Juventud En èxtasis

Juventud en éxtasis es un libro que, para mi gusto, está horrible. Aun así, tiene cosas que se rescatan, como por ejemplo la “ayuda” destacable que a los jóvenes les da. Al principio del libro hay una plática despectiva de sexos, a las mujeres siempre se les ha tomado como objetos de diversión y de desquite y a los hombres se nos considera como animales irracionales sin la capacidad de sentir, lo cierto es que hay tipos de hombres y tipos de mujeres, cuyas formas de clasificación son erróneas, lo triste es que la gran mayoría de las personas encaja en las conjeturas de los demás, sin importar que las personas buenas sean mejores. Por otro lado, el sexo es el asunto principal de este libro, y no es un tipo de juego, no se trata de con cuántas te acuestas ni tu récord en alguna de las competencias bizarras de los hombres, se trata de la forma en la que haces lo que muchas personas ya no entienden (el amor), que es algo puro y sin pretensiones de ningún tipo, no tanto el contacto físico y carnal, sino las emociones implicadas en su ejecución.

Nunca he llegado a comprender como es que de haber evolucionado a lo que somos ahora, un ser perfectamente apto para usar la cabeza antes del impulso, pareciera como si nada de lo que explicó Darwin hubiera funcionado. ¿Por qué? ¿Por qué muchos de los hombres –y actualmente muchas mujeres –son tan impulsivos, tan brutos y tan no-humanos? Me encantaría vivir en un mundo en el cuál un hombre pudiera hablar con otro sin evocar la famosa plática del sexo, del “cómo lo hizo” y del “con cuántas”. A tal grado de humillación moral, creo que todos ya estamos lo suficiente ‘evolucionados’, como para poder usar un poquito el cerebro, y menos el cuerpo.

Creo que la mayoría de nosotros nos espabilamos en el borde, cuando todo ya está hecho y no hay forma de volver a remediar todo; nos damos cuenta de que hicimos algo mal y corregimos lo que acabamos de hacer, pero no siempre los errores son tan fáciles de corregir. Ahí radica el miedo de actuar, por miedo a equivocar. Hay errores que marcan nuestra vida más que el acontecimiento de haberlo hecho en sí, ya que este es efímero, casi no sientes que estás haciendo algo mal, hasta que empiezas a ver las consecuencias. Contraer una enfermedad es sólo un ejemplo, pero ¿hasta qué grado lo ficticio de un libro se vuelve realidad? Esa respuesta la encontramos casi todos los días, cuando cometemos un error de la misma forma que hacemos un logro. Como ya dije, hay errores pequeños, pero también los hay grandes. De esos que ni siquiera el mundo puede eclipsar.

Para una persona críticamente preparada y con perspectiva, este libro puede significar lo que no y lo que sí se puede hacer, es como un manual de acciones, pero lo malo es que si lo lee alguien que no tiene estas capacidades ni este nivel de madurez, lo confunde con un tipo de ejemplo a seguir, porque nuestra sociedad

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