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LA EUTANASIA Y LA ETICA


Enviado por   •  17 de Octubre de 2014  •  2.111 Palabras (9 Páginas)  •  242 Visitas

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¿Es moralmente ética la eutanasia?

Se conoce como Eutanasia la ayuda a morir o la asistencia al suicidio de quien no puede hacerlo por sí mismo. Se dice que un paciente tiene derecho a decidir la forma y el momento de su muerte, esto busca como único fin el librar a una persona de sus intensos sufrimientos, de una agonía inmisericorde que padece como resultado de una enfermedad grave e incurable (por ejemplo algunos tipos de cáncer o un SIDA). Dicha enfermedad o estado debe haber sido diagnosticado suficientemente, de manera que su característica de irreversibilidad, sea tal, que se determine la muerte como algo inevitable.

Existen dos tipos de eutanasia, la pasiva y la activa. La pasiva consiste en dejar morir a la persona, suspender un tratamiento médico, no mantenerla artificialmente con vida. La activa consiste en hacer algo para que la persona muera, como la administración de un veneno o droga ilegal.

Existen muchas opiniones sobre este tema, unos dicen que es por piedad ante el paciente que sufre, otros dicen que es asistencia al suicidio. Por otra parte está la presuposición de si una persona en una etapa terminal está capacitada para decidir qué hacer con su vida. Así también, ¿en qué papel queda el doctor que lo asiste ante su juramento de salvar vidas, no quitarlas? ¿Es moralmente ética la eutanasia? ¿Se considera suicidio o asesinato? ¿Es un acto de piedad o más bien un acto de beneficio personal para no asumirle el costo de hospitalización al estado ni la agonía de una larga enfermedad a la familia? Es muy difícil contestar estas preguntas cuando no se ha establecido una norma jurídica.

Entre estas dos variantes intentamos recurrir a la lógica y esta nos indica que ciertamente cada individuo tiene derecho sobre qué hacer con su vida, así también el derecho de elegir lo que él considera más beneficioso para él mismo. Sin embargo, envolver a una segunda persona a que nos asista para quitarnos la vida o liberarnos de algún sufrimiento ya envuelve otras ideas y otras opiniones. De esta situación se exponen de la jerarquía de valores, dos valores: el derecho de todo ser humano de tomar una decisión sobre su vida y el envolver a otra persona para que te asista a quitarte la vida si la persona sufre de una enfermedad mortal que conlleve un dolor insoportable.

Cada ser humano es autónomo y propietario pleno de sí mismo, de su mente y de su cuerpo. Este derecho de propiedad o legitimación de control significa que el propietario pude hacer lo que desee con su propiedad siempre que no agreda la propiedad ajena, de modo que la libertad de cada uno acaba donde empieza la de los demás. Los derechos sobre la vida de este terminan cuando se busca a alguien para que le dé la información y los medios necesarios a un paciente para que pueda terminar fácilmente con su propia vida.

Dentro de los debates éticos en la profesión médica, la eutanasia goza de una singular actualidad. Después de años, una gran literatura médica ha sido publicada a favor y en contra. La discusión gira alrededor de la tensión entre los imperativos éticos para aliviar el sufrimiento, particularmente en pacientes terminales quienes toman una decisión consciente de finalizar sus vidas, y la proscripción contra la participación del médico y otros profesionales de la salud en el control de una vida.

Es bueno detenerse aquí; dado que el debate se plantea desde en equívocos y muchas veces con una terminología que oculta el verdadero carácter del acto. Así, conceptos como "derecho a disponer de la propia vida", "derecho a una muerte digna", "morir con dignidad", ocultan el intento de dignificar el suicidio y la cooperación homicida con el suicida.

Sin embargo: ¿cómo se puede probar de un modo objetivo que un médico ha matado a un paciente por compasión?; ¿qué se entiende por sufrimientos intolerables?; ¿cómo se puede determinar la validez del consentimiento, cuando en el contexto emocional que rodea al paciente pueden darse distintos grados de miedo, ansiedad y depresión? La petición del paciente no es necesariamente una base firme, porque es sabido que en realidad, pedir la muerte a menudo significa algo más: puede ser una petición de ayuda y compresión. ¿Quién sería el encargado de matar al enfermo? En caso de ser el médico, esto desvirtuaría la esencia de su profesión llamativamente con aquellos que por su situación, necesitan tener más confianza en él. ¿Cuál es el caso límite que plantea tal recurso humanitario? Enfermos terminales, se dice en un principio, pero sus defensores ocultan sus verdaderos propósitos, ya que son partidarios de aplicar también la eutanasia a determinados enfermos no terminales; adultos con incapacidades mentales, esclerosis múltiple, paraplejia, anomalías neuromusculares, etcétera.

Y si se trata de asistir en la muerte de una persona que sufre dolor intensamente, entonces también podríamos ayudar a morir a alguien que se esté quemando vivo. Suponiendo que un policía llega a una escena donde ha habido un choque y un incendio está consumiendo el auto con una persona en su interior. Escucha los gritos de esta persona desesperadamente y la persona le pide al policía que le dé un tiro en la cabeza para no sufrir el ser quemado en vida. ¿Entonces debería el policía hacerlo por un acto de “piedad”? Si venimos a ver es la misma piedad que intentan sentir los médicos.

Pensando en este punto y tomando este ejemplo de una persona que sufre al ser consumida por las llamas, me viene a la mente el recuerdo de que el otro día observando la televisión vi un anuncio de una joven llamada Jacqueline Saburido de 23 años, quien a consecuencia de un conductor ebrio, sufrió quemaduras graves en un 60% de su cuerpo, por lo que quedó desfigurada, sin orejas, nariz, sin un párpado, con muy poca visión y sus manos fueron amputadas. Me llamó tanto la atención este caso, que realicé una búsqueda en Internet por su nombre y pude leer su historia. En ella menciona que estuvo atrapada en el auto el cual se encendió y que estuvo expuesta a las llamas por unos 45 segundos; segundos donde vivió intenso sufrimiento.

Imagino

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