Jugar con el cuerpo de Carmen Diez Navarro
marissaliz5 de Noviembre de 2011
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Introducción.
El presente ensayo se realiza con el único fin de reforzar los conocimientos adquiridos durante el transcurso de este semestre.
En dicho ensayo me centrare en la lectura de “Jugar con el cuerpo”, de Carmen Diez Navarro.
En la cual la autora hace referencia que los niños desde pequeños van acumulando saberes de forma continua. Ya sea leyendo los labios, copiando gestos, oyendo hasta los mínimos suspiros; probando la tierra, la piel, el agua o cualquier cosa que le ofrezca datos sobre su entorno próximo.
Acostumbrados como están los niños a este constante ir y venir de los sentidos y del movimiento, a esta proximidad total a la realidad para aprehenderla, sería un error sacarlos de sus vías de conocimiento, ofreciéndoles a cambio tan sólo la pobreza de una silla, un papel, un recinto y unas palabras desnudas y sin cuerpo.
Desarrollo.
En la escuela con frecuencia cometemos el error de apartar al niño de lo que le es tan propio como lo es: su cuerpo, el de los otros, los objetos, el juego, el tocar la comida, el golpear tambores, el rodar en la hierba y el amansar la harina o el jugar con la tierra.
Cuando enseñamos las letras, en algunas ocasiones se nos olvida la verdadera esencia de esto, no la pasamos diciendo NO grites, NO corras, NO toques, NO te muevas, NO preguntes, NO te acerques, en una palabra no la pasamos diciendo NO aprendas.
No basta con que el niño domine la palabra y las reglas para manejarse feliz, es preciso también que sientan, que expresen, que los demás ocupen un lugar en su vida.
Por medio de las sesiones de psicomotricidad libre, se expresan simbólicamente cada niño y el grupo en su conjunto y es así como surgen las carencias, los conflictos, las amistades, los olvidos, las agresiones, el despotismo, la inseguridad, el apoyo…
También se refleja en esos ratos la relación entre los niños y su educador. Aquí te puedes dar cuenta si te perciben como excesivamente protectora, rígida, disponible, o tensa.
Uno puede corregirse en base a lo que quieren decirte.
Los niños en algunas ocasiones te persiguen, te cogen, te encarcelan, te atacan, quedando vencedores. Cambian así, por un rato, los papeles; sienten reforzada su identidad y su autoestima frente al adulto.
Aunque también suelen salir en defensa los más dependientes, que no se atreven a oponerse ni rebelarse, que no resisten los forcejos, ni por qué son simbólicos.
Por un lado vamos a encontrar a los más fuertes con su liderazgo, puesto a prueba por ellos mismos, con su afán de competir, de resultar los dueños de la situación y del grupo.
Y, por otro lado, los más tímidos, los que pasan desapercibidos, los que necesitan llamar la atención y no saben cómo hacerlo.
También no falta quien intente tomar venganza por alguna limitación impuesta por el educador en otro momento.
De vez en cuando se descontrola alguno, rompiendo la única consigna: <<no pegar>>, y he de recordársela o sacarlo del movimiento un rato. Hay grupos o niños sueltos que se organizan en seguida el juego, y se les ve disfrutar.
Los hay de todo tipo, los que no se paran ni un momento los reposados, los que alternan…
Hay que tratar de implicarse en todos los grupos, aunque no siempre suelen dejar que pase esto.
Hay que tratar de involucrar a los solitarios en algún grupo, o simplemente intentar que jueguen con uno.
Independientemente de que el objeto con el que jueguen sea estructurado o no, los niños lo utilizan muy bien para expresarse simbólicamente. Cada niño lo ve a su manera para algunos un palo puede ser un arma, para otros un bebe o una serpiente.
Al regresar al
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