LAS ISLAS MARÍAS Y LA SUBCULTURA CARCELARIA
atenogenes31 de Octubre de 2012
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LAS ISLAS MARÍAS Y LA SUBCULTURA CARCELARIA1
SUMARIO: I. Introducción. II. Historia. III. Descripción de hábitat. IV. Subcultura carcelaria. V. Conclusión. VI. Bibliografía.
I. INTRODUCCIÓN
El presente trabajo forma parte de una investigación más amplia que llevo realizando desde hace 10 años en esta colonia penal y que lleva por nombre: Las Islas Marías y la práctica del tatuaje; estudio de las estrategias de adaptación en una institución total. La investigación tuvo inicio en 1986 cuando fuimos contratados mi esposa (también antropóloga) y yo, para proponer alternativas de producción y para realizar una evaluación del CEBA (Centro de Educación Básica Abierta en las Islas Marías). La estancia en la colonia penal fue muy valiosa, debido a que vivimos durante un periodo de ocho meses con los internos, cinco de los cuales vivimos en un campamento de castigo, prácticamente aislados. Esto nos permitió tener un conocimiento fiable de la información que obtuvimos, como también permitió comprobar la fiabilidad de la posterior información que recopilé en mis tres estancias siguientes en esta cárcel en los años 1995 y 1996. Este es parte del resultado de un proceso de investigación ininterrumpido de 10 años, en el cual he ido estudiando diversos aspectos de la etnología del lugar.
Metodología y marco teórico
El corpus de mi investigación está formado por 30 entrevistas abiertas, formales (aproximadamente 45 horas grabadas), que fueron acordadas eligiendo a mis informantes: cinco esposas de colonos; seis colonos con familia; 11 internos solteros -se considera "solteros" a los que viven en la colonia penal sin su familia-; cuatro internas solteras y cuatro jefes de campamento (empleados). La elección de los informantes se hizo, buscando cubrir la mayor diversidad respecto a las condiciones de vida de los internos: a) el género; b) estado civil, considerando si en el penal vivían solos o acompañados por su familia; c) su situación económica, aquí importó cómo obtienen su ingreso económico, si externa o internamente de la cárcel. Los jefes de campamento fueron entrevistados respecto a las características de su campamento, así como a las estrategias que los colonos utilizan para la obtención de recursos.
La parte más importante de la información recopilada, consiste en la observación participante que realicé en la Colonia Penal Federal Islas Marías, donde viví en 1986 durante ocho meses, cinco de los cuales en un campamento de castigo y prácticamente aislados y junto con los internos. El carácter espontáneo con el que obtuve la información durante este periodo, le dio veracidad a la información, este nivel de involucramiento se logró también gracias a que no trabajábamos con, ni para el departamento de seguridad, además de que dispuse de todo el tiempo necesario para la recolección de datos, los que iba corroborando en cuanto a su veracidad, al ser parte integrante de la comunidad que estudiaba. En 1995 realicé dos estancias de un mes, cada una, en las Islas Marías; y una más en 1996, también de un mes.
La teoría antropológica aplicada a este trabajo, aborda el estudio de la subcultura carcelaria en la Colonia Penal Federal Islas Marías, desde una serie de teorías que permiten entender el comportamiento del hombre, desde una perspectiva que nos dé cuenta de las razones que motivan que lleve a cabo determinadas prácticas; entendiéndolo como parte de una constante construcción que hace de la realidad, y siendo el hombre el objeto de estudio y no el lugar que habita; estudiando a la comunidad a través de la información que nos da cuenta de la forma como se relacionan diferentes hechos culturales; buscando en las razones por las cuales se efectúan determinadas prácticas, y no en las prácticas mismas las respuestas al comportamiento. Así que la aplicación de teorías, como las propuestas por Goffman (1992), para el estudio de las estrategias de adaptación en las "instituciones totales"; de García (1992) y Sánchez (1992) para la "territorialidad" vista no sólo con base en el conflicto, sino también como espacios de cohesión social; de Genovés (1991) en investigaciones sobre la violencia, y de Germani (1980) en cuanto al estudio de la marginalidad: han sido las líneas de investigación que permiten entender y explicar a la subcultura carcelaria como una práctica social, donde la toma de decisiones y los elementos culturales que inciden sobre el comportamiento, no responden a una supuesta solidaridad grupal, sino al interés propio, ya que este tipo de prácticas busca la resolución de problemas específicos, y respecto a esta cárcel, éstas se hallan en función de la seguridad. El basar la investigación en el estudio de estrategias de adaptación, permite pasar de la descripción a la explicación de los fenómenos, con lo que el trabajo adquiere fiabilidad y puede ser replicable.
