LA IDENTIDAD ERÓTICA

LA IDENTIDAD ERÓTICA;

DIMENSIONES PERSONALES

Dice Freud “Cuando en una situación que debiera de provocar excitación sexual, provoca angustia, estamos indudablemente ante un cuadro de histeria. Es una distorsión del erotismo. En los neuróticos la vida sexual la encontraremos en sus síntomas. Nos instruye que detrás de cada síntoma histérico existe una o varias fantasías sexuales que lo sobredeterminan.

La histeria se caracteriza por un “desconocimiento” casi infantil referente a lo sexual, pero en una aproximación clínica más estrecha observamos que este estado se mantiene gracias a mecanismos psíquicos activos que niegan al acceso consciente a esta realidad, incluso al grado de rehusarse a saber o escuchar sobre “estos asuntos”.

Una de las características del erotismo es que se origina en el ámbito de lo inconsciente. El orden de la lógica aristotélica, el establecimiento de la temporalidad; pasado, presente y futuro, la secuencia de causa y efecto, la exclusión de los opuestos, regido por el principio de realidad. La fantasía se rige por el principio del placer, lo caracteriza el caos, su lenguaje es propio del proceso primario, en donde los opuestos coexisten, es atemporal, la parte y el todo pueden representarse mutuamente, la metáfora y la metonimia le son característicos, y su expresión primordial es a través del lenguaje del cuerpo, del lenguaje preverbal.

El erotismo está fuertemente enlazado a la biografía de la persona, en especial a sus relaciones tempranas: La capacidad para el placer erótico se generan en el contacto cuerpo a cuerpo con la madre, definida como la define Piera, sujeto en donde suponemos:

a) Una represión exitosa de su propia sexualidad infantil,

b) Un sentimiento de amor hacia el niño,

c) Su acuerdo esencial con lo que el discurso cultural del medio al que pertenece dice acerca de la función materna,

d) La presencia junto a ella de un padre del niño, por quien tiene sentimientos fundamentalmente positivos.

La actitudes de los padres hacia los genitales, hacia la masculinidad y feminidad, hacia los aspectos reproductivos influencian la manera en que manejarán el cuerpo de su bebé, transmitiendo así, aceptación o rechazo, comodidad o disgusto.

La Influencia de la Etapa Edípica en el Erotismo

En el niño por la posición de su pene más al alcance de su vista y de su mano facilitan la masturbación, que continúa delineando el yo placer en la imagen corporal. Tanto el niño como la niña buscan la confirmación de su yo corporal idealizado parte de su yo grandioso a través de la relación con el padre que se da de dos maneras; primero buscando que el padre “espejee” su imagen grandiosa teniendo una actitud de parte de la niña seductora con el padre, y del niño con la madre pero atento a la aceptación y aprobación del padre.

La imagen interna del “otro” gratificador se proyecta en el padre, en lo que se ha denominado la imagen parental idealizada, se desea y busca la aprobación del mismo y se teme su rechazo, el narcisismo del pequeño se restaura al poder participar de la grandiosidad del padre, posteriormente se gana la atención y aprecio de éste en una relación de “alter ego” al identificarse con él, se preserva la sensación de la imagen ideal grandiosa de si mismo, este punto permite incorporar en la identidad los ideales o metas y se ponen las bases para un “narcisismo normal”.

Si el narcisismo no se restaura de manera adecuada se establece un “narcisismo patológico”. Los demás sólo existen para su propio placer y necesidades, puede establecer relaciones con otros quienes atribuye esta parte idealizada de sí mismo.

El deseo de la aprobación del padre es lo que permite a éste imponer

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