, otros llegan a tener representación política de manera inmediata a su nacimiento, otros consiguen representación en algunas zonas del territorio pero no alcanzan otras, incluso partidos que detentan cuotas de poder pueden no ser influyentes en la dinámica de la política nacional. Para determinar su influencia es necesario atender a ciertos factores como lo es, sin duda, la capacidad y la posibilidad que tenga de acceder al poder y formar gobierno y su capacidad para mantenerse en él. Todo esto viene dado por el dinamismo propio de la política que se deriva, entre varias cosas, de la manera en que se interrelacionan los partidos políticos en un Estado y la forma dentro de la que enmarcan las ideologías a las cuáles se someterán, los mecanismos y estrategias que empleen para acceder al poder y la aceptación de cada partido político en la base social.
Los partidos políticos necesitan de otros partidos para su desarrollo, en ningún caso pueden actuar aisladamente y de esta interacción surge lo que se conoce como sistema de partidos.
Se definirán según varios autores los sistemas de partidos, se detallarán las tipologías que se han adoptado, se explicará cómo influye la globalización en los sistemas de partidos, así como la dinámica de los sistemas de partidos en América Latina y se reseñará brevemente sobre el sistema de partidos en Venezuela y su evolución.
I. Concepto
Se entiende por sistema de partidos el conjunto de partidos en un determinado Estado y los elementos que caracterizan su estructura: cantidad de partidos, las relaciones entre sí y con el medio circundante, y en tercer lugar, las ubicaciones ideológicas y estratégicas, como elementos para determinar las formas de interacción con la base social y el sistema político.
Debemos entender un sistema de partidos “como el sistema de interacciones que es resultado de la competencia entre partidos”. Con esta definición debe entenderse que el sistema partidista no puede ser reducido simplemente a la suma de sus partes componentes, sino que involucra elementos relacionados con el modo de interacción entre ellos. Sartori, G (1987), Partidos y Sistemas de Partidos, Marco para un análisis, Vol 1, Madrid, Alianza Editorial.
Su análisis se concentra principalmente en tres ámbitos: su génesis, su estructura y su capacidad funcional. Se trata de explicar la organización de los diferentes sistemas desde factores institucionales y de otra índole que influyen en ella, y desde criterios de conformidad de los sistemas de partidos con objetivos principales, como por ej. Resolver problemas de gobernabilidad, de consolidación de la democracia o problemas de políticas públicas. La complejidad del fenómeno de los sistemas de partidos condujo al desarrollo de esquemas y tipologías cada vez más sofisticadas con el fin de clasificarlos.
II. Tipología de los sistemas de partidos
Los primeros intentos de determinación de los factores influyentes o incluso causantes de los sistemas de partidos se centraron en la cantidad de partidos (sistema de partido único, bipartidismo, multipartidismo) y enfatizaron el rol del sistema electoral en la formación del formato partidista (Duverger 1957). Así, se vinculó el bipartidismo con el sistema de pluralidad (inglesa), mientras que el pluripartidismo fue visto como efecto de la representación proporcional.
Siguiendo esta línea reduccionista de análisis se ha afirmado que existe una conexión entre multipartidismo y polarización, lo que ha llevado a determinar los efectos de los sistemas de partidos en el sentido que el multipartidismo polarizado contribuye a la crisis y la inestabilidad del sistema democrático (Sartori 1966).
Posteriormente se sustituyó el criterio de la cantidad de partidos por elementos cualitativos. La Palombara/Weiner (1966) propusieron una clasificación según el criterio de competitividad (competitivo vs. no competitivo), tomando en cuenta también la diferenciación entre ideológica y pragmática. Ambos autores distinguieron los sistemas competitivos en cuatro subtipos:
