LO TRIVIAL AL PLANEAR UNA CLASE DE MATEMATICAS
ixxe5 de Julio de 2013
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LO TRIVIAL AL PLANEAR UNA CLASE DE MATEMATICAS
Rodolfo Méndez Balderas.
Se ha podido observar el olvido, por parte de los profesores, de ciertas cosas que aparentemente son triviales en la planeación del trabajo docente. Algunos de los cuestionamientos que cada docente debiera hacerse en la planeación de su trabajo cotidiano.
¿Qué voy a enseñar?
Al elegir un tema lo hacemos dentro de un contexto y este es el programa que, a su vez, se encuentra incluido en un plan de estudios. Al inicio del ciclo escolar, cada maestro determina el programa mínimo que le permitirá dar cumplimiento a los objetivos. Se tienen que tomar en cuenta algunos otros aspectos como el tiempo disponible, el nivel del grupo, así como sus limitaciones.
Del programa mínimo se seleccionara el tema de este se considera los antecedentes se define también el alcance que tiene y como se relaciona con los demás temas del programa y áreas del grado.
¿Qué tanto sé del tema?
El docente debe tener muy claro lo que enseña y cuales son los alcances del tema. Pocas veces el docente se detiene a considerar que seguramente será el quien ponga las bases de la formalización del conocimiento matemático y que si este no se construye adecuadamente es seguro que se le esta complicando al niño los posteriores acercamientos al conocimiento en cuestión.
Es indispensable tener cierto dominio. Esto implica como es posible llegar a él, en donde se aplica y hacia donde apunta la intención de introducirlo en el programa.
¿A quien le voy a enseñar?
Las características o posibilidades de quien va a ser enseñado deben estar presentes. Se debe tener firmes conocimientos que se considera permiten entender al sujeto a quien dirigirá su actividad, aunque a esas teorías cada sujeto se inclina de acuerdo a su particular ideología y según lo permita la relativa independencia que posee en el aula.
Algunas corrientes cognoscitivistas reconocen que existen varias etapas en el desarrollo intelectual del niño que implican diferentes niveles de abstracción. Si no se cumple con el requisito de conocer al sujeto que aprende y no se preocupa por afirmar el conocimiento de estas teorías, lo mas seguro es que caiga en desesperación al no poder explicarse por qué los alumnos no entienden y no aprenden, terminando por darles calificativos en sentido peyorativo.
¿Para que se aprende?
Pero se puede decir que la mayor inclinación por algún concepto encuentra su raíz en conceptos más profundos de sociedad y hombre. Contestando esta pregunta se definen los propósitos del curso y el tipo de matemáticas que va a enseñar. Puede ser del tipo mecanicista, o bien, una matemática en la que los conceptos más sencillos se construyan a partir de las etapas que el niño tiene en su desarrollo.
Aunque el problema de los fines no se aborda, es evidente que están presentes al optarse por alguna corriente de aprendizaje, ya que ella esta socialmente determinada.
¿Cómo va a aprender?
Plantear una situación didáctica también va mucho más allá del pensar cuales recursos voy a utilizar en un determinado momento. De la forma en que se escoja. Aparentemente podría dar lo mismo una forma de preguntarse que otra; sin embargo, aquí la forma es fondo, porque, como ya lo hemos visto, detrás se encuentra conceptos e ideologías mas profundas que no son consientes, los cuales se tienen que identificar y reconocer para llegar a los objetivos se han propuesto.
Bergson encuentra tres tipos ideales con los que es posible comparar desde el punto de vista del trabajo docente, el vínculo maestro-grupo: el primero es el que se refiere al vínculo de dirección donde la relación maestro-alumno se centra directamente en las iniciativas del maestro que es quien asume el liderazgo. Segundo esta constituido por el vínculo analítico
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