LA ÉTICA Y LOS DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES

LA ÉTICA Y LOS DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES

Cuando hablamos de los derechos humanos nos referimos a la consideración de la dignidad de las personas como la esencia de las relaciones entre los géneros. Cuando se elimine la opresión de unos a otros es cuando surgirá la posibilidad de un buen un trato entre toda la raza humana hombres y mujeres .La dignidad es el valor de cada de uno de los seres humanos, sin importar la diferencia que exista entre estos ya sea de género, raza, estrato o cualquier otra característica, esta es negada cuando se le oprime negándole su valor.

Desde la perspectiva del género y partiendo de la diferencia de socialización de ellos y ellas surge la necesidad de revisar el paradigma tradicional de lo humano que se ve desde Génesis, y prácticamente de la, mayor parte de la creación o el origen de la humanidad, desde la inferioridad de la costilla, hasta aquellas reflexiones donde se niega la posesión del alma inmortal o el pensamiento de Aristóteles que dice que el máximo desarrollo de las mujeres es el de un adolescente.

La lucha de las mujeres por sus derechos humanos arranca del derecho al cuerpo, al lugar que quiere jugar en el mundo privado y en el mundo público. Por ejemplo las mujeres y los hombres buscan la igualdad que antes creían que no era relevante, o se culpaban a sí mismas de no alcanzarlas. Comprendieron que sus problemas eran compartidos por otras mujeres como ellas; por un grupo, entonces, se atribuyó la causa de su malestar a las condiciones sociales, tales como la discriminación; a partir de ese momento el movimiento de mujeres requirió de una solución política.

Así empieza durante la revolución francesa cuando las mujeres empiezan con protestas políticas, ya que la conciencia del grupo de mujeres, es el paso de la creencia que los males que les ocurre y el trato injusto, son causados por la pertenencia a este grupo. Más bien que por falta de habilidad o esfuerzo personal.

Con todo esto se puede reflexionar en profundidad para que cada mujer se de cuenta y decida la medida de su libertad. Aunque esto no es lo único que se debe hacer, ya que no basta solo con que las mujeres reclamen sus derechos también se deben sentir parte igual y completas con los hombres en la sociedad, para participar en su transformación. Vivir como iguales y reclamar los derechos que nos permitan vivir sin prejuicios en justicia, dignidad y responsabilidad que constituyen la base sólida que orienta la visión final de los derechos de las mujeres. La autonomía personal sobre el cuerpo y la relación familiar, los mismos niveles de educación, participación activa en la economía, la política y las religiones y en todo los ámbitos la igualdad con el hombre.

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