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LOS TITERES HISTORIA ,IMPORTANCIA Y FUNDAMENTOS

omayrak26 de Febrero de 2015

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Introducción

El presente trabajo ha sido realizado para a todos aquellos que le interesan el desarrollo de un taller de títeres.

Nos trata de brindar la explicación del concepto, objetivos, fundamentos y la historia de los títeres para que pueda utilizar a los títeres como una medio de expresión, comunicación y juego, recuperando el valor en sí mismo de las producciones creativas de los niños. Las actividades dramáticas en la etapa preescolar es un medio muy eficaz para reforzar un sentido humanitario del niño, en su relación con los demás niños.

Con el fin de que el niño pueda realizar una pequeña obra solo o con ayuda y de ese modo pueda desarrollar sus capacidades intelectuales, psicomotora y de coordinación pero lo más importante que se divierta, juegue y comparta con amigos, sus familiares y comunidad

Esperamos que se sienta satisfecho por el trabajo que hemos realizado.

Etimología

La palabra “títere” es de origen incierto. Don Vicente García de Diego cree que viene del francés “titre”. Don Joan Corominas duda de esta etimología, que propuso Figueredo para la palabra equivalente portuguesa, sin mayores explicaciones. La deja, pues, como de origen incierto y recuerda que en catalán hay “titella” y en provenzal “tite”. Podría añadirse que en salmantino existen “títare” y “titaratero”

Antes de ser “títere”, la palabra francesa “marionnette”, que el castellano importo, correspondía en la Edad media a las figurillas de madera o de yeso de la Virgen Maria, llamadas “mariettes” o “marionetas” ,que solían colocarse en nichos en las fachadas de las casas.

DEFINICION DE TITERES

Son considerados muñecos con aspecto humano o de animales, que al accionarse con los dedos y las manos, cobran vida y con la simulación de la voz, parecieran hablar.

Son un medio didáctico de extraordinario valor que educa y entretienen a los niños.

Resumiendo, un títere es un objeto de comunicación -con apariencia humana o no-, que está manipulado por una o varias personas que le dan movimiento y carácter, y que tiene una función dramática.

OBJETIVOS

Estimular la capacidad de atención y comprensión mediante historias contadas sencillamente, (música, colores, bailes) construir y jugar con títeres ayuda a estimular la creatividad, abrir un mundo para la expresión y la comunicación; títere y niño serán uno solo, el infante le otorgará vida propia en base a sus vivencias.

Promover una adecuada autoestima y la confianza en sí mismo.

Ejercitar la habilidad de expresar y comunicar las opiniones, ideas y sentimientos.

Ejercer de modo responsable grados crecientes de libertad y autonomía personal.

Ampliar su vocabulario.

Historia de los títeres

PERU:

Los títeres en el Perú, se afirma, tuvieron su origen desde antes de la época de los INCAS. en historias muy completas se menciona en América a México y Perú, como los representantes más antiguos de éste arte.

Según la afirmación popular, antes de los Incas, los ANARAKOS, pobladores muy antiguos que vivían dispersos por los campos, sin construir ciudades," sólo se reunían para celebrar sus fiestas y llevaban entonces sus muñecos para hacerles bailar y alegrarse". Sin embargo, no existen pruebas concretas y absolutas de esta afirmación y ni antropólogos, ni historiadores, se pronuncian al respecto. Pero, si consideramos que el títere es una máscara animada por un hombre, el Perú ha tenido expresiones en el "orden mágico-religioso" en cada cultura anterior a la de los Incas. También se podría considerar, como antecesores de los títeres a los poco conocidos CUCHIMILCOS, pequeñas figurillas en barro que se encuentra, aún hoy, como restos de la Cultura CHANCAY en las tumbas de los niños.

También a perfectas muñecas, realizadas en fibras y lanas coloreadas. De esta misma época datan bellos muñecos gigantes que sin tener una aplicación propiamente titiritesca, fueron elementos importantes en los ritos mágico-religiosos. Como restos de aquellos muñecos podemos encontrar hoy en los campos de la sierra a los MANSHACHES, espantajos, plantados en garrochas entre los sembríos.

En el Perú, como en el resto de América, la llegada de los Españoles abre una nueva etapa de esta actividad. En la Colonia, durante el siglo VII, se hizo célebre doña Leonor de Gondomar a quién el Virrey de la Monclova autorizó sus espectáculos. En 1630 se daban en Lima espectáculos en los Claustros de San Francisco y ya en el siglo XVIII, los títeres constituían un espectáculo netamente popular, con carácter de crítica de costumbres, situación política, etc.