1. Alternante ideológico
2. Alternante pragmático
3. Hegemónico ideológico
4. Hegemónico pragmático.
Sartori (1976), por su parte, combinó la tipología numérica con criterios de competición e interacción entre los partidos políticos tomando en cuenta también el aspecto dinámico, la posible transformación de un determinado sistema de partido en otro. De este modo, los formatos partidistas se insertan a lo largo de un continuo que comprende (con los ejemplos que daba Sartori; actualizados):
1. El sistema de partido único (la Ex-Unión Soviética);
2. El sistema de partido hegemónico (México, antes de las reformas de los años 90)
3. El sistema de partido predominante (India en tiempos de las mayorías absolutas del Congress Party, Japón en los suyos del Partido Democrático-Liberal)
4. El bipartidismo (Estados Unidos, Gran Bretaña)
5. El pluralismo moderado (Países Bajos, Suiza, Bélgica, República Federal de Alemania)
6. El pluralismo polarizado (Chile hasta 1973, Italia hasta 1993, Finlandia). Más allá de estos tipos existe una situación de atomización de partidos políticos.
En la actualidad, la tipología de Sartori es la más utilizada. Se ha recogido, sobre todo por su distinción entre un pluralismo moderado, y un multipartidismo extremo y polarizado. En sentido estricto, el pluralismo moderado representa a un de un sistema político que depende decisivamente del buen funcionamiento de las instituciones, independientemente del tipo de sistema político (parlamentario o presidencial). Por otra parte, las propias investigaciones de Sartori han demostrado que fragmentación y polarización son fenómenos distintos que no aparecen necesariamente en forma simultánea. La distancia ideológica entre los partidos políticos puede ser mayor en un bipartidismo que en un multipartidismo, de modo que el grado de fragmentación no es predictivo para la viabilidad o capacidad funcional de un sistema de partidos.
Las leyes electorales también tienen relación directa con el sistema de partidos, y el tipo de régimen político –por ejemplo, si es presidencial o parlamentario- también influye en el número y la composición de éstos. El sistema de partidos, es decir, su estructura y su relación con la sociedad, no se puede explicar recurriendo sólo a un factor, ni argumentando en forma lineal y limitada. Las anteriores tipologías, como cualquier clasificación, no son perfectas y en todo caso, dan paso a otras distintas.
III. Sistemas de partidos políticos en América Latina
El estudio de los sistemas de partidos en América Latina es –como el de los partidos políticos, su organización y base social y electoral– un campo de investigación no muy desarrollado. Sólo se dispone de una pequeña cantidad de estudios monográficos y casi de ningún estudio comparativo. Los escritos llamados comparativos en su gran mayoría son compilaciones que juntan estudios país por país. Salvo pocas excepciones (Sartori 1976, Nohlen 1981), en los tratados generales no se toman en cuenta los casos latinoamericanos. Tampoco se sabe mucho acerca de la utilidad de los conceptos y esquemas teóricos elaborados en base a la experiencia europea para explicar la estructura y evolución de los sistemas de partidos en América Latina. Esta carencia se refiere sobre todo a los factores genéticos de los sistemas de partidos, a su relación con la base social y con el sistema político.
Por otra parte, hay mucho ideologismo en lo que se sostiene en el discurso político sobre la relación entre partidos políticos y clases o sectores sociales. Y sólo recientemente a partir de la redemocratización los politólogos latinoamericanos están dando importancia a la relación entre sistemas de partidos y sistema político en el contexto de una preocupación por mejorar la gobernabilidad y consolidar la democracia. La pregunta es si hay viabilidad para la democracia representativa con una determinada estructura del sistema de partidos, de determinadas formas de interacción de los partidos políticos, de determinados patrones de comportamiento de las élites políticas y de los intereses sociales a través de sus organizaciones, etc.
En cuanto a los tipos intermedios, la clasificación de los países depende mucho de la importancia que se otorgue a los criterios de cantidad de los partidos por un lado y moderación/polarización por el otro. Se subestima generalmente la última variable, menos cuantificable pero probablemente la más significativa en relación a la gobernabilidad de un sistema político, independientemente de su tipo presidencial o parlamentario.
Más allá de estas variables, hay realidades que a pesar de encajar de alguna manera en la tipología propuesta, tienen características especiales que parecen ser tanto o más importantes que las que aparecen en la tipología.
Otro elemento específico de los sistemas de partidos en América Latina es su frecuente y discontinua variación en el tiempo, o sea su falta de institucionalización. Los factores que influyen en este fenómeno son numerosos, entre ellos se destacan el ciclo democracia
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