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LA RATONERA

melaniesff25 de Septiembre de 2014

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LA RATONERA

POR AGATHA CHRISTIE

(Mollie Ralston entra por la derecha del escenario. Es una joven alta y bonita, de expresión ingenua. Deja el bolso y los guantes sobre la butaca del centro, se acerca al aparato de radio y lo desconecta mientras la voz da la siguiente noticia. Deja un paquetito en el armario del escritorio.)

Advertimos a los automovilistas que el hielo cubre el firme de las carreteras. Se prevé que seguirá nevando copiosamente y habrá heladas por todo el país y especialmente en puntos de la costa norte y nordeste de Escocia.

MOLLIE (Llamando.) - ¡Mistress Barlow! ¡Mistress Barlow!

(Al no recibir contestación, se aproxima a la butaca, recoge el bolso y un guante y luego cruza el umbral de la derecha. Se quita el abrigo y vuelve a entrar.)

-¡Brr! ¡Qué frío!

(Se acerca al interruptor de la derecha y enciende los apliques que hay sobre la chimenea. Se dirige al radiador, lo toca con la mano y corre la cortina. Luego se aproxima a la mesita del sofá y enciende la lámpara. Echa un vistazo a su alrededor y ve el rótulo apoyado en los peldaños. Lo coge y lo deja apoyado en la pared a la izquierda del ventanal. Retrocede unos pasos, asintiendo con la cabeza.) Ha quedado muy bien…

-¡Oh! (Se ha fijado en que falta la <<S>> de Monskwell. ) ¡Ese tonto de Giles! (Consulta su reloj de pulsera y luego mira el reloj de pared.) ¡Caramba!

(Mollie sale apresuradamente por la izquierda. Entra Giles por la puerta de la derecha. Es un joven de unos treinta años, arrogante, pero atractivo. Pisa fuerte para quitarse la nieve de los pies, abre el arca de roble y deposita en su interior un voluminoso paquete que traía en la mano. Se quita el abrigo, el sombrero y la bufanda, de unos pasos y los arroja sobre un sillón. Luego se acerca a la chimenea y se calienta las manos.)

GILES (Llamando.) ¡Mollie! ¡Mollie! ¡Mollie! ¿Dónde estás?

(Mollie entra en la sala.)

MOLLIE (Alegremente.)- ¡Haciéndolo todo yo, bruto! (Se aproxima a Giles.)

GILES -¡Ah, estás aquí!... Déjame a mí. ¿Hay que echar carbón a la caldera?

MOLLIE -Ya está.

GILES -(Besándola.) Hola, querida. ¿Sabes que tienes la nariz fría?

MOLLIE -Acabo de llegar. (Se acerca a la chimenea.)

GILES -¿Ah, sí? ¿Adónde has ido? No me digas que has salido con ese tiempecito que hace.

MOLLIE -Tuve que bajar al pueblo por algo que se me había olvidado. ¿Encontraste la red para el gallinero?

GILES -No había del tipo que buscaba. (Se sienta en el brazo izquierdo de la butaca.) Fui a ver en otro lugar, pero tampoco hubo suerte. He perdido prácticamente todo el día. ¡Dios mío, estoy casi helado! El coche patinaba que daba gusto. ¡Hay que ver cómo nieva! ¿Qué te apuestas a que mañana estaremos aislados por la nieve?

MOLLIE -¡Ay! ¡Espero que no! (Se acerca al radiador y lo toca con la mano.)

GILES -(Levantándose y acercándose a Mollie.) Tendremos que vigilar que la calefacción central no se apague. (Toca el radiador con la mano.) ¡Hum! No me gusta demasiado. Ojalá vengan pronto los del carbón. No andamos sobrados.

MOLLIE- (Yendo hasta el sofá y sentándose.)- ¡Oh! ¡Me gustaría tanto que todo comenzase bien! Las primeras impresiones son tan importantes…

GILES (Acercándose al sofá por la derecha.) ¿Está todo preparado? Supongo que aún no habrá llegado nadie, ¿verdad?

MOLLIE No, gracias a Dios. Me parece que todo está en orden. Mistress Barlow se largó temprano. Supongo que tendría miedo del frío.

GILES Estas asistencias son una lata. Ahora tú tendrás que cargar con todo el trabajo.

MOLLIE Y tú también. Recuerda que somos socios.

GILES (Acercándose a la chimenea.) Mientras no me hagas cocinar…

MOLLIE (Levantándose.) No, no, la cocina es cosa mía. De todos modos, tenemos muchas conservas por si nos quedamos aislados por la nieve. (Acercándose a Giles.) ¡Oh, Giles! ¿Crees que todo va a salir bien?

GILES ¿Tienes miedo? ¿Ya te arrepientes de no haber vendido la casa cuando tu tía te la dejó, en vez de embarcarnos en esta locura de convertirla en casa de huéspedes?