Muestras importantes de estas épocas las podemos encontrar en el Cuzco y Lima. En Cuzco sede del Imperio Incaico, el último heredero de La vieja tradición popular José Gabriel Velazco, portero de la Universidad San Antonio Abad, desde 1939 hasta hace algunos años ofrecía espectáculos de títeres en las fiestas religiosas de La Santa Cruz, de La Virgen María, de la Natividad en una amalgama de lo autóctono y español, para "alegrar la fiesta".

Pequeños títeres a hilos, hechos rústicamente de yeso, pero manejados con habilidad y gracia repetían innumerables danzas indígenas: bailaban los CHUKCHOS, pandillas de afectados por el paludismo de las tierras calientes, bailaban temblando, imitando las convulsiones de la enfermedad. Los médicos danzando para calmarlos les pegaban con almohadas y les clavaban jeringas; bailaban los MAJEÑOS, arrieros que traían el vino de Majes, borrachos y con una botella en la mano. Otra comparsa de muñecos representaba la adoración al Sol, inspirándose sin duda en la fiesta del INTI RAYMI que hasta hoy se celebra en Cuzco. Los únicos muñecos habladores eran los SIKILAS, abogados, jueces, empingorotados, narigones con altos sombreros de copa y levita. Dos abogados y dos lugartenientes, son los personajes. Uno de ellos lleva un libro en el que aparentemente están las leyes absurdas del país. En un momento de la danza, los abogados acusan a alguno de los espectadores de haber cometido un crimen, generalmente algo ridículo y simplón, entonces se entabla la disputa, la defensa a la sentencia del culpable, entre el público y los títeres.

Hoy en día, sólo queda como rezago de esta tradición la celebración de la fiesta CRUZ-VELAKUY, donde asisten, no únicamente los bailarines humanos, sino los títeres, ya sin mucho ingenio ni creatividad.

En Lima los títeres tuvieron una significación de crítica de costumbres y retrato de personajes, a veces muy exactos, que aprovechaban toda ocasión para hacer sátiras y burlas. En el siglo XIX destacó un personaje casi genial, Manuel Valdivieso, conocido como Ño Valdivieso. Un joven inteligente, aunque ignorante, mulato alto y delgado, gracioso por naturaleza, talabartero de oficio que hizo la delicia de muchas generaciones de niños.

Creó tipos nacionales y farsas originales de verdadero mérito. Con gran amor y paciencia se propuso obtener una técnica adecuada, haciendo él mismo sus muñecos y encontrando manera de animarlos con cañas e hilos. Creó así personajes, como Don Silverio, Mamá Gerundia, Orejoncito, Chocolatito, copia de los vecinos del barrio. Llegó así a tener más de trescientos personajes, con todos los vecinos del barrio. Con ellos hizo sus farsas perfectas que empezaron por divertir en los corralones y casas de la vecindad, luego en funciones públicas en el entonces muy conocido salón CAPELLA ,muy vistas, tanto por niños como por adultos, para gozar de los personajes y de las ocurrencias.

Don Silverio de gran tarro y pantalones claros, de larga levita y voz aguardentosa, eterno descontento, buen bebedor y salvador de la Patria con palabras. Estaba también Mamá Gerundia, gorda y ostentosa, chismosa y amante de las ropas perfumadas, regañona y en perpetuo pleito con Don Silverio. Estaba Porotito, zambito mezcla de pícaro, engreído y afeminado. Chocolatito, gracioso y ocurrente, etc. No contento Ño Valdivieso con sus farsas llenas de críticas sociales y más diestro en la técnica de los títeres, hizo ciertas obras de gran espectáculo, como EL COMBATE DEL 2 DE MAYO que llenaba de admiración pese a las deficiencias, teniendo en cuenta la pobreza y la falta de instrucción de Ño Valdivieso, no podían ser mejores. También estaba la corrida de toros en la que el perdedor cómico era el torero; y el circo con su infaltable maromero que encantaba con sus saltos y que llevaba al colmo de la admiración cuando se quedaba sin cabeza y comenzaba a jugar con ella en sus pies.

La fama de Ño Valdivieso se extendió a los barrios elegantes de Lima que comenzaron a solicitar sus servicios, pero con la expresa condición de que moderase su lenguaje y dejara de hacer barbaridades; concurría entonces Valdivieso a las fiestas de cumpleaños y su comportamiento no siempre era muy recatado. Nunca pudo ocultar lo que en verdad era su gracia y criollismo. Encontrando formas para expresarlos con públicos diferentes. Solía añadir, a veces, el sarcasmo a la burla y poner en aprietos al que divertía. En cierta ocasión en que fuera invitado a la limeña Quinta de Villacampa le indicaron que no hiciera sus acostumbradas barbaridades. Ño Valdivieso protestó porque se lo considerara incapaz de saber sus deberes. Pero inmediatamente, cuando Don Silverio hizo su aparición, bebido y renegón en un ademán claro y evidente, después de una ligera

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