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Trap-Ease América: el gran queso de las ratoneras


Enviado por   •  16 de Septiembre de 2014  •  Ensayos  •  1.363 Palabras (6 Páginas)  •  690 Visitas

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CASO Empresarial

Trap-Ease América: el gran queso de las ratoneras

SABIDURÍA CONVENCIONAL

Una mañana de abril, Martha House, presidenta de Trap-Ease América, entró a su oficina en Costa Mesa, California. Se detuvo un momento a contemplar la cita de Ralph Waldo Emerson que había enmarcado y colgado cerca de su escritorio:

“Si un hombre [puede]... fabricar una mejor trampa para ratones que su vecino... el mundo entero se dirigirá a su puerta”.

Quizás, meditó, Emerson sabía algo que ella ignoraba. Ella tenía una trampa mejor, Trap-Ease, pero el mundo no parecía estar tan entusiasmado por ello.

Martha apenas había regresado del National Hardware Show de Chicago. Permaneció de pie en el exhibidor de la exposición de comercio durante largas horas, respondiendo las mismas preguntas cientos de veces fue agotador. Sin embargo, el duro trabajo había dado sus frutos. Cada año, las autoridades del National Hardware Show hacían un concurso para seleccionar el mejor producto nuevo introducido en la exposición de ese año. Trap-Ease había ganado el concurso ese año, derrotando aproximadamente a 300 nuevos productos.

Sin embargo, este tipo de celebridad no era nueva para la ratonera Trap-Ease; la revista People había hecho un artículo acerca de la ratonera, la cual también había sido tema de diversos programas de entrevistas y artículos en varias publicaciones de prensa y de comercio.

No obstante, a pesar de toda esta atención, la demanda esperada de la ratonera no se había materializado. Martha esperaba que este premio pudiera estimular un mayor interés y un mayor número de ventas.

ANTECEDENTES

Un grupo de inversionistas creó Trap-Ease América en enero, después de obtener los derechos internacionales para comercializar la innovadora ratonera. A cambio de los derechos de marketing, el grupo accedió a pagar al inventor y al poseedor de la patente, un ranchero jubilado, una cuota por regalías de cada ratonera vendida. Después, el grupo contrató a Martha como su presidenta para que desarrollara y administrara la organización de Trap-Ease América.

Trap-Ease América contrató a una empresa fabricante de plásticos para producir la ratonera, la cual consistía de un tubo de plástico cuadrado de aproximadamente 6 pulgadas de longitud y 1.5 pulgadas de diámetro. El tubo estaba doblado por la mitad, en un ángulo de 30 grados, de modo que cuando la parte frontal del tubo descansaba en una superficie plana, el otro extremo permanecía elevado. El extremo elevado contenía una tapa desmontable en la que el usuario colocaba la carnada (queso, comida para perros o algún otro bocado aromático). El extremo frontal del tubo tenía una puerta con bisagra. Cuando la ratonera estaba “abierta”, esta puerta descansaba en dos delgados “soportes”, adheridas las dos esquinas inferiores de la puerta.

La sencilla trampa funcionaba de manera muy eficaz. Un ratón, al oler la carnada, entraba al tubo a través del extremo abierto. Conforme caminaba hacia la zona doblada, dirigiéndose a la carnada, su peso provocaba que el extremo elevado bajara. Esto elevaba el extremo abierto, cerraba la puerta con bisagras, atrapando así al ratón. Pequeños dientes en los extremos de los soportes, enganchados a un surco en la parte más baja de la trampa, mantenían la puerta cerrada. Entonces, el usuario podía deshacerse del ratón mientras aún estaba vivo, o podía dejarlo algunas horas dentro de la trampa, hasta que muriera.

Martha creía que la trampa tenía muchas ventajas para el consumidor, en comparación con las trampas tradicionales que utilizan resortes o con los venenos. Los consumidores podrían utilizarla con seguridad y facilidad, sin el riesgo de lastimar sus dedos en el momento de colocarla; no planteaba riesgos de lesiones o envenenamiento para los niños o las mascotas. Además, con Trap-Ease, los consumidores evitaban el “desorden” desagradable que con frecuencia enfrentaban con las violentas trampas de resortes. Esta trampa no implicaba problemas de “limpieza”. Por último, el usuario podía reutilizar la trampa o simplemente tirarla a la basura.

Las primeras investigaciones de Martha indicaron que las mujeres constituían el mejor mercado meta para Trap-Ease. Al parecer, los hombres estaban más dispuestos a comprar y utilizar la

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