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LA GLOBALIZACIÓN: UN ANÁLISIS CRÍTICO

educe12Apuntes1 de Abril de 2018

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ANÁLISIS DE ‘LA GLOBALIZACIÓN: UN ANÁLISIS CRÍTICO’, PETRAS

James Petras analiza la globalización como proceso y como concepto, en este último caso, estableciéndolo como eufemismo de las verdaderas relaciones de dominación y subordinación entre Estados y clases que son una prolongación del imperialismo, una situación novedosa quizás en aspectos cuantitativos pero absolutamente conservadora en las estructuras de poder, situación enmascarada por un término, ‘globalización’, que pretende referirse a la extensión de un sistema a escala global en el que se producen relaciones de dependencia entre Estados, que quiere concebirse como inevitable y como progreso global. Con esta situación de necesidad y dependencia entre Estados que se produce según los globalistas, se pretende entender la globalización como la etapa inevitable más alta y última de la historia, donde todos los países y todas las economías estarían vinculados a través del mercado capitalista, negando tanto los conflictos de clases como el hecho de que los intereses económicos incorporados en el proyecto son los intereses de las minorías.

Esto último se comprende bien al analizar quiénes son los defensores (y beneficiarios) de la globalización y quiénes son los adversarios. Importadores y exportadores, grandes manufactureros, grandes propietarios, banqueros, financieros, académicos y funcionarios de alto nivel, publicistas ligados a circuitos internacionales y a mayor escala, los países y estados en el poder dentro de la economía mundial, son quiénes proponen la globalización, por consiguiente, son a quienes les beneficia la globalización. En el otro lado estarían la mayoría, pero a los que les falta el poder financiero: los campesinos y productores locales, incapaces de competir con las importaciones derivadas de las políticas de libre comercio; los trabajadores, tanto de países pobres como dominados, víctimas de los recortes económicos y la progresiva pérdida de derechos sociales; los propietarios de pequeños comercios afectados por los recortes públicos y la privatización…

Por lo tanto, se deduce que si sigue existiendo una polarización total de los recursos económicos y que además, la clase trabajadora ve endurecidas sus condiciones de vida en beneficio de las grandes empresas, es innegable la realidad de que evidentemente se sigue produciendo el conflicto de clases anterior al mal llamado proceso de ‘globalización’, así como las relaciones de dominación entre estados. Aunque pretende invisibilizarse con un supuesto progreso global del que todos nos beneficiamos guiado por la ciencia, la tecnología y la razón, el conflicto de intereses y de clases se pone de manifiesto al ver que las contrapartes políticas y económicas de los principales proponentes de la globalización (estados poderosos y sus grandes empresas) en los países dominados son también firmes defensores. El proceso de internacionalización del capital basado en la explotación de nuevas fronteras y la localización de sitios para las grandes ganancias requiere la presencia de capitalistas transnacionales de los antiguos países coloniales que estén efectuando la exportación de capital y consolidando la dominación regional.

Así podemos concluir que tanto las desigualdades entre estados imperiales y los estados dominados, como el número de trabajadores asalariados sigue creciendo. El mayor volumen de movimientos de capital y la difusión del capitalismo a todas partes implica a la clase trabajadora como la principal adversaria del sistema. Esto unido al verdadero papel del estado-nación que interviene decisivamente para conformar los intercambios económicos y las inversiones, así como para disminuir los controles sobre los flujos del extranjero y las limitaciones económicas y políticas de los mercados exteriores, reafirma la idea inicial de que el proceso de ‘globalización’ así como el concepto del mismo, es una idea y una prolongación del capitalismo (y de las relaciones imperialistas) que como tal, funciona en beneficio de una minoría. Como extensión de este, sólo supone un cambio cuantitativo, en el que busca aliados y beneficiarios en países dominados para seguir desarrollándose, pero que en nada modifica las sólidas estructuras del poder, sólo se moderniza en sus propios patrones de funcionamiento para poder ‘globalizarse’, y que además se encarga de generar una ideología de supuesto progreso; progreso tecnológico, extensión de la información y de la comunicación que sí se da, pero que ayuda a invisibilizar dos cosas: el hecho que lo que no se produce es el progreso económico y social de la base de la estructura social y económica preexistente, la clase trabajadora, y que las relaciones entre los distintos países siguen siendo relaciones de subordinación y dominación, en definitiva, jerárquicas, y para nada relaciones de interdependencia entre estados que se necesitan para mantenerse dentro de un mercado global del que todos se ven beneficiados en el proceso. Proceso que, por lo tanto, encuentra en el concepto ‘imperialismo’ una definición de la realidad de las relaciones económicas mucho más acertada.

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