MOLLIE No, no tengo miedo, y me encanta lo que hemos hecho. Y hablando de casas de huéspedes, vete a cargar la caldera.

GILES - ¿Quieres que salga al patio con semejante frío? ¡Ay! ¿Le dejo cargada para toda la noche?

MOLLIE - No, eso lo harás a las diez o las once de la noche.

GILES - ¡Qué horror!

MOLLIE - Date prisa. Puede que llegue alguien de un momento a otro.

GILES -¿Ya has distribuido las habitaciones?

MOLLIE -Si. (Se sienta delante del escritorio y coge un periódico que hay encima) Mistress Boyle tiene la de la cama de columnas, en la parte de delante. El mayor Metcalf ocupará el cuarto azul. Miss Casewell, la habitación del este. Míster Wren, el cuarto de roble.

GILES -(Acercándose a la mesita que hay detrás del sofá.) Me pregunto cómo será toda esta gente. ¿No te parece que deberíamos haberles cobrado el alquiler por adelantado?

MOLLIE -Oh, no, no lo creo.

GILES -Este oficio es nuevo para nosotros.

MOLLIE -Traerán equipaje. Si no nos pagan, nos quedaremos con el equipaje. Es muy sencillo.

GILES -Pienso que deberíamos haber hecho un curso de hostelería por correspondencia. Estoy seguro de que algo nos va a salir mal.

MOLLIE -Todas las cartas llegaron de buenos sitios.

GILES -Pero puede que alguno de los huéspedes sea un delincuente que quiera ocultarse de la policía. (Se acerca al rótulo y lo coge.)

MOLLIE -Me importa un bledo lo que sean mientras nos paguen bien.

GILES -Eres una maravillosa mujer de negocios, Mollie.

Giles sale por la derecha llevándose el rótulo. Mollie pone la radio.

*VOZ EN LA RADIO*

Y según Scotland Yard, el crimen se cometió en el número 24 de Culver Street, Paddington. La víctima del asesinato era una tal mistress Maureen Lyon. En rejación con el asesinato, la policía…

(Mollie se levanta y se acerca al sillón del centro.)

…está muy interesada en interrogar a un hombre que fue visto por los alrededores y que llevaba abrigo oscuro…

(Mollie coge el abrigo de Giles.)

… bufanda de color claro…

(Mollie coge la bufanda de Giles.)

…y un sombrero de fieltro.

(Mollie coge el sombrero de Giles y sale de la estancia.)

Advertimos a los automovilistas que el hielo cubre el firme de las carreteras…

(Sueña el timbre de la puerta.)

Se prevé que seguirá nevando copiosamente y habrá heladas por todo el país…

Mollie entra en la sala, se acerca al escritorio, apaga la radio y sale apresuradamente por la derecha.

MOLLIE -Encantada de conocerle.

CHRISTOPHER -Muchas gracias.

(Christopher Wren entra por la derecha. Lleva una maleta que deposita junto a la mesa grande. Se trata de un joven de aspecto un tanto neurótico y alocado. Lleva el pelo largo y descuidado y una corbata de punto que parece propia de un artista. Sus modales son confiados, casi infantles.)

-Espantoso, este tiempo es sencillamente espantoso. El taxi me dejó ante la puerta del jardín. (Da unos pasos y deja el sombrero en la mesita detrás del sofá.) No quiso aventurarse a recorrer la calzada hasta la puerta de la casa (Se acerca a Mollie.) ¿Usted es mistress Ralston? ¡Estupendo! Me llamo Wren.

MOLLIE -Encantada de conocerle, míster Wren.

CHRISTOPHER -¿Sabe que no se parece usted nada a como le había figurado Me decía que sería usted una señora muy seria, y que la casa estaría llena de objetos de latón. Y en vez de ello, me encuentro con un paraíso (Pasa por delante del sofá y se aproxima a la mesita de detrás)… todo un paraíso. Muy bien proporcionado. (Señala el escritorio) Me voy a sentir a gusto aquí. (Se acerca a la butaca del centro.) ¿Tiene usted un hermoso aparador de caoba con grandes tallas en forma de frutas?

MOLLIE -Sí, lo tenemos en el comedor. (Vuelve los ojos hacia la puerta de la derecha.)

CHRISTOPHER (Siguiendo la mirada.) ¿Ahí dentro? (Se acerca a la puerta y la abre.) Necesito verlo.

Christopher entra en el comedor y Mollie lo sigue. Entra Giles por la derecha. Mira a su alrededor y examina la maleta. Se oyen voces en el comedor. Giles sale por la derecha.

MOLLIE -Venga, venga y caliéntese.

Mollie entra en la sala procedente del comedor. Christopher entra tras ella. Mollie se acerca al centro.

CHIRSTOPHER -(Al entrar.) Perfecto, absolutamente perfecto. Pero ¿por qué han quitado la mesa de caoba que debería

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