Enigmáticas para muchos, inexistentes para otros, realidad apabullante para los que las habitan y de recuerdo brutal para quienes han tenido la desgracia de ser confinados ahí, las Islas Marías son prisión con "muros de agua", como las llamara José Revueltas:
Pero ¿qué son las Islas Marías? ¿quién sabe nada de ellas? Las Islas Marías son a lo más, una idea, un concepto, nunca un lugar situado en el tiempo y en el espacio. Acaso una playa de arena hirviendo, blanca, sin color, donde el sol bebe tierra. Alguna tierra de hombres vencidos cuyas cabezas se inclinan sobre el tiempo, abarcando en los brazos, sin contener toda la condena. ¿qué pueden ser las Islas? No una tierra sino un gesto; escena pura, drama monstruosamente simple y apagado, sin recurso hacia la vida, como un golpe pequeño y débil que se diera en lo más hondo del mar. Algo lejano y amarillo, sin referencia. Qué podrían ser esos tres cuerpos que en el mapa, con látigos sutiles, están envueltos en las líneas con que los geógrafos y navegantes figuran corrientes marinas.2
II. HISTORIA
Las Islas Marías fueron disputadas por Hernán Cortés y Nuño de Guzmán, quienes reclamaron para sí no sólo el descubrimiento, sino la posesión. Las Islas Marías fueron descubiertas en el siglo XVI por Diego García Colio y Juan de Villagómez a finales de 1526 ó a principios de 1527. De su descubrimiento nos da cuenta José López Portillo, y Juan de Dios Bojórquez reproduce esto en su libro María Madre, del archipiélago Islas Marías del Océano Pacífico publicado en 1937, donde se dice que en esta fecha Francisco Cortés de San Buenaventura, sobrino del conquistador, quién había sido enviado por su tío como gobernador de Colima, había enviado una expedición de conquista rumbo al norte; la expedición, al regresar por la zona montañosa junto a la costa, en una mañana que no se ha podido establecer, Diego García de Colio y Juan de Villagómez descubrieron en el mar los picos de unas islas. "Francisco Cortés, que al parecer era hombre de poco empuje, se limitó a consignar el descubrimiento y no ordenó después exploración ninguna" (Piña, 1970: 11).
En otro documento fechado el 18 de enero de 1531 y que forma parte de Papeles de la Nueva España, recopilado por Francisco del Paso y Troncoso, se narra cómo Nuño de Guzmán ordena a Francisco Verdugo que prepare dos bergantines para que Andrés Núñez explorara las islas recién descubiertas por Gonzalo López, quién había sido enviado por el mismo Nuño de Guzmán a la conquista y pacificación de las provincias de Zacualpan, Jalisco y Ahuacatlán en la costa del mar del sur (Piña, 1970: 12). Las órdenes de Nuño de Guzmán no pueden ser ejecutadas por Francisco Verdugo, ya que la Audiencia había ordenado que los dos bergantines le fueran entregados a Hernán Cortés.
No se tienen datos que muestren la posesión de las islas por Hernán Cortés o Nuño de Guzmán, y de poco sirvieron los reclamos, pues las islas no fueron aprovechadas sino hasta al siglo XIX.
Las Islas Marías han navegado en un mar de trámites, por los distintos propietarios que han tenido. El señor Vicente Álvarez de la Rosa se las rentó al gobernador de la nación en octubre de 1857. El 12 de febrero de 1872 se las quitaron por incumplimiento del contrato. El 5 de mayo del mismo año le fueron dadas en propiedad al señor José López Uranga quién las había solicitado en recompensa de sus servicios; pero al servir éste al imperio,3 le fueron confiscadas, sólo que el astuto López Uranga, se acogió a la ley de amnistía dictada por Juárez el 14 de octubre de 1870 y en agosto de 1878 se las devolvieron; éste las vendió en junio de 1879 al señor Manuel Carpena en 45 mil pesos, quien inicia la explotación de las islas, trabajando las salinas y sacando maderas preciosas. En enero de 1905, la viuda del señor Carpena, la señora Gila Azcona, las vendió al gobierno federal en 150 mil pesos. Y el 12 de mayo de 1905, por decreto del presidente Porfirio Díaz, las Islas Marías se destinan al establecimiento de una colonia penal.
Actualmente es un lugar en el que se confina a presos provenientes de muy diversos penales, con la idea de crear una colonia en la cual se reproduzcan las condiciones de vida que podrían tener en la libertad, es por eso que se permite que en este lugar vivan los presos junto con su familia, lo que si bien suaviza la vida al interior de este penal, no por eso deja de ser un lugar violento; sobre todo en los campamentos más alejados de Balleto, campamento en el que se encuentra la parte mejor urbanizada de la colonia penal y la instalación de las oficinas administrativas. En los campamentos más aislados, y sobre todo en los campamentos de castigo, la violencia está a flor y en cualquier momento surgen hechos brutales.
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