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KARATE DO: FORMACION DE VIDA


Enviado por   •  4 de Junio de 2016  •  Ensayos  •  2.321 Palabras (10 Páginas)  •  297 Visitas

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KARATE DO: FORMACION DE VIDA

INTRODUCCIÓN

Como seres conscientes de nuestra debilidad moral debemos actuar de un modo ejemplar hacia la sociedad y; aún más importante, hacia nosotros mismos; sentimiento, pensamiento y enseñanza predominantes en el adiestramiento del arte marcial de la mano vacía.

Tomando en cuenta que a nuestro alcance existen múltiples opciones de apoyo para poder alcanzar este honorable comportamiento expondré puntualmente porque la doctrina del karateka proporciona ayuda inigualable.

Karate do, es su sentido más literal significa “el camino de la mano vacía"; es este un arte marcial tradicional que se origina con las prácticas del budismo zen en la india, arte de combate que enseña “a pelear para no pelear”.

Desde la infancia; personalmente, se me enseñó a defenderme de cualquier agresión que atentase contra mi seguridad e integridad física y emocional, a tomar decisiones importantes, las que; por aquellos tiempos, solamente concernían a mí pequeño mundo y sus problemas, también se me inculcaron las normas de comportamiento social, indicándome cuales son los valores morales y cívicos que debía seguir, los cuáles me guiarían por la vida para no verme inmiscuido en problemas legales, así como de cualquier otra índole, todo ese aprendizaje, fue adquirido en su totalidad dentro de mi núcleo familiar.

Siempre tuve fortuna, en cuanto solicitaba alguna respuesta u orientación sobre cualquier tema que yo tuviera curiosidad había alguien que me indicaba el camino, por el contrario, si a quien yo preguntaba sobre cualquier asunto no sabía responder él mismo me invitaba a indagar por cuenta propia, a no quedarme en la sombra de la ignorancia, recuerdo que desde muy niño quise conocer el camino del samurái, su entrenamiento, su filosofía.

Aquí debería empezar a escribir sobre las motivaciones de seguir el camino de la mano vacía, sin embargo, comenzaré por la parte sentimental, pues por amor fue que comencé a seguir esta antigua doctrina, mientras que muchas personas se adentran en el aprendizaje de algún arte marcial por la necesidad de autodefensa, yo simplemente inicié por amor, aquella dama era mi Dulcinea, mi musa, excepcional y rara forma de dar inicio a la aventura…

Cuando conocí el camino, el verdadero camino del karateka entendí que todo lo que vemos no es lo que en realidad significa, a veces terminaba el día más confundido por las enseñanzas filosóficas del maestro que por los golpes propinados por los demás compañeros, mi camino dio inicio con la integración a la meditación zen, práctica que no es otra cosa sino la conexión del yo interno y verdadero con el yo consciente y espiritual, ya que según las enseñanzas del maestro este cuerpo de carne y hueso no es otra cosa que un simple cascaron, la envoltura de nuestra verdadera esencia.

Entonces empecé a intuir por dónde debía seguir caminando, hasta dónde quería llegar, supe que no solamente se trataba de realizar actividad física, que el aprender a golpear no es “porque sí”, entendí que las ocasiones no hacen al individuo, el individuo se encuentra dentro de diversos eventos ocasionados por sus actos y que las mismas situaciones tienen distintos derroteros, de los cuales el practicante de karate siempre tiene la soltura de decidir hacia dónde dirigir tal o cual situación para consumarla lo mejor posible, evitando consecuencias de importancia.

Mientras más aprendía más quería saber, siempre encontré personas en el camino que lograban dar en el punto exacto, cuando por esa época mi temperamento no tenía control y explotaba casi sin razón dio inicio el verdadero aprendizaje, guiado por el profesor sostuve muchas charlas sobre la meditación, el autocontrol y el autoconocimiento, semillas que germinaron durante mi estancia en el gimnasio, me quedo muy grabado lo que alguna vez escuche dentro del dojo “Siempre aprenderás algo nuevo, la vida se trata de eso, a diario aprender cosas nuevas. Lo mismo te puede enseñar alguien de mayor edad como aprender puedes de un niño, mantén tu mente vacía, solamente así podrás aprender…”.

Desde que ingresas por vez primera al dojo sientes esa súbita energía, aunque depende mucho del profesor a cargo, el estudio integral de un arte como lo es el karate te lleva a lugares que nunca antes habías imaginado que siquiera existieran, si tienes un buen inicio y construyes unas bases sólidas de tu aprendizaje lograras casi cualquier cosa que te propongas, por ejemplo, mi caso fue algo bien raro, pues pude conquistar mi principal deficiencia: control, siempre adolecí de esa gran virtud innata que muchos poseen; si me encontraba en alguna situación de suma presión terminaba por estallar y comenzar a gritar, llegando incluso hasta proferir una serie de improperios en demasía fuertes y no dignos de ser escritos, incluso en algunas ocasiones terminé liándome a golpes con algunos sujetos. Soy alguien que difiere con la mayoría de las personas y sus cuestiones, superficiales y relevantes dentro de mi vivir, sin embargo, no es mi clase ser agresivo, no permito el abuso eso sí y pese a poseer este carácter insurrecto siempre me he manejado dentro de la cabalidad que implica vivir en sociedad, entonces y por lo que hube vivido decidí que debía aprender a controlar mi temperamento, a dominar mi mente y a entrar en comunión con mi yo interno, aislando mi agresividad mediante el ejercicio físico pude comenzar a conocerme y dominarme integralmente, aunado a todo este ejercicio físico ingresé al mundo de la meditación y el autoconocimiento lo que complemento el entrenamiento marcial, surgiendo con esto un sentido de constancia y disciplina, así como un deseo de querer saber más, no obstante, siempre surgen eventualidades que interfieren con el desarrollo de las cosas, esas cuestiones fuera de nuestro dominio a veces vienen a nosotros para otorgar algo útil, y muchas otras solamente aparecen para hacernos salir del camino, incitándonos a desistir en nuestra lucha, empero, siempre se me dijo lo siguiente:

“Recuerda que la enseñanza sobre el karate do es el aprendizaje de la vida misma, no te inmutes por cuestiones inútiles, aquí dentro (en el dojo) podrás equivocarte y volver a comenzar, caerás y sin embargo debes ponerte de pie una vez más, siempre una vez más, derramarás lágrimas de impotencia y por dolor, pero siempre ten presente que allá afuera, en la vida, ante el mundo nosotros los karatekas somos el ejemplo a seguir y si la vida nos tira un golpe y nos hace caer debemos ser más fuertes que ese golpe y enseguida levantarnos para seguir adelante, esta bella vida siempre nos tendrá sorpresas preparadas, obstáculos más grandes que superar y dificultades con un grado de complejidad mayor, de las cuales debes saber elegir tus batallas, por ello aquí tienes la oportunidad de errar y de volver a comenzar…”  

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