LA EDUCACIÓN IDEAL

LA EDUCACIÓN IDEAL

La educación es la resultante de múltiples elementos, actores y circunstancias, que además generan complejos efectos de interacción.  Hay muchos indicios que permiten apuntar que la escuela no parece ser ni siquiera lo más relevante en la formación, obviamente sin restarle su importancia ni la responsabilidad que tienen los actores educativos; pero la familia o mejor, el contexto sociocultural en que se desarrolla el niño, al parecer, tienen un peso aún más decisivo. Parte de este contexto sociocultural lo forman la televisión, los periódicos, el cine, los museos, la calle, la vida pública, por sólo referir algunos; de aquí que la educación o formación que se recibe no se puede reducir a un producto de la escolaridad.

La educación no es únicamente responsabilidad de la escuela, sino que es responsabilidad de todos, por eso se empieza desde el hogar, es por eso que los docentes realizan un diagnóstico   para conocer a cada estudiante, donde viven, como es el contexto en donde están inmersos y también un realizan un diagnostico pedagógico para conocer el nivel en que se encuentra el grupo y de ahí partir para realizar la planeación adecuada a las necesidades del grupo, en otras palabras una adecuación curricular, para que los alumnos de contextos diferentes aprendan conforme a sus necesidades a esto se le llama justicia curricular.

La justicia curricular es el resultado de analizar críticamente los contenidos de las distintas disciplinas y propuestas de enseñanza y aprendizaje con las que se pretende educar en las nuevas generaciones.  Referirse a la justicia curricular compromete a considerar las necesidades del presente para seguidamente analizar críticamente los contenidos de las distintas disciplinas y las propuestas de enseñanza y aprendizaje con las que se pretende educar y preparar para la vida de las nuevas generaciones.

Pero el sistema educativo comete un error muy grave ya que la mayoría de las escuelas hacen que sus alumnos marchen al compás del mismo campo y es por eso que no se puede avanzar y existe tanto rezago educativo y es ahí donde surge una pregunta, ¿y por qué no mejor “tocar al compás de cada estudiante”?. Para poder proporcionar una escuela adecuada para cada estudiante no se debe mandar a una institución especial, sino que la misma escuela, docentes, currículo y las actividades se adapten al alumno.

Lo ideal sería que en vez de tratar de obligar a todos los estudiantes a adaptarse a la misma estructura, animaríamos a cada estudiante a buscar su estructura que se adapte a él. Que los estudiantes en vez de seguir asignaturas predeterminadas se les diera vía libre a sus pasiones, lo que podría llevarlos a un aprendizaje innovador.

Es ahí donde entra el docente en la búsqueda de una temática que  ayude a sostener el ánimo y a transmitirlo delante de los estudiantes, todo esto para generar ambientes de aprendizaje para de esta formar lograr aprendizajes significativos. Se trata de ordenar prioridades a fin de prevenir y también de impedir, el fatal deterioro de los supuestos educativo-sociales.

Pero para alcanzar todas las metas que nos planteamos nos debemos de enfocar principalmente a la acción principal de la escuela, que es la de socializar pero todo esto se ha ido perdiendo porque las escuelas  y las aulas han sido sacudidas por diversos atravesamientos fruto de políticas de exclusión, por nuevas pautas culturales propias de la pos-modernidad y por la profunda crisis económica y social. La escuela debe propiciar formas de relación y mecanismos de convivencia, que posibiliten (re)construir pautas de socialización, que (re)generen lazos sociales, a la vez que articulen nuevos sentidos para un saber estar en el mundo. Pero es algo que con el paso de los tiempos se ha ido perdiendo y es algo que a muchos hay no les importa, porque lo que verdaderamente importante para ellos es cumplir con lo que marque el curriculum tal cual y se ha dejado de lado la parte social de la escuela.

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