LOS VALORES Y ANTIVALORES EN LAS RELACIONES HUMANAS.

LOS VALORES Y ANTIVALORES EN LAS RELACIONES HUMANAS.

Los valores influyen decisivamente

en nuestra existencia;

son nuestra autodefinición como personas

ocupa el primer lugar en nuestra escala de prioridades,

ya que constituyen

la más querida y preciada pertenencia;

guían todas las decisiones que tomamos

y configuran la naturaleza misma de nuestro ser. (CURWIN, 1989)

 Valores y Antivalores

Los seres humanos nos caracterizamos por desarrollarnos, educarnos y formarnos socialmente, por estar en constante relación con los demás, por interactuar una y otra vez con diversas personas; y es precisamente la forma en la que llevemos a cabo nuestras relaciones humanas las que nos definen como personas pues dentro de estas relaciones están inmersas ideas, decisiones, reacciones, actitudes; que nos permite a cada momento reflejar y poner en practica nuestros valores pero también nuestros antivalores. Dichos valores o antivalores son determinantes en nuestro proceder y por tanto, dan sentido y rumbo a nuestras vidas como personas pero también como sociedad.

Al hablar de valores, se hace referencia a todo aquello que favorece la convivencia del hombre, a su realización como ser humano y a su superación personal, pues el hombre se deja guiar y procede conforme a sus valores.

Los valores son practicados por las personas en primera instancia desde la infancia con la ayuda de la familia; pues desde que el sujeto nace, son los padres quienes en un principio transmiten los valores con sus enseñanzas, actitudes y ejemplos; de esta forma, los niños los van haciendo parte de su vida.

En la medida en que el hombre se va desarrollando y va creciendo, conoce más gente, va socializando y acumulando experiencias a lo largo de su vida que lo hacen comenzar a adoptar y apropiarse de sus valores hasta llegar a obtener su personalidad y su identidad; y así “autodefinirse” como persona como diría (CURWIN, 1989).

Pero ¿qué son los valores? Hasta la fecha, no existe una definición única y concreta de lo que son los valores, pero hay diversos autores que hablan sobre el tema. Es necesario recordar que sin sujeto no hay valor, es decir, “los valores no existen por sí mismos, al menos en este mundo: necesitan un depositario en que descansar” (FRONDIZI, 1995) Para que un valor sea considerado como tal, se requiere que el primero sea apreciado por alguien, es decir, valorado por el hombre, el cual es el depositario; el mundo del valor es constituido por el hombre, pues este quien le da importancia.

Cuando el hombre aprecia algo, es porque le agrada, porque lo hace sentir bien y porque lo quiere hacer parte de él. Así como sucede con los valores, son elegidos libre e individualmente entre varias opciones a través de un gran proceso de constante socialización al que inevitablemente está expuesto el hombre y el cual conlleva actitudes, ideas, costumbres, etc., de esta forma, los valores son expresados de manera practica en los comportamientos.

Según (MOLEIRO, 2001) Las cosas no son valiosas por sí mismas, sino que tienen el valor que nosotros les damos y, por eso cada persona tiene su propia escala de valores. Asimismo, específica, que no todos nos comportamos igual ante las vivencias y los problemas de la vida; según los valores a los que les damos prioridad, le damos sentido a lo que hacemos.

Los valores se inculcan y se transmiten más fuertemente durante la infancia, pero una vez que el hombre comienza a ser independiente en sus elecciones, puede modificar lo que ya posee e incluso incorporar los que él prefiera; es decir,

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