LA CULPA EQUITATIVA

LA CULPA EQUITATIVA

En un día normal en San Sebastián, pueblo de tierra verde, en donde los niños juegan bolichas en las veredas, los chismes recorren las bancas, las tiendas se engordan para la feria, es un día como otro lleno de tranquilidad y paz, hasta que…

¡Pan! un golpe se escucho, al voltear a ver, una niña de unos 6 años, tirada en medio de la calle, debido a un atropellamiento. Corriendo en su auxilio, unos habitantes del pueblo la llevaron a la clínica, mientras otros se mostraban no muy gratos con el conductor.

Unos minutos después se observaban varias rondas en busca de información y de detalles que le puedan dar más claridad a lo ocurrido, había muchas conclusiones del suceso. Pero ¿cómo sucedió el accidente?, ¿de quién fue la culpa?, eran mis preguntas, así que decidí investigar para llegar a una conclusión.

En primer lugar el culpable es el conductor, pero porque él, ¿sería por estar entretenido? En ese caso la culpa sería de esas curvas… esas curvas de Jadira, la vecina que con su caminar deja encantados a todos, siendo una sirena para los choferes.

Esa era una de mis teorías porque algunos no vimos el choque por contemplarla. Pero decidí ir a escuchar ¿cuáles eran las posibles fuentes de este accidente? Me tope con el grupo de camioneros del pueblo, ellos consideran que el accidente se da por el mal estado del carretero. El carro iba a una baja velocidad y aun así no se detuvo a tiempo, patinó y por eso alcanzó a la niña.

Mientras los escuchaba observe a Jhonny, tío de la niña, quien acababa de llegar de visita, se sentía culpable por ser la causa de que ella cruzará la calle corriendo para saludarlo. Él estaba sentado en la puerta de la clínica esperando buenas noticias y así sacarse ese sentimiento de culpa.

Teniendo hasta ahora estos conocimiento del accidente, me preguntaba: ¿si la niña se muere?, ¿él conductor siempre va ser el culpable? Suponiendo que atropelle a una persona que deseaba morir ¿me convertiría en inocente?

Después de estas ideas vagas, decidí seguir caminando a través de estos círculos llenos de sus perspectivas ante este suceso. De repente entré en un grupo en el que decían que la culpa era de la niña, por no mirar si venían carros antes de cruzar. Seguí escuchando su teoría de que la niña era muy hiperactiva por eso le había pasado esto. Mientras hablaban, yo pensaba: “A la edad que tiene, los culpables serían los padres que la dejan sola y permiten que ella cruce la calle, y si la culpa es de la niña, porque fue quien se atravesó, ¿le tocaría pagar si se dañó algo del carro por chocar su cabeza con él?”

Seguí escuchándolos y en eso me llamo la atención la teoría de un señor que decía, que todo esto ocurrió por el camión que estaba estacionado, que impedía la vista entre la niña y los carros que vienen de ese lado.

Esto seguía en suspenso, mucha gente había dejado de hacer su trabajo en espera de alguna respuesta fuera de la clínica, ¿Cómo se encontraría?, ¿ya habría despertado? La espera y el silencio comenzaron a apoderarse del pueblo.

Mientras yo analizaba todas las teorías y lo que podía ocurrir si la niña moría, observaba los rostros, primero del culpable con una cara pálida y de cuerpo tembloroso, también se veía el rostro del papa de la niña que no dejaba de mirar al conductor y a mismo tiempo apuñaba su mano, como si tuviera la necesidad de golpearlo; por otra parte sentado en el piso Jhonny a lado de la puerta tapándose la cara con sus manos con un sentido de culpa, y con un acompañamiento de los gritos y llantos de la madre dentro de la clínica, ante el silencio que se percibía afuera.

En esta espera larga ordené, entre mis ideas, a todas las personas que cumplieron un papel en este accidente: primero la sirena Jadira, por su belleza que embelesa al conductor y así